La carta de Blanca Brisac Vázquez a
su hijo
Blanca Brisac Vázquez, era la mayor de las trece
jóvenes asesinadas el 5 de agosto de 1939, conocidas como las Trece Rosas. No
era militante de ningún partido político, es más era católica y votante de
la derecha. De profesión pianista, fue detenida por relacionarse con un músico
perteneciente al Partido Comunista. En la madrugada del 5 de agosto de 1939
escribió una carta a su hijo que le fue entregada a su familia (todos de
derechas) 16 años después.
Esa carta aún se conserva y es esta:
Querido, muy querido hijo de mi alma,
En estos últimos momentos tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito
de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que
fueron sus padres. Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo
hijo, no me recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy.
Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo
sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y
que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca.
Las personas buenas no guardan rencor y tú tienes que ser un hombre bueno,
trabajador. Sigue el ejemplo de tu papachín. ¿Verdad, hijo, que en mi última
hora me lo prometes? Quédate con mi adorada Cuca y sé siempre para ella y mis
hermanas un hijo. El día de mañana, vela por ellas cuando sean viejitas. Hazte
el deber de velar por ellas cuando seas un hombre. No te digo más. Tu padre y
yo vamos a la muerte orgullosos. No sé si tu padre habrá confesado y comulgado,
pues no le veré hasta mi presencia ante el piquete. Yo sí lo he hecho.
Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan
hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me
la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo
que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe después de una
infinidad de besos el beso eterno de tu madre.
Blanca Brisac