martes, 3 de diciembre de 2019

Escribir para ser voz…


Dedicado a todos quienes, como mi abuelo Felipe López, sufrieron en el Penal de Chinchilla de Monte-Aragón, o cualquier otro penal, la privación de libertad por el simple hecho de pensar diferente.

Escribir, sí escribir,
escribir para ser voz,
escribir para ser memoria,
Sí, escribir,
escribir para ser aliento, abrazo y beso,
Escribir el dolor,
que no vimos y sufrieron.
Escribir el beso que no llegaron a dar,
pero que se echó de menos,
se echa de menos
en cada recuerdo,
en cada latido.
Escribir las ansias de libertad,
de aquellos a los que les arrebataron la primavera,
y queriendo volar,
vieron el cielo desde el infierno.
Escribir,
doliéndome el alma,
sin entusiasmo ni ganas,
sobre una barra de hielo,
más ardiente que el corazón de los verdugos,
más fría,
que las palabras que no se dijeron.
Escribir el amor que no se llegó a consumar
entre sábanas de libertad pisoteada.
Escribir,
para que los nombres no se borren de la memoria,
Escribir,
para que su recuerdo y mi memoria,
estén tan cerca,
amor mío,

como mis labios de tu boca.
Escribir,
para resucitar la palabra,
no cualquier palabra,
por hermosa que sea,
no la palabra huera,
no la palabra por la palabra,
sí la palabra como puño cerrado,
como beso de amor en los labios,
como abrazo al hijo,
a la madre,
al hermano,
al padre,
al amigo o el compañero,
la palabra como argumento,
la palabra como arma.
La palabra de aquellos
que no pudieron decir te quiero,
la palabra de aquellos,
que, amando la libertad,
respiraron el aire a través de oxidados barrotes.
Escribir, sí escribir,
hasta el último aliento antes del último beso,
después del último te quiero,
justo un instante antes,
del penúltimo recuerdo.
Escribir, sí, escribir,
no para abrir heridas,
no desde el odio de la revancha,
sino desde el amor,
para que su recuerdo y mi memoria,
estén tan cerca,
amor mío,
como mis labios de tu boca.


©Paco Arenas, autor de Magdalenas sin azúcar

P.D. Poco a poco, voy conociendo a descendientes de compañeros de mi abuelo, Felipe López, hijos, nietos o bisnietos, que en la mayoría de los casos no vivieron para contarlo, y que cuando salieron del penal de Chinchilla de Monte-Aragón, fue para morir ante un pelotón de fusilamiento. De lo que allí se pasó, muy pocas de las víctimas vivieron para contarlo. Hasta a las mismas autoridades golpistas avergonzaron las atrocidades que allí se cometieron, hasta el punto de derribar el penal en los años cincuenta del pasado siglo. Creo, sé, que estoy en deuda con mi abuelo Felipe López, por eso le puse su nombre al protagonista de Magdalenas sin azúcar, pero también estoy en deuda con todos sus compañeros, y me estoy planteando, hacer una presentación de Magdalenas sin azúcar en ese Castillo. Mientras tanto, no dejaré de intentar dar voz a quienes se vieron privada de ella.

Paco Arenas

domingo, 20 de octubre de 2019

¿Cuántos cadáveres será necesario poner encima de la mesa en Cataluña para que las palabras tomen fuerza?



¿Cuántos cadáveres serán necesarios en Cataluña para que las palabras tomen fuerza?

¿Uno?, ¿dos?, ¿los dedos de una mano? ¿los de las dos?

¿Acaso una sola de sangre no es más valiosa que una bandera?

Si los heridos fuesen los hijos de los jueces o de los políticos, ¿acaso no se habrían sentado ya a dialogar?

Si, llenarse la boca de patria, mientras la apuñalan por la espalda, no diese votos, ¿no estarían buscando soluciones?

Si al inviolable le importase la sangre de los españoles, le importara España, ¿sería juez y parte o estaría de saraos en Asturias?

Cuando el Tribunal supremo obedeció las ordenes del poder político corrupto y dictó sentencias a sabiendas de que eran desproporcionadas...¿no sabían lo que iba a pasar o no les interesaba saberlo?

Cuando se habla de que no se van a dar indultos, y de que se deben cumplir las penas, ¿se piensa en el bien de España y del pueblo o en los votos de los intransigentes?

Cuando Quin Torra, el molt poc honorable president de la Generalitat, animó a los CDR y luego mando a los mossos d'esquadra contra ellos, ¿ lo hizo por convicciones democráticas? ¿Acaso no sabía que quienes recibirían los palos eran jóvenes catalanes?

Cuando el rey de los españoles de derechas, se fue de celebraciones a Asturias, ¿no era consciente que él es parte, y no pequeña, del problema?

Y por último, ¿habría conflicto si no hubiera existido antes políticos, jueces y miembros de la Casa Real, corruptos que necesitaban banderas para tapar su corrupción? Recordar las palabras de uno de los políticos nacionalistas catalanes, el mayor corruptos y esposo de la madre superiora de la corrupción en Cataluña, con múltiples "negocios" con muchos políticos nacionalistas españoles, y según muchas informaciones, hasta con el rey emérito:

"Si se toca la rama de un árbol caerán todas"

Pues eso.

Solo hay un camino, el DIALOGO.
Me temo, que, tristemente, no lo habrá hasta que haya muertos sobre la mesa, y todos se echaran la culpa; pero, TODOS serán culpables, porque solo les interesa el voto, no porque sean patriotas españoles o catalanes. Decir también, que el problema viene de lejos, España no es una democracia plena, la judicatura, la jefatura del Estado, el pasteleo político, tiene raíces profundas en la ciénaga putrefacta del franquismo, lo cual, no permiten que la desarrolle el árbol de la democracia de una manera efectiva y real.

Paco Arenas autor de Magdalenas sin azúcar, novela recomendada por cuatro catedráticos de literatura y uno de historia.


miércoles, 9 de octubre de 2019

Y llegará el diez de noviembre



Y llegará el diez de noviembre, con España desvencijada, sin ganas ni fuerzas para levantarse el domingo.

Llegará el diez de noviembre y tendremos los oídos cansados de escuchar los gritos mitineros, las mentiras y las promesas que nunca se tiene intención de cumplir. Esas promesa que el once de noviembre se volverán a meter en un cajón para la siguiente cita electoral, y quedarán olvidadas cuatro años o si el resultado no le viene bien al Régimen, tan solo unos meses, para de nuevo, si hay elecciones,  volver a hablar de las subidas de las pensiones, de la derogación de la ley mordaza, de la criminal reforma laboral, de los aforamientos y los blindajes ante la ley, que discrimina a los españoles por su apellido, por su puesto o por su dinero, también, puede que se hable de esa cámara que no sirve para otra cosa que para que quienes no sirven para otra cosa que para chupar del bote, sigan chupando, como es el Senado.  Sí,se hablará de todo eso,  pero solo en los mítines, no en el Parlamento después del diez de noviembre.  Como dice el viejo refrán, prometer hasta meter...

Llegará el diez de noviembre, y tendremos la sensación de que nos han estafado, que repetimos la acción sin sentir el placer que la morcilla de cebolla de las lentejas, y que esas lentejas tienen más gorgojo que mentiras en la boca de los charlatanes de feria, esos que nos hacen levantarnos un domingo para regalarles una paga vitalicia, mientras se ríen de nosotros.

Llegará el diez de noviembre, y nos sentiremos marionetas, porque sabemos que las decisiones no están en nuestra mano, que no somos nosotros quienes decidimos el Gobierno, que los nudos están bien atados, y no nos dejarán desatar, ni uno ni ninguno. Y que lo que menos importa es que saquen a una momia infame por los aires, porque hasta eso forma parte del espectáculo, "pan y circo", decían los romanos, y pan y circo nos dan, y con eso nos entretienen y nos mienten.

Llegará el diez de noviembre, y veremos a los estafadores de lo público con sus rostros envilecidos por la hipocresía camuflados con la careta de la "responsabilidad", hablando de la patria y de respeto a las decisiones judiciales, a esas decisiones judiciales, que al igual que los gobiernos, están al servicio de quienes tejieron las sogas e hicieron los nudos que todavía no hemos logrado deshacer y que tan bien atados quedaron y los números nos dan para para desatar alguno, ya buscarán la manera de repetir elecciones y pedir el voto útil, que es el más inútil de los votos. Sin dudar, si es preciso en crear nuevos partidos que dividan el voto y la fuerza.

Y cuando llegue el diez de noviembre, a pesar de ser domingo, a pesar de no tener ganas de levantarte para ir a votar, a pesar de saber que colaboras con una gran estafa, es preciso levantarse, no para obedecer a quien nos manden votar, no para desbloquear a quienes bloquearon, que, tenerlo claro, fueron poderes, instituciones y personas que no se presentaron a las urnas, los otros solo fueron obedientes vasallos.

El diez de noviembre es preciso votar con ganas y con rabia, sí también con rabia indignada y sobre todo con memoria, contra esos que guardan pleitesía a los usurpadores no elegidos por la fuerza de los votos.

Es preciso votar para que nadie ensucie la memoria de las víctimas, para que nadie insulte los valores y los ideales de quienes lucharon por la libertad y la democracia y todavía esperan, hay que votar por dignidad y porque ellos lo exigen para que sus nombres no se borren jamás de la historia.

Sí, hay que votar con la memoria y el corazón, porque si obedecemos, no solo seremos estafados sino también cómplices. Porque la democracia, la de verdad, también, tal vez, alguna vez, podría ser, llegasen gracias a unas papeletas rebeldes, de esas que no se resignan a ser partículas de arena seca entre nuestros dedos abiertos, y tal vez esos papeles que terminan en trituradoras, tengan el filo lo suficientemente afilado como para cortar los nudos.

Paco Arenas.

Autor de Magdalenas sin azúcar, novela recomendada por cuatro catedráticos de literatura y uno de historia.


lunes, 7 de octubre de 2019

Un virus llamado fascismo y los restos vivos del dictador




Siempre he defendido la idea de que España necesitaba una derecha moderna y democrática que dejase de rendir pleitesía a un dictador. Bien es cierto que es algo bastante complicado, viniendo de donde viene, y siendo que durante la mal llamada transición en lugar de buscar una verdadera y limpia reconciliación nacional con la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la dictadura, se promulgó una ley de amnistía que dejaba libre de toda culpa a los asesinos y verdugos y condenaba al olvido a las víctimas, hasta el punto que cuarenta y dos años después, mientras que el genocida reposa en un mausoleo con flores frescas a diario, 114.000 víctimas esperan en cunetas y fosas comunes, VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN.

 Grave, muy grave es que un miserable líder de los nazis españoles, quiera manchar el nombre de 13 jóvenes asesinadas por los traidores a la patria que fueron los golpistas del 36.

 Más grave es que por injurias y apología del terrorismo, la Fiscalía del Estado, "tan eficiente" a la hora de imputar cargos a gentes de izquierdas, titiriteros, cantantes, tuiteros,  políticos independentistas, o jóvenes navarros, como los de Alsaua, que los y ha acusado de terrorismo, por una pelea de taberna, y sin temblarle el pulso.   Sin embargo, esa Fiscalía, no ha tomado todavía en consideración esa incitación al odio y al terrorismo de un nazi. 

También, muy grave, que desde un parlamento se llame a la quema de "parroquias", como ocurrió el pasado jueves en la Asamblea de Madrid, quedando de manera palpable que el fascismo sigue vivo, y desgraciadamente no solo en un partido de extrema derecha, con el que están coaligados otros dos partidos que se auto definen, a bombo y platillo,  como "constitucionalistas".

 Uno que jugaba a ser un partido de centro democrático, y después de derecha democrática, ha terminado siendo socio de la extrema derecha, el otro, en el que han convivido durante años demócratas de derechas, junto con monárquicos y fascistas. El jueves en la Asamblea de Madrid se  quitaron la careta y han sobrepasado por la derecha a la extrema derecha franquista y neo nazi, sin que pase nada, la Fiscalía solo actúa contra demócratas, para tenernos a raya, no vaya a ser que pidamos más democracia y consigamos la República.  

Eso es muy grave, lo leído, con papel en mano, por la muy prescindible presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso, es una declaración de intenciones y es fascismo vivo, puro y duro, lo añadido por el vicepresidente de Madrid, Ignacio Aguado, es fascismo vivo, puro y duro. Y creo que la fiscalía y policía española y judicial deberían tomar cartas en el asunto, no vaya a ser que estén preparando las antorchas para quemar parroquias y luego echar la culpa a otros, como ya han hecho con sus palabras. El peligro, ahora, no está en una momia, sino en los restos vivos y en el virus del fascismo.  

Me temo que el virus del fascismo sigue vivo, y que alcanza a miembros de algunos partidos presuntamente democráticos, y a otros que copian un discurso ultranacionalista, olvidándose que un día fueron partidos democráticos, y por tanto, republicanos. Y que decir que parte de los restos vivos del dictador, como es la monarquía, representan los valores de la República Española, además de ser mentira y un insulto a la memoria democrática y a las víctimas del fascismo, también un insulto a la inteligencia.

Ya es hora de avanzar con vacunas democráticas para evitar la propagación del virus del fascismo y el contagio a instituciones y partidos democráticos, y eso se hace dando pasos para la recuperación de la Memoria Democrática y la República

Paco Arenas.
Autor de Magdalenas sin azúcar, novela recomendada por cuatro catedráticos de literatura y uno de historia.

viernes, 4 de octubre de 2019

Sobre espantos, fascistas y descerebrados en el siglo XXI del muy corrupto Reino de España




Que la representante del partido fascista diga barbaridades y considere que sacar al golpista y genocida Francisco Franco del Valle de Cuelgamuros es un «es un ataque al orden constitucional» y que se le debe guardar lealtad a un asesino y a la libertad, puede estar hasta dentro de lo normal, para eso representa a un partido claramente fascista/franquista/nazi.

Lo que no está tan claro, es que la muy prescindible presidenta de la Comunidad de Madrid, diga esas barbaridades que sobrepasen por la derecha a los fascistas, siendo, como presume de ser, presuntamente «constitucionalista» y considere que sacar a un dictador genocida del Valle de Cuelgamuros, sea preludio de la quema de parroquias, como dijo ayer:

«Me espanta la Ley de Memoria Histórica» y considere que sacar al verdugo de su mausoleo faraónico y separarlo de sus víctimas sea «tener que remover heridas o abrirlas» y se pregunte, leyendo palabra por palabra, que no fue un lapsus propio del nerviosismo ni de la torpeza congénita que le caracteriza, lea:
 «¿Qué será lo siguiente? ¿La cruz del Valle? ¿Todo el Valle? ¿Las parroquias del barrio? ¿Arderán como en el 36...?»
Autenticas barbaridades propias de una mente enferma y fanatizada.

Fueron mucho más las barbaridades que dijo y que en cualquier país realmente democrático la inhabilitarían para el cargo, pero en España no pasa nada, asumir los discursos de la extrema derecha se está convirtiendo en algo habitual, por parte de muchos partidos, incluidos algunos que deberían estar alejados de esas ideas.

Lógico, que el representante y prescindible vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Aguado, que pertenece a un partido que dice ser de centro, como presuntamente es Cs, hubiera afeado o matizado las palabras de la muy prescindible presidenta madrileña, eso como mínimo; pero como quien manda y maneja el gobierno de Madrid es el partido fascista y hay que tenerlos contentos, ha echado más leña al fuego, y también quiere quemar iglesias y ha dicho en línea con la «ayusada» de la prescindible de Madrid:

«es una certeza que en el año 36 ardieron las iglesias pero que también es una realidad que el Gobierno regional va a hacer todo lo posible para que no vuelvan a arder en 2019 como consecuencia de que haya alguien que quiera imponer su ideología sobre otras».

¿En manos de quienes están en la prescindible comunidad autónoma de Madrid? ¿Quién pretende quemar iglesias?
Es  preciso cerrar heridas, y una de las formas de hacerlo es honrando a las víctimas, sea cual sea su ideología, provocadas por un criminal golpe de Estado, seguido de una guerra civil y una genocida dictadura, en la que se produjeron la mayoría de las víctimas, porque resulta llamativo, que el número de muertos, una vez terminada la guerra, fuera infinitamente mayor, y que la posguerra fuera más que la paz, un genocidio y un expolio en toda regla.  Es preciso cerrar heridas, pero con Verdad Justicia y Reparación.

Paco Arenas, autor de Magdalenas sin azúcar

martes, 1 de octubre de 2019

¿Patriotismo de trapo o de puchero? España o la patria como arma contra España, o la patria por parte de presuntos patriotas





Decía don Manuel Azaña, el último presidente de España, elegido de manera democrática, hace la friolera de 83 años:

«Nadie tiene el derecho de monopolizar el patriotismo, y que nadie tiene el derecho, en una polémica, de decir que su solución es la mejor porque es la más patriótica; se necesita que, además de patriótica, sea acertada.»

Desde un tiempo a esta parte, desde la extrema derecha principalmente, pero también desde posturas supuestamente democráticas, por supuesto de derechas. Se ha dado por hacer, de eso que llaman patriotismo, un arma arrojadiza contra los españoles que tenemos otro concepto de patria diferente al que tienen ellos, esos que se auto proclaman patriotas; pero que reducen su patriotismo a un trozo de tela, sin ver ni mirar más allá de sus narices.

Es cierto, no lo niego, que esas muestras, de presunto patriotismo, a algunos nos producen risa.

Poner una bandera en el balcón, perdonen ustedes, no es ser patriota o ser más español que quien no la pone. Tampoco añade valor estético a la fachada o edificio, y en muchas ocasiones se puede hacer el ridículo, más porque algunos no saben lo que deben poner abajo, arriba, a derecha o izquierda, otros, para no liarse, o ponen el trozo de tela sin escudo, tal y conforme les ha dado en el ayuntamiento de Madrid y en la más que prescindible «comunidad autónoma» de por poner la bandera, tapando bonitas fachadas. Sobre gustos estéticos, nada que opinar.

Siempre, en España, veíamos ridículo que los yanquis colocasen banderas en sus casas. Ahora, no quiero pensar lo qué se imaginan los turistas ante tanta «exaltación patriótica», con tanta bandera en fachadas y balcones, muchas descoloridas, sucias y con cagadas de palomas y otros pájaros, mientras que los habitantes de dichas viviendas se dejan pisotear y arrebatar derechos esenciales, y hasta el puchero de sus hijos.

El patriotismo de trapo está de moda, lo que no está de moda es el patriotismo de verdad, el de defender los derechos y el puchero. España es mucho más que una bandera, que una palabra o el nombre de un país. Y feo está que desde la extrema derecha se utilice el supuesto patriotismo contra otros conceptos, posiblemente mucho más patrióticos que trozos de trapo «Made in China» en muñecas o balcones.

Es falso que ser fascista o de derechas sea más patriótico que ser de izquierdas o republicano. Del mismo modo que es estúpido y una falacia que alguien piense que las izquierdas nos avergoncemos de la palabra España, siendo muchos los partidos y organizaciones de Izquierda que llevan la palabra España en su nombre. Así que menos patriotismo de trapo, y más de defender los derechos de los españoles, más defender el puchero de nuestros hijos, porque lo que realmente avergüenza es que se utilice la palabra España, o el patriotismo como arma arrojadiza contra españoles, catalanes, vascos, gallegos, valencianos..., de izquierdas o de derechas. Y puestos a poner banderas, mejor la bandera de España, la de la República Española, claro está. 

Y si comienzo este texto con las palabras del último presidente de España elegido de manera democrática, os dejo con un gran poeta español, don Antonio Machado, que explica mejor que yo nuestro patriotismo:

«Los últimos años de la ida española han cambiado profundamente nuestra psicología. Acabamos de cosechar muy amargos frutos; y el recuerdo del reciente desastre nacional, surge en nuestro espíritu como una nube negra que nos vela el épico sol de otros días.
Tras un largo período de profunda inconsciencia, en que no faltaron lauros para los viejos héroes, ni patrióticas charangas, ni cantos de cuartel, perdimos –como todos sabéis- los preciosos restos de nuestro imperio colonial. Fue éste un golpe previsto por una minoría inteligente y que sorprendió a los más. Imaginaos al pueblo español como a un hombre que, inesperadamente, recibiera un fuerte garrotazo en la cabeza, cayera a tierra sin sentido y al recobrarlo, se levantara preguntando: ¿Dónde estoy?

Comenzamos a despertar y a mirar en torno nuestro.
Acaso el golpe recibido nos pondrá en contacto con nuestra conciencia.

Por lo pronto, nuestro patriotismo ha cambiado de rumbo y de cauce. Sabemos que ya que no se puede vivir ni del esfuerzo, ni de la virtud, ni de la fortuna de nuestros abuelos; que la misma vida parasitaria no puede nutrirse de cosa tan inconsistente como el recuerdo; que las más remotas posibilidades del porvenir distan menos de nosotros que las realidades muertas en nuestras manos. Luchamos por libertarnos del culto supersticioso del pasado.

¿Nos valió, acaso el heroísmo de Castro y Palafox para salvar nuestro prestigio, en jornadas recientes que no quiero recordar? ¿Vendría en nuestra ayuda la tizona de Rodrigo, si tuviéramos que lidiar otra vez con la misma? No creemos ya en los milagros de la leyenda heroica.

Somos los hijos de una tierra pobre e ignorante, de una tierra donde todo está por hacer. He aquí lo que sabemos.
Sabemos que la patria no es un finca heredada de nuestros abuelos; buena no más para ser defendida a la hora de la invasión extranjera. Sabemos que la patria es algo que se hace constantemente y se conserva sólo para la cultura y el trabajo. El pueblo que la descuida o abandona, la pierde, aunque sepa morir. Sabemos que no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra; que no basta vivir sobre él, sino para él; que allí donde no existe huella del esfuerzo humano no hay patria, ni siquiera región, sino una tierra estéril, que tanto puede ser nuestra como de los buitres o de las águilas que sobre ella se ciernen. No sois patriotas pensando que algún día sabréis morir para defender esos pelados cascotes; lo seréis acudiendo con el árbol o con la semilla, con la reja del arado o con el pico del minero.»

Antonio Machado

Grandes don Antonio Machado y don Manuel Azaña, dos intelectuales de verdad.


Paco Arenas, autor de Magdalenas sin azúcar

martes, 17 de septiembre de 2019

Madre... ¿para qué sirve un rey?






Tendría yo unos trece años, todavía por aquel entonces, España estaba bajo la bota del dictador; aunque, en Ibiza, se respiraba cierta libertad.  Trabajaba como botones en un hotel de la bahía de Sant Antoni de Portmany «Hotel Ses Sabines», hoy en día sería explotación infantil, en tiempos de la dictadura fuimos muchos quienes cambiamos los dientes trabajando.  Aquel era un día muy especial, según nos dijo el director:
—Al medio día visitarán Ibiza Sus Altezas Reales los príncipes de España. Ante una ocasión tan especial, tenéis la mañana libre…
De aquella reunión salimos todos los trabajadores del hotel con una banderita, franquista sin pollo; pero franquista, al fin y al cabo.
—Ahora todos a mostrar nuestro gran cariño a los futuros reyes de España —nos dijo el director, mientras yo miraba aquel trozo de plástico pegado a un palito de madera de mal pino.
Todos hacia la avenida doctor Fleming nos encaminamos, uniéndonos a los trabajadores de otros hoteles, algunos coreando antes de llegar las consignas que les habían dado sus jefes:
¡Viva España!
¡Viva Franco!
¡Vivan los príncipes!
Era consciente del cariño que tenía mi madre a los príncipes y futuros reyes, también al dictador, es decir ninguno sería mucho, y a mí me había inculcado sus mismos valores republicanos. Así que, como pude me deshice de aquel plástico, me escabullí entre la gente de otros hoteles y me largué a mi casa sin formar parte de aquella parafernalia. Al llegar, contra todo pronóstico, mi madre me riñó duramente, a pesar de que yo pensaba que me iba a felicitar por mi atrevimiento, conociendo sus ideas republicanas. Todavía había mucho miedo en aquellos postreros años de la dictadura que creímos agonizante, y como los Pokémon, evolucionó para cambiar para que todo siguiese igual, y fuese la dictadura perfecta, aquella que los súbditos piensan creen ser ciudadanos, y por tanto dueños de su destino, hasta el punto en que llegan a creer que viven en democracia.  Por aquellos tiempos, nuestros ideales de libertad se dejaban para la intimidad, como el catalán de Asnal, o cual judíos conversos en tiempos de la Inquisición.
Como en otras ocasiones terminamos hablando de nuestras cosas y, ¿cómo no? surgió la pregunta sobre la cuestión:
— Madre… ¿para qué sirve un rey?
—Padre decía que el mejor rey, el que no existe.
—Ya, pero…
—Mira —dijo señalándome un rincón en el cual había colocado un jarrón con flores artificiales.  Viendo que no comprendía lo que me quería decir, se acercó al florero y cogiéndolo me lo puso cerca de la nariz para que oliese las flores, que al ser artificiales…
—No huelen, son flores que no sirven para nada, solo adornan, ni tienen aroma, ni esencia, son inútiles, solo sirven para que no se sequen en el camposanto…
—Si no sirven para nada, sino tienen aroma ni esencia, ¿por qué las tienes en un jarrón…
—Por adorno, solo por adorno, y porque no cuestan «cuartos».  Si me costará un solo duro más de lo que pague para comprarlo, o tuviese que quitarles pan a mis hijos para mantenerlo, ya la habría tirado a la basura.  Un rey no sirve para nada, no tiene utilidad alguna, no tiene aroma ni esencia, no da ningún provecho. Puede ser hermoso para mucha gente. Muchos de los han ido hoy estarán emocionados y recordarán este día durante muchos años; pero, cuando termine la visita volverán a sus trabajos a echar 14 horas diarias. (era lo que se trabajaba entonces en los hoteles) por un sueldo de miseria, que no les dará ni para malcomer, todo para mantener a esa gente, esa gente que al contrario que estas flores que no cuestan un real, ellos, los reyes, nos cuestan una fortuna. Un rey solo sirve para arruinar un país, como decía tu padre: con ningún rey los pobres nos hemos hartado, como mucho hemos hambreado...
***
Continuamos durante bastante rato la charla, y cuando el griterío y los vivas cesaron, pasada la visita, me uní al resto de compañeros con otra banderita franquista, que me encontré en una papelera, en Ibiza por entonces ya había papeleras. De allí, todos muy contentos, y algunos babeando con la emoción a flor de piel nos fuimos a seguir trabajando.  Para nuestra sorpresa, esas más de dos horas que nos dieron libres, durante los próximos días tuvimos que recuperar casi cuatro horas. Menos mal que me fui con mi madre en lugar de haberme quedado dando gritos de admiración a unos príncipes impuestos por un asesino. Lo poco que los vi, él, con soberbia, ni miraba a la gente que le aclamaba, a ella, ni la vi, según dicen, movía la mano como si la tuviese tonta.
   Mis compañeros, entre tanta multitud y emoción por haber visto unos príncipes, «tan guapos» no se habían percatado de mi ausencia, nadie me miraba a mí, y muy alto no era, las maletas que subía por las escaleras del hotel me tiraban para el suelo. Desde mi casa escuchábamos los gritos enfervorizados, riéndonos de su ignorancia.
—Si pensasen, un poco siquiera, como viven, les importaría un gurullo si es alto y guapo el príncipe y si va bien vestida la princesa, y muy pronto nos libraríamos de las garrapatas… —sentenciaba mi madre entre risas y yo me reía con ella.  
Cuarenta años después (este escrito es de 2012), todavía hoy me sigo preguntando para qué sirve un rey. La comparación con el florero la he pensado en muchas ocasiones; pero no me convence, a pesar de la sabiduría campesina de mi madre:
 En el florero se gastaba mi madre menos de dos duros (menos de seis céntimos de euro) y duraba años, no servía para nada, pero tampoco requería mucho gasto de mantenimiento, dos duros y pasar el trapo de vez en cuando, o meterlo bajo el grifo.  Mientras que la monarquía, un rey hay que estar pagándole de por vida, a él y a su familia, sea listo o tonto, honrado o ladrón.  Con lo que recibe, con lo que nos cuesta la monarquía, más de 500 millones de euros anuales, podrían comer muchas familias que pasan hambre en esta España triste y maltratada. Además, por si fuese poco, todas las navidades se cuela en nuestra casa siguiendo la costumbre del dictador que le apadrinó, así que en mi casa debo estar atento y apagar el televisor unos minutos antes de las nueve para que no me fastidie las navidades, que termina fastidiándomelas, porque luego los lameculos de todas las televisiones se tiran una semana emitiendo «sus sabias palabras» que otros le han escrito, y él con torpeza se ha limitado a leer, sin venir a cuento.
Y sigo preguntándome, a estas alturas del siglo XXI… ¿O estamos en el XIX?   ¿Para qué sirve un rey?

 31 de octubre de 2012

©Paco Arenas, autor de Magdalenas sin azúcar



lunes, 16 de septiembre de 2019

Yo no olvido ni perdono.




Es la hora de la venganza, deben salir antes de que termine de entrar en el pueblo el victorioso ejército de Franco. Las gentes que se encuentran en la plaza, saben que los destinatarios de aquellos disparos habían sido aquellas cuatro decenas de soldados, de quienes se habían despedido momentos antes.
— ¡Que vienen los fascistas! —grita, al entrar en la plaza la mujer del alcalde republicano, la madre de Clara.
 Al instante se escuchan dos disparos mucho más cercanos, que nadie supo de dónde habían salido: pero, la mujer cae de bruces, herida ante la mirada atónita de quienes segundos antes sentían una felicidad suprema. Los hombres, acostumbrados al frente, se ponen tensos, buscando el fusil que ya no tienen. En segundos, aparecen como por arte de magia, habitantes del pueblo, vestidos con camisa azul recién planchada. Llevan escopetas de caza, con las que apuntan a los que se encuentran en la plaza. La mujer, que había dado el grito, se encuentra en el suelo, con un disparo en el costado derecho y otro en el tobillo, la primera herida sangra de manera abundante. Clara y Carlos corren al lado de su madre, esta permanece con los ojos abiertos, implorantes, con gesto de dolor en el rostro, alarga su mano haciendo un último esfuerzo en dirección a sus hijos, los cuales se acercan corriendo.
 — ¡Madre! —gritan ambos...
  (extracto de la novela Magdalenas sin azúcar)

Entrañable reseña de "Magdalenas sin azúcar" del investigador de la Memoria Histórica, experto en la figura del poeta del pueblo Miguel Hernández.  


Muchas gracias Eusebio. 

El trabajo de Paco Arenas es muy duro. Nos refleja una época terrible. Se puede pensar que exagera. Pero siempre la realidad supera a la ficción. Determinadas "sensibilidades" pueden no soportar la realidad. Han pasado los años y aún queda mucho por contar. Lo peor es que la realidad sigue escondida. Paco Arenas se introduce en una herida sin cerrar. Y la airea. Si los nombres de los personajes son ficticios, hay hechos tal cual los describe. Y a tan solo pocos kilómetros del escenario en que Paco sitúa los hechos, ocurrieron otros de la misma intensidad. Han sido años de silencio y olvido. Obligado silencio. Pero el no hablar no impide la memoria. Hay datos. Arenas se queda corto. Solo por una razón: no hay papel para relatar lo ocurrido en esta España nuestra.
Ojalá hubiera más Pacos Arenas.

Gracias por tus relatos. Sinceramente. Yo no olvido las vidas robadas, las vidas vividas sin vivir.

Eusebio Pérez Oca. 

Entrañable reseña de "Magdalenas sin azúcar" del investigador de la Memoria Histórica, experto en la figura del poeta del pueblo Miguel Hernández.  
Muchas gracias Eusebio. 

lunes, 5 de agosto de 2019

13 rosas (5 de agosto de 1939) A ellas



Trece rosas

caminan sin ganas
 con la sonrisa quebrada
caminan hacía el paredón.
Cuando se las llevaron
con las sandalias rotas,
los vestidos desgarrados,
los labios morados
y el dolor en las entrañas,
el sol de la mañana
 todavía no había secado la sangre del paredón,
el rocío, avergonzado de esa España,
estaba oculto,
enredado entre asquerosas telarañas.

Trece rosas,
caminan sin ganas
en dirección a verdes uniformes
 y negras sotanas
que esperan sedientas
rociando con el hisopo
la sangre de los inocentes.
Trece rosas caminan sin ganas
Hacia los fusiles que esperan
con los cañones calientes
arrancar la risa a la alborada.
Trece rosas…
que sus nombres
 nunca olvidaran

Las gentes decentes…

©Paco Arenas,   autor de Magdalenas sin azúcarla novela  que según  algunos profesores de historia deberían leer los jóvenes y todos quienes quieran conocer la verdad y que puedes leer AQUÍ   los primeros capítulos. 



Que sus nombres no se borren de la historia


1- Carmen Barrero. (20 años, modista) Militante del PCE
2- Martina Barros. (24 años, modista) Participó en las JSU
3- Blanca Brissac. (29 años, pianista) Católica y sin militancia política. Se casó con el violinista Enrique García Mazas, militante del PCE con quien tuvo un hijo. Tanto ella como su marido fueron fusilados el 5 de agosto.
4- Pilar Bueno. (27 años, modista) Militante del PCE.
5- Julia Conesa. (19 años, modista) Afiliada de las JSU.
6- Adelina García. (19 años, activista). Afiliada de las JSU.
7- Elena Gil. (20 años, activista). Afiliada de las JSU.
8- Virtudes González. (18 años, modista) Afiliada de las JSU.
9- Ana López. (21 años, modista). Afiliada de las JSU. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó: «¿Es que a mí no me matan?».
10- Joaquina López. (23 años, secretaria) Afiliada de las JSU.
11- Dionisia Manzanero. (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado
12- Victoria Muñoz. (18 años, activista) Afiliada de las JSU
13- Luisa Rodríguez de la Fuente. (18 años, sastra) Afiliada de las JSU

lunes, 29 de julio de 2019

«Me gustas, democracia, porque estás como ausente…»



Ellos, los integrantes de la «Cofradía del Nudo Atado y Bien Atado», autodenominados «constitucionalistas», siempre la tienen en la boca la Constitución, y se proclaman así mismos garantes de la misma, de esa Constitución que garantiza privilegios de los poderosos, y se olvida de proteger a los débiles, a los desahuciados, a quienes trabajan para dar un trozo de pan a sus hijos, estudios, un porvenir, y al amparo de esa PRESUNTA Constitución elaboran reformas laborales que condena a los más jóvenes a la esclavitud, a la que ahora llaman «trabajar de becario», lo cual provoca que los mayores de cincuenta sean desahuciados laboralmente, porque ¿para qué pagar por un trabajo que pueden tener gratis?

  PERO ellos, los integrantes de la «Cofradía del Nudo Atado y Bien Atado», autodenominados «constitucionalistas» a esa Constitución que tienen siempre en la boca, a pesar de que la violan cada noche o a la luz del día, cual prostituta celestinesca, que después de cada ayuntamiento, le cosen el virgo para venderla como impoluta virgen. 

Nosotros los demócratas, pocas veces nombramos la democracia. Sabemos que no es democracia lo que en España tenemos. Es cierto, votamos; PERO, la democracia está como ausente, o tal vez, totalmente ausente. No son nuestros votos los que cuentan a la hora de decidir un gobierno, sino que son otros, que no se presentan a las elecciones quienes deciden. Y ellos, los presuntos demócratas, le ponen a la DEMOCRACIA mordaza, no vaya a ser que al pueblo le dé por cantar las cuarenta.


A ellos, los integrantes de la «Cofradía del Nudo Atado y Bien Atado», se les llena la boca de democracia, quienes apelan a defender «NUESTRA DEMOCRACIA», en realidad están apelando a privar al pueblo de ella. Hasta quien con nocturnidad y alevosía fue designado, de espaldas al pueblo, jefe del Estado, en sustitución de otro, nombrado por un dictador, habla de democracia, de «NUESTRA DEMOCRACIA», sin que ni él, ni esos «demócratas constitucionalistas» de la  «Cofradía del Nudo Atado y Bien Atado» reconozcan otra constitución y otra democracia que la suya. Y quien lo ponga en duda será tachado de hereje radical y quemado en la hoguera, aunque solo sea por dudar o cantar su duda, porque el rey es el único dios verdadero y ellos sus sacerdotes, dispuestos a todo para evitar que la diosa democracia reemplace a su ídolo de pies de pies de barro y trono de oro.

En su «democracia» y en su «constitución» no caben los herejes, y menos que duden de su dios y sus dogmas, no se permite que nadie desee una Constitución realmente democrática; aunque, cada vez que pronuncian «democracia» o «constitución» prostituyen el sentido de las palabras y cada vez que se intenta gritar fuerte su nombre le aplican la ley mordaza, porque lo que jamás permitirán es que el mejor rey es el que no existe, porque para ellos, el rey es su dios, blindado y protegido  toda ley y contra toda opinión o circunstancia. Y cual secta furibunda, aplican su santo dogma de la cofradía del nudo atado y bien atado.

 Nosotros, los constitucionalistas y demócratas, queremos una Constitución de verdad, que nos permita elegir a cada uno de nuestros representantes, desde el concejal rural, al presidente de la República, sin que sea el espermatozoide más rápido quien ocupe el cargo.
Muchos años después de la muerte de Javier Krahe, sus palabras siguen vigentes:


  
«Me gustas, democracia, porque estás como ausente» 

©Paco Arenas,   autor de Magdalenas sin azúcarla novela  que según  algunos profesores de historia deberían leer los jóvenes y todos quienes quieran conocer la verdad y que puedes leer AQUÍ   los primeros capítulos. 

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