Desde un tiempo a esta parte
estamos asistiendo a un lamentable espectáculo ofrecido a golpe de tuits,
plantes y desplantes, golpes de mano y “golpes de Estado”. Juegos de tronos en pasillos enmoquetados
mientras mucha gente muere “asesinada” de frío, desesperación e incluso hambre.
No es preciso decir que es una
situación nueva, y que la culpa la tienen unos profesores que pretendieron
tomar el cielo por asalto y estrellaron con el muro de la realidad y entonces
comenzaron a echarse la culpa unos a otros y a quitar o sentarse en la silla
del otro. La raíz del problema es mucho más profunda, lo que ocurre ahora es
tan solo consecuencia de la desaparición de la izquierda en eso que se llamó la
“transición a la democracia”. Más de uno
se echará las manos a la cabeza.
¿Quién coño es este que se
atreve a cuestionar la ejemplar transición española encabezada por el ejemplar
y honorable rey y plasmado en la modélica sacrosanta virgen violada constitución
del 78?
No soy nadie, ni aspiro a otra
cosa que a escribir y si es posible vender el máximo de libros posible, no
precisamente de política. Por tanto, como ciudadano que aspira a ser eso,
ciudadano, estoy legitimado, como todos quienes aspiramos a serlo, a opinar.
Si la Izquierda, como tal,
está desaparecida desde hace muchos, muchos años, desde aquel histórico Jueves Santo
de 1977, que alguien decidió renunciar a la República como forma democrática de
Estado. Renunciar a la República es renunciar a la democracia. En democracia se
debe poder elegir desde el más humilde concejal hasta el jefe del Estado, y que
ambos puedan ser revocados en cualquier momento por el pueblo, sin necesidad de
tener que pagarle la viagra o las prostitutas al mandatario de turno. Se
equivocan quienes piensan que la democracia consiste en votar cada cuatro años
y permanecer impasibles viendo cómo te roban y encima se ríen en tu cara.
En Democracia, la libertad de expresión debe
estar garantizada, no es democracia condenar a una persona a dos años de cárcel
por hacer un chiste sobre una persona que murió hace cuarenta y tantos años y
premiar a personas responsables de asesinato ocurridos antes, durante y después,
o muertes por negligencia o avaricia al querer embolsarse unos miles de euros
para el partido o para sus cuentas en Suiza. Democracia
no es permitir que organizaciones mafiosas se puedan presentar a las
elecciones, por mucho que en este carnaval se vistan de partidos políticos
presuntamente democráticos.
Sí, desde aquel Jueves Santo,
la Izquierda está desaparecida, ni el PSOE, ni el PCE, en su momento, tampoco
IU, y tampoco Podemos, han sabido representar a la Izquierda, aunque algunos lo
han intentado.
¿Cómo se atreve este imbécil?
No digo ninguna mentira, y la
mayoría de quienes leáis esto lo sabéis. La Izquierda ha jugado con las cartas
marcadas de lo tahúres del Régimen, ha tenido palabras muy dignas y necesarias
como tabú. Sus dirigentes, salvo honrosas excepciones, han jugado a ser “presidentes
de falla de barrio”, organizaciones dispersas separadas por pequeños matices
que les impide crecer, en lugar de buscar la unión sobre intereses comunes,
mientras que las grandes fallas se unen para ganar el premio del poder y la
gloria.
Son tiempos de tomar
decisiones importantes, de empezar a andar. Ya hemos perdido bastante tiempo
con tonterías. Es tiempo de sentarse sosegadamente, con independencia de cuales
sean nuestras aspiraciones máximas. Es preciso un programa de mínimos de todas
las fuerzas de izquierdas, todo antes de que la mafia y la intolerancia siga
gobernando. La democracia no es que gobierne la lista más votada, sino la
búsqueda del entendimiento, "sistema parlamentario". Hagamos eso,
hablar entre todos quienes creemos que otra España más democrática, justa y
libre es posible.
Los cinco millones de
desempleados, los cuatro millones que no cobramos ningún tipo de prestación,
que no queremos ayudas, sino trabajo. No solo para nosotros, los mayores de 50
años, que estamos con las esperanzas perdidas de encontrar un trabajo. Sino por
nuestros hijos, más de un millón exiliados, más del 50% sin trabajo, y del otro
50% con trabajos basura en un alto porcentaje, contratos por semanas, días y
hasta por horas, con sus sueños rotos...
No, no podemos permitirnos que
organización mafiosa gobierne, que se presenta a las elecciones, y además las
gana, vuelva a gobernar, por dignidad por patriotismo es preciso un acuerdo de
mínimos, sin líneas rojas, sin imposiciones, puniendo sobre la mesa lo que nos
une, que es mucho, no por las sillas, no por las siglas, si por España y sobre
todo por los españoles. Teniendo claro que si la República no está en los
programas y en las aspiraciones, tampoco estará la Izquierda, ni por supuesto
la Democracia
¿Cuáles deben ser esos
acuerdos de mínimos?
1º) Un programa de mínimos, en
el cual esté la República como máxima aspiración democrática.
2º) Acuerdos para derribar democráticamente al
actual gobierno, mediante moción de censura.
3º) Convocatoria de elecciones
con una lista única de las fuerzas de Izquierda, con un candidato consensuado
de prestigio, los hay.
4º) Compromiso de instaurar la
República y democratizar el país con los principios republicanos de Libertad,
Igualdad, Fraternidad y Justicia social.
5º) Redacción de una Constitución
realmente democrática, donde no exista ni un solo aforado ni blindado.
En la cual los derechos y
deberes sean claros. En la actual los derechos son recomendaciones a capricho
del gobernante de turno (derecho a trabajar, derecho a una vivienda digna,
derecho a una educación pública y de calidad…) Mientras que los deberes son de
obligado cumplimiento, siempre barriendo para beneficio de las élites
parasitarias y la mafia.
Así que vamos a dejarnos de tonterías
y por patriotismo reconquistemos la soberanía nacional desde la esencia de la
Izquierda. Recordar a Machado, esa es mi patria, esa mi bandera, el pueblo y al
pueblo me debo, como nos debemos todos aquellos que sentimos el patriotismo
machadiano.
"Somos los hijos de una
tierra pobre e ignorante, de una tierra donde todo está por hacer. He aquí lo
que sabemos.
Sabemos que la patria no es una
finca heredada de nuestros abuelos; buena no más para ser defendida a la hora
de la invasión extranjera. Sabemos que la patria es algo que se hace constantemente
y se conserva sólo para la cultura y el trabajo. El pueblo que la descuida o
abandona, la pierde, aunque sepa morir. Sabemos que no es patria el suelo que
se pisa, sino el suelo que se labra; que no basta vivir sobre él, sino para él;
que allí donde no existe huella del esfuerzo humano no hay patria, ni siquiera
región, sino una tierra estéril, que tanto puede ser nuestra como de los
buitres o de las águilas que sobre ella se ciernen. No sois patriotas pensando
que algún día sabréis morir para defender esos pelados cascotes; lo seréis
acudiendo con el árbol o con la semilla, con la reja del arado o con el pico
del minero."
(Antonio Machado)
Tomemos ejemplo de las gentes
que en 1931 unieron voluntades para
conseguir la soberanía nacional.
Si no recuperamos la esencia
de la Izquierda entre las que está la República, y seguimos jugando de corruptos
tronos este país que tanto queremos se ira al garete.
Paco Arenas (Escritor, desempleado que no parado, autor
de Los manuscritos de Teresa Panza,
y de Caricias rotas)