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miércoles, 9 de octubre de 2013

¡Que vienen los fascistas!


Molino de Pinarejo antes de ser reconstruido.

Al encontrarme dos fotografías de la Guerra Civil, en las cuales aparecen unos milicianos junto a un molino que coincide con el viejo molino de Pinarejo.  Guerra Civil que llego después del criminal golpe de Estado de unos militares traidores a la patria, me ha venido a la cabeza hechos que me contó mi madre, suelo ser muy reacio a escribir cosas de aquellos tiempos, pero esto tiene su no sé qué.

¿Molino de Pinarejo?
Pinarejo, fue un pueblo muy dividido ideológicamente, aunque con mayoría de izquierdas, algo que se puso de manifiesto en las primeras y segundas elecciones municipales de la presunta transición a la democracia, teniendo Pinarejo el honor de ser uno de los pocos pueblos con alcalde comunista de la provincia de Cuenca durante dos legislaturas, para tras una legislatura del PP, pasar a manos del PsoE hasta el día de hoy.


Cuenta mi madre que constantemente había miedo que llegasen los fascistas, más de uno escuchaba las criminales alocuciones del patibulario Queipo de Llano, que tantas muertes provocaron tanto en una retaguardia como en la otra. En Pinarejo no hubo muertes durante el periodo de la guerra, al contrario se evitaron muchas, por ejemplo los milicianos de Pinarejo fueron a Villar de la Encina en busca del cura, que era de Pinarejo,  no para matarlo sino para evitar que pudiesen matarlo.  A las gentes de derechas las desarmaron e inicialmente las encerraron en la iglesia del pueblo, luego cada uno volvió a su casa, y las más proclives a sufrir represalias, fueron puestos bajo la protección de personas afines al Frente Popular, incluso un dirigente de la UGT, se desvinculó del sindicato socialista, para formar la CNT, a la cual se afiliaron la mayoría  de las personas de derechas del pueblo.  Todo ello evito que en Pinarejo hubiese muertes innecesarias, lo cual no remedió que una vez conseguida la victoria el bando fascista sobre el gobierno legal de la República, los pinarejeros represaliados fuesen numerosos, incluido mi padre que tuvo el coraje junto con otro paisano de saltar del camión donde les llevaban presos, terminando ambos finalmente avalados, aunque no gratis.
¿Milicianas de Pinarejo?


Casi al final de la guerra, el miedo aumentaba, cada día se veía más cerca el peligro de que los fascistas llegasen de un momento a otro, desde lo alto del cerro del molino, o desde el mismo molino se vigilaban carreteras y caminos, el miedo a las represalias era grande, tenían miedo los de izquierdas y los de derechas, ahora de la CNT, aunque algunos comenzaban a hacerse los valientes, todos los hombres jóvenes estaban en el frente, quedando los viejos, mujeres y viejos en el pueblo, poca gente para defenderlo.  El sobrevuelo constante de aviones fascistas por los cielos manchegos, saber que estaban cerca y un aviso de que llegaban hizo que al grito “¡Que vienen los fascistas!” muchos de los habitantes de Pinarejo, buscasen  protección divina o santoral, cogieron todas las estatuas de la iglesia y las pusieron de vigías  en los puntos más altos del pueblo con un fusil cada uno para que pareciesen milicianos.  Desgraciadamente los nuevos “milicianos” no evitaron que finalmente entrasen los fascistas y saliesen presos muchos pinarejeros y algunos muriesen en las cárceles de Uclés o Cuenca.

Desgraciadamente las consecuencias de aquel golpe de Estado criminal las seguimos padeciendo 77 años después, con los herederos políticos del genocida y con su heredero, a título de rey,como soberano inviolable y usurpador de la soberanía nacional, con crueles y criminales acciones gubernamentales que no es necesario gritar: ¡Que vienen los fascistas! porque realmente están todavía aquí, llegaron para quedarse y 77 años después no hemos logrado echarlos, entre otras cosas por la complicidad de partidos que lucharon también por la República y la libertad y que ahora rinden vasallaje bacinesco al heredero del dictador.
¡Que vienen los fascistas! Todavía están aquí.

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