El oso Yogui es un oso ladronzuelo del parque de “Jellystone”, que el día que no ha podido
robar la cartera, perdón la cesta, da por perdido el día. Pone tanta
pasión en robar la cartera, perdón la comida, que cuando no puede robar a los
pobres, perdón a los turistas, le llega la nostalgia por aquellos tiempos en
que podía hacerlo a manos llenas. Este oso sinvergüenza ni ética, roba por ambición ¿qué estaría
pensando yo? Este oso simpático, roba por la necesidad de comida, también por cleptomanía, eso
sí, siempre a los pobres… ¡Qué manía, copón!
El oso Yogui debería estar en la cárcel, perdón, en una
jaula, desde hace mucho tiempo, por ser un ladronzuelo sinvergüenza, por suerte para
él, tiene grandes amigos, muy poderosos, como el tontaina de Bubu, que a lo tonto
a lo tonto siempre le libra de las rejas de prisión, perdón, de la jaula.
Bubu, vive a cuerpo de rey, comprende muy bien a Yogui, y le muestra su solidaridad cuando lo pillan con las manos en la masa.
Bubu se indigna cuando los periodistas descubren que Yogui es un vulgar
ladronzuelo, no se indigna porque Yogui sea un ratero sinvergüenza y especulador sin ética, sino porque han
dado los periodistas la noticia de que lo es. Bubu no cuestiona a Yogui, a este Yogui, (no el simpático
oso Yogui que tanto me hacía reír en mis tardes infantiles) . No, no cuestiona al Yogui que tiene multitud de causas pendientes con la justicia por ser un vulgar
ladrón de guante blanco. Porque para Bubu, los robados somos “merde”. Bubu sabe idiomas y sabe que en francés
mierda suena más fino, lo que ignora es que huele igual de nauseabundo, a huevo
cocido podrido. Y tal vez Bubu tenga razón y seamos “merde”, por a pesar de
tener los huevos o los ovarios cocidos, estemos dejando que se nos pudran las
entrañas por cobardes y sumisos. También por mantener osos que no aportan nada
al parque.