
El gobierno legitimo de la República, para evitar la destrucción de los principales monumentos de Madrid, los protegió del mejor modo que pudo, a base de ladrillos, arena y sacos, haciendo alrededor de los mismos auténticos monumentos, después del uno de abril, después de aquel parte de guerra que resonó, golpeando como martillos en el cerebro de los perdedores durante muchos años: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Quienes intentaron y lograron salvar los monumentos o estaba en la cárcel, habían muerto en la guerra, habían sido asesinados ante un pelotón fascista o huido al extranjero. La falta de perjuicios de los dueños de de los destinos de España, les llevo a utilizar mano de obra infantil en muchos casos para desenterrar aquellos monumentos, en ocasiones disfrazándolo de juego, pero en realidad no lo era. Más cuando muchos eran hijos de los vencidos, eran hijos cautivos,desarmados y sin esperanza en una España gris. El ver esta foto, llena de tristeza me ha inspirado este triste relato: