Ya llevo más de nueve meses parado, he pasado por varias
etapas, de impotencia, de mil preguntas, ¿Por qué yo? ¿Tal vez debí callar en
su momento? ¿No debería haber dado la cara para que me la partieran? Son muchas
preguntas que otros millones de compañeros se han hecho, mi situación dentro
del mundo de los desempleados es de privilegio, no lo voy a negar, aunque he
sentido momentos de angustia, me he sentido asfixiado, he soportado la hipocresía
y la prepotencia de algunos que todavía conservan su puesto… Mi forma de ser ha
evitado que el desánimo, la depresión se apoderen de mí, aunque hay muchos días
que estoy a punto de fracasar en mi empeño por mantener mi espíritu en alto,
afortunadamente cuando peor estoy busco consuelo en mis aficiones, en mis
sueños, en ver a mis hijos crecer, en la lectura, en la escritura que tantos
momentos dulces y emocionantes me ha dado este último año, en la rabia y las
ganas de luchar por un mundo más justo, donde los ladrones estén donde se
merecen y no actuando cual sanguijuelas del pueblo, decidiendo criminalmente
sobre sus destinos, apretó los puños, me entra la rabia y golpeo el teclado, o
salgo a la calle, me convierto en conspirador, sabiendo que es la única salida
que tenemos para salir adelante, la lucha contra los criminales que están
acabando con las esperanzas y las ilusiones del pueblo.
Sí, yo soy un privilegiado, noto como el dolor se me agarra
al pecho cuando veo a alguien rebuscando en la basura, yo todavía puedo comprar
lo que mis hijos necesitan, he renunciado a mi vino preferido y me estoy
acostumbrando a comer a veces con agua, pero me sangra y desgarra el corazón saber
que son muchos quienes no les pueden dar ni leche a sus hijos.
Soy un privilegiado, todavía me queda año y medio de
subsidio, mis hijos todavía pueden ejercer su derecho a estudiar, aunque un imbécil
me criticase porque mi hijo, que tiene gran talento, fuese a una academia de
pintura y a una de inglés, cuando según él, debería recortar en todo aquello que
no fuese imprescindible, no considerando el imbécil imprescindible que mi hijo
estudiase fuera del horario escolar, sí yo todavía puedo permitirme ese “lujo”,
pero me hierve la sangre cuando me
entero muchos días de otros que han tenido que elegir entre comer o que sus
hijos estudiasen.
Sí, soy un privilegiado, no fumo, no bebo y además estoy muy
sano, así como mi familia, y poco o nada me afecta el criminal repago de los
medicamentos, como la última criminal medida contra los enfermos que tienen la
desgracia de estarlo y necesitan recetas hospitalarias, o necesitan transporte
hospitalario, que muchos renunciaran a esos medicamentos para que sus hijos
puedan comer, o ellos mismos en muchos casos, mientras las empresas afines a
quienes nos gobiernan hacen suculentos negocios a costa de la salud de los
ciudadanos.
Sí, soy un desempleado privilegiado, tengo pagada mi casa, y
por tanto no corro el riego de que unos delincuentes de traje y corbata, con la
complicidad de las autoridades monárquicas me la roben, pero he caminado por
muchas calles en las que me he encontrado personas durmiendo bajo los portales.
Soy un desempleado privilegiado, pero no me olvido de quien
soy, que tengo presente de dónde vengo, que las abarcas de mi padre me ayudan a
caminar hacia adelante, a no rendirme aunque cada día que pasa estoy más
agobiado por no encontrar trabajo, por saber que o acabamos con esta situación
o esta gentuza acaba con nosotros, pero de momento no veo derrumbarse los muros
, no veo que la claridad se expanda como el aceite y me siento impotente, y eso
en mi situación es un lujo que de ninguna manera puedo permitirme. De ninguna
manera podemos permitírnoslo porque entonces seriamos cómplices de nuestros
verdugos.
Necesito trabajar, necesitamos trabajar es nuestro derecho y obligación, lo dice la constitución y si la constitución no reconoce y ampara nuestros derechos y no nos protege contra los delincuentes y parásitos y sin embargo a ellos si les protege es porque de Constitución democrática tiene lo mismo que yo de obispo de Roma, por tanto debe ser remplazada por una que realmente sirva al pueblo y no a sus verdugos.
Publicado también en :
Unidad Cívica por la República
Necesito trabajar, necesitamos trabajar es nuestro derecho y obligación, lo dice la constitución y si la constitución no reconoce y ampara nuestros derechos y no nos protege contra los delincuentes y parásitos y sin embargo a ellos si les protege es porque de Constitución democrática tiene lo mismo que yo de obispo de Roma, por tanto debe ser remplazada por una que realmente sirva al pueblo y no a sus verdugos.
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