(poema inspirado por el libro del
mismo nombre de Paco González Tejera)
Todo ocurrió
sin saber cómo,
en San Lorenzo.
A la alegría de la primavera,
siguió el calor del verano…
Llegaron los invasores,
¿llegaron?
No, estaban allí,
como alimañas al amanecer,
Dispuestos a la orgía,
a la fiesta de la sangre.
El sol ya no quiso llamarse Lorenzo.
Los volcanes apagados
se llenaron de sangre.
El paraíso olía a Ron de caña putrefacto.
Borrachos miserables,
indignos hijos de Satanás,
de ilustres apellidos,
siembran de muerte la madrugada.
Llora, llora la niña Luisa,
Agarrada al pecho de su madre...
Muerta.
©Paco Arenas
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