viernes, 10 de febrero de 2017

No voy a hablar de Podemos, voy a hablar de la Izquierda


No, no lo voy a hacer, no voy a hablar de Podemos; pero tengo claro que no soy trasversal, que tengo la sangre roja, el corazón a la izquierda y las ideas claras sobre el tipo de España que quiero y deseo, y no es la actual cletocracia[1] española.
No, no voy a hablar de Podemos, tampoco de Izquierda Unida, ni del PSOE y mucho menos de su gestora. Voy a hablar de la Izquierda y sus principios.
La Izquierda no debe buscar fórmulas nuevas, ni reinventarse, es estúpido pensar eso (la derecha española está anquilosada en el pasado y ahí está; incluso, algunos hasta reivindican la anacrónica constitución de Cádiz de 1812, avanzada en su tiempo).
No es problema de lo nuevo y lo viejo, sino de recuperar los valores y la esencia de la Izquierda, abandonados en el olvido, en el intento de reinventarse con fórmulas nuevas y "transversales".
¿Por qué la Izquierda (en su conjunto) no prueba a reivindicar su esencia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la República?
¿Por qué se tiene tanto miedo a hablar de una democracia real y participativa, de la República?
Es preciso recuperar la ilusión, pero la ilusión no se recupera desde la traversalidad, sino desde los principios de la Izquierda, sin egos, ni personalismos, tampoco guardando pleitesía, a ningún rey impuesto, sino a los ideales sólidos, esos que tenemos en nuestra esencia biológica, en esencia que el 16 de febrero de 1936 llevo a la victoria sin paliativos al Frente Popular.
No, no voy a hablar de Podemos, yo hablo de la Izquierda y su esencia, del valor de las palabras en concordancia con las acciones, por eso no voy a hablar de Podemos.
Salud para todos y República para España.





[1] Gobierno basados el robo y el saqueo al pueblo.

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