Mis libros

martes, 15 de octubre de 2013

Mi bandera, nuestra bandera, la vieja bandera de los luchadores por la libertad



El partido podrido todavía se llamaba AP
Hoy hace un año que Eco Republicano publicó mi primer escrito, siendo publicado días después en Unidad Cívica por la República, era un escrito dedicado a mi madre y a la bandera de la República, un escrito emocionado, lleno de sentimiento, que redacte tras encontrarme por casualidad dos fotos de aquellos tiempos en que la bandera de la República no se veía en las manifestaciones a causa de la renuncia del PsoE y el PcE a la misma,  un acatamiento vergonzante que trajo consigo las consecuencias que hoy estamos pagando.   



   Pocos éramos quienes enarbolábamos la bandera de la libertad, de la República, en aquellos años de multitudinarias manifestaciones obreras, aquellos primeros de mayo con muchas banderas rojas, sindicales, pero nula presencia de banderas del pueblo, nulo recuerdo de los luchadores de la libertad, especialmente empeño en esa ausencia la ponía el servicio de orden del PCE, “el camarada Santiago Carrillo así lo quiere”, obligando a guardar la enseña de la IIª República, la bandera por la que lucharon nuestros padres y abuelos. Mi madre me enseño desde mis primeros años  que la bandera del aguilucho no era la bandera por la que mi abuelo había estado preso, que no era la bandera por la que lucho mi padre, que no era la bandera del pueblo, que mi bandera  que representaba los tres colores de la libertad en España tenía un tercer color, el color de mi tierra, de Castilla.  Le pedí a mi madre que me cosiese una, pero ella ya no estaba para esos trotes y sus ojos con cataratas menos, aunque sí estaba para acudir a todas las manifestaciones, y estaba coja, así que  fui buscando mi bandera  por todos lados, en todos los comercios de Valencia, cuando por fin la encontré en los ya desaparecidos Almacenes España,  a escondidas me la vendieron por mil pesetas, cuando la rojigualda o la cuatribarrada costaban menos de la mitad.   Durante al menos tres años la estuve sacando sin escudo, unos  años después, 1983,  unas magistrales manos bordaron el escudo constitucional de la República.   

En Valencia, durante varios años la única bandera republicana que se veía en las manifestaciones era la mía, por mi tozudez, pero sobre todo porque llevaba dos guardaespaldas que causaban respeto, mi madre y mi tío, ambos ya ancianos pero con las ideas muy claras, mientras que quienes intentaban que la guardase carecían de argumentos y ni ellos mismos creían en sus consignas.



Ese escrito, no me atrevo a llamar artículos a lo que escribo, como todos surgió del sentimiento y de la convicción de que España no sólo mañana será republicana, sino de que es una necesidad, un deber, luchar y actuar para que así sea. Ese escrito dedicado a mi madre y a nuestra bandera, es también un homenaje a aquellos que durante los grises años de la dictadura mantuvieron viva la llama del ideal republicano, como mi madre, mi padre, mi abuelo, mi tío y tantos españoles que hubieron de sufrir en silencio la humillación de ver morir al sanguinario dictador en su cama,  dejando un heredero, un atado y bien atado. Un nudo que todavía 38 años después no hemos logrado deshacer, tal vez porque nos falta el tesón y la convicción que tuvieron ellos.

Hoy el movimiento republicano está vivo, está desarrollándose, pero le falta todavía mucho a pesar del empeño que ponen los herederos de la dictadura en hacernos ver que el actual sistema político nada tiene que ver con lo que debería ser una democracia, que es un apéndice de la dictadura, que honra institucionalmente a los muertos de un bando y mantiene monumentos fascistas con dinero público, mientras que intenta que quienes defendieron la libertad, la legalidad continúen en fosas comunes, en las cunetas, en el túnel del olvido.

Es necesaria la unión y la toma de conciencia de la necesidad de recobrar la legalidad usurpada por un genocida y cedida a una estirpe que representa lo peor de la historia de España, la dinastía borbónica.



No hay comentarios:

Publicar un comentario