Niños mendigos(Rafael Serrano Muñoz |
Primero les hicieron creer que era posible ser dueños de su
destino, con su trabajo, con su propia casa, su computadora con acceso a
internet, el utilitario en el garaje y en algunos casos el apartamento en la
playa, ellos lo creyeron. Tenían un trabajo
más o menos estable y España iba bien, al menos eso les hicieron creer.
En realidad estaba tejiendo una tela de araña, y la araña
era más venenosa que la más venenosa de las tarántulas.
Los miserables, los sinvergüenzas y especuladores, cuando
vieron que los tenían presos como indefensas moscas en la tela de araña, los
tiraron del trabajo, para quedarse con su casa, con su computadora, su
utilitario y si tenían apartamento en la playa, también se lo quedaron. Les
robaron todo, los dejaron en la calle.
Y cuando ya no tenían que robarles, recobraron el espíritu de
un siniestro personaje, y decidieron que la calle a la que les habían echado
aquellos miserables, les pertenecía, también se la querían robar y prohibir
pisarla, dormir bajo las estrellas o en los cajeros automáticos.