Advierte un informe de la Guardia Civil, que personas
incivilizadas están preparando sabotajes para que España se continúe la
propagación del virus. Y es verdad, desde hace unos días en los barrios ricos
de Madrid, han salido a la calle "los señoritos", los cayetanos.
Según los científicos, la inmunidad del rebaño no está
garantizada en España, apenas un 5%. razón por la cual, el 95% de los
españoles, ya seamos normales o cayetanos, corremos el riesgo de contraerlo.
Ya sabemos, según Ortega Smith, que la sangre de los
cayetanos es más fuerte que los virus chinos. Tal vez por ello, armados de
palos de golf, cucharones de plata y banderas rojigualdas, de san Andrés o
directamente con el aguilucho, se han saltado las vallas del redil, y con
pastor, armado mando a distancia, han llenado calles del barrio Salamanca y de
Aravaca de la capital de España, no todos con bozal.
Como buenos patriotas, al estilo de Trump o
Bolsonaro, pretenden inmunizar al rebaño, sin esperar vacuna, todo con tal de hacer
caer a este "maldito gobierno socialcomunista", que pretende que
parte de los impuestos de los trabajadores, se destinen a fines sociales. Eso,
los cayetanos no se lo pueden permitir.
Esa minoría borreguil, no pude ni debe, saltarse las
normas, por muy de clase alta que sean, por mucho que se consideren
"españoles de bien", las autoridades deben actuar, y aplicar la ley,
no se puede diseñar un protocolo de actuación únicamente contra el
"populacho", como ya se está haciendo para la desescalada, los cayetanos,
se pueden creer inmunes contra el virus y su corona, pero no deben ser inmunes
para la acción de la justicia. La vida de todos, de todo el rebaño, es la que
está en juego, no solo la de los borregos.
Del mismo modo que la aviación fascista respetó estos barrios, la policía no actúa contra los cayetanos, solo contra las justas reivindicaciones sociales del "populacho".
Paco Arenas
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