martes, 22 de septiembre de 2020

La valla ("apartheid" en Madrid)

 


Levantaron una valla, dividiendo la ciudad entre ricos y pobres, tapando su mezquindad con banderas, siempre fue así, a más corrupción o tiranía, más metros de banderas, Como ya no podían culpabilizar a las mujeres,  culpabilizando a las víctimas, a los pobres, a los inmigrantes, con desdén e ineptitud. No pusieron rastreadores, ni médicos, y pusieron capellanes y policías.

 Buscaron cómplices a los que luego echar la culpa, en nombre de la cooperación, la monarquía y el "interés general", y el primer ministro cayó en la trampa o fue cómplice, accedió a las propuestas de esos aprendices de Huxley y su "Mundo feliz" o de Orwell y "1984" o esa serie inspirada en ellos, de la reaccionaria Antena 3,  dijeron que iban a acordar soluciones, y sólo acordaron  poner banderas, policías y capellanes, donde debían haber puesto médicos y rastreadores.

En "Parásitos"  el rico parásito dicen que los pobres huelen a pobre, al olor a Metro, ayer una parásita decía que no había olor más molesto que el Metro después de las tres de la tarde. Quienes  se reunieron ayer, no van en Metro, por eso acordaron poner policías y no vagones de Metro, donde todas las mañanas, antes del alba, los obreros hacinado se meten en los vagones, hombro con hombro con hombro, aliento con aliento, si no trabajan no comen, y van a los barrios ricos  a servir a los del otro lado de la valla, mientras las miradas  de la policía, amenazan, evitando cualquier fuga del camino marcado,  mostrándoles con sus armas que podría ser peor.

Han puesto policías, donde debían poner médicos, los gobernantes se gastaron, lo que no robaron, que lo que roban a buen recaudo lo ponen. No hay dinero para médicos, tampoco para maestros, lo que no roban, se lo gastan  en policías.

Todas las tardes, los obreros cruzan la valla en vagones atestados, con olor a sudor de regreso a sus casas, llevando los virus de los barrios ricos a sus pobres casas.

Entre banderas los gobernantes brindaban con vino y rosas, tapaban con banderas su mezquindad, sin ninguno mencionar que en Madrid, como antaño en Sudáfrica  o en Palestina, ahora, en Madrid, imponían el "apartheid"

Y pusieron policías y capellanes, donde debían poner médicos, maestros, vagones...

©Paco Arenas, autor de Magdalenas sin azúcar

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