Hace ya siete años escribí una serie de artículos con el
nombre o interrogante: “En dirección a la República”. En ellos intentaba
analizar en qué fallábamos los republicanos españoles para que, a pesar de lo
podrido de este apéndice de la dictadura franquista, del latrocinio
institucionalizado, de la prevaricación constante en todas las instituciones,
del saqueo permanente por parte de delincuentes de traje y corbata a las arcas
del Estado y al pueblo en general, todavía hoy, en pleno siglo XXI, tengamos
una institución anacrónica de corte tardo medieval rigiendo la jefatura del
Estado.
Entonces estaba reciente lo ocurrido en Botsuana un 14 de
abril diferente, aquel 14 de abril de 2012, parecía un aniversario más, pero no
lo fue, realmente. La caída del rey emérito,
fue algo circunstancial y anecdótico, algo que hubiese pasado totalmente
desapercibido de haber ocurrido solo cinco años antes, pero desde que comenzó esa
estafa contra el pueblo, que algunos llaman crisis, desde que se comenzaron a
filtrar datos de los negocios del yernísimo, y comenzaron a salir los trapos
sucios del rey emérito. Podríamos decir que esa caída a las cinco de la mañana,
con rubia alemana en la cabaña, fue la guinda de una monumental tarta, la tarta
del hartazgo de la sociedad española con la monarquía, de sus negocios, sus
tapaderas y corruptelas varias. Al mismo
tiempo esa caída fue una inyección de vitalidad inyectada en el movimiento
republicano español, sin entrar en contradicción adoptamos el elefante como
símbolo y mascota, sabiendo que, nada de nada, tenemos que ver con esos
“republicanos” yanquis del otro lado del Atlántico, que tienen a paquidermo
como símbolo.
El 2012 fue “annus horribilis” de la monarquía borbónica que
había comenzado antes de Navidad, y seis años después ha continuado
extendiéndose cual mancha de aceite por las conciencias de la sociedad
española, según una encuesta publicada unos días después del “elefanticidio”,
un 67% de los ciudadanos españoles se declaraba favorables a un referéndum
entre monarquía y república, elevándose el número entre la población más joven.
Entonces, en 2012, y ahora en 2018, nadie, ningún republicano
convencido está haciendo más por la llegada de la república que la propia Casa
Real en su conjunto, los cuales nos están dando auténticos “minutos de gloria”,
en palabras del actual heredero de Franco, entonces príncipe. Es la propia monarquía la que está cavando su
tumba, por su torpeza, su apoyo incondicional a los criminales recortes
llevados a cabo por el gobierno, las dicersas actuaciones de la Casa Real, de
los tribunales tan condescendientes con el ahora “cuñadísimo” y la
“hermanísima”.
Sin olvidar que el actual heredero de Franco, según el mismo
manifestó es más de derechas que su padre, lo cual ya es difícil, que adulaba
al genocida dictador en vida, y lo alababa en después de muerto. Ya digo es más
difícil que sea más de derechas que su “emérito” padre, pero si es así, podemos
hacernos una idea de la ideología de Felipe de Borbón. Aunque podemos hacernos
una idea de sus ideales políticos con sus casi nulas intervenciones públicas.
Algún día, cuando logremos la República, habría que investigar cuánto nos ha
costado o nos cuesta cada una de las palabras pronunciadas por el actual
monarca. En esas escasas intervenciones,
cuando las hace, siempre es para apoyar las acciones del Partido Popular, lo
cual es sintomático de cuáles son sus inclinaciones ideológicas defendiendo al
Partido más corrupto de Europa. Las declaraciones de Felipe de Borbón el pasado
mes de octubre poniéndose del lado del presunto honrado y seguro tirano Mariano
Rajoy, la prevaricación de la “justicia” en la cuestión catalana…,(ese es uno de los problemas añadidos o una de las soluciones) Por un lado se habla mucho de República, el Régimen está torpe en sus actuaciones, rozando el fascismo puro y duro, convirtiendo en un problema judicial lo que es un problema político, haciendo que los jueces se conviertan en prevaricadores al servicio del poder corrupto. Por otro, los medios de manipulación masiva y el anti-catalanismo recalcitante de la sociedad española, provoca el crecimiento desmesurado del nacionalismo extremista de gran parte del pueblo español.
De todos modos, realmente son ellos, la monarquía, la corrupta clase políticas y sus cómplices, es decir sus votantes y las mafias económicas, quienes más hacen por la República. Sin embargo, la República no llega, ¿tan torpes somos los republicanos? Y otra pregunta: ¿Existen las fuerzas republicanas en España?
De todos modos, realmente son ellos, la monarquía, la corrupta clase políticas y sus cómplices, es decir sus votantes y las mafias económicas, quienes más hacen por la República. Sin embargo, la República no llega, ¿tan torpes somos los republicanos? Y otra pregunta: ¿Existen las fuerzas republicanas en España?
La primera pregunta, parece que podría estar muy clara. No lo
está tanto, o tal vez sí, primero deberíamos delimitar quienes somos los republicanos,
en teoría de acuerdo a las escasas encuestas que se hacen en España al
respecto, somos más de la mitad de la población. Sin embargo, no estamos
representados en el parlamento. Algunos diréis que el PSOE tiene el alma
republicana, pero está claro que la guarda bajo llave en un armario que no
piensa abrir. Unidos Podemos, en teoría son fuerzas republicanas; pero,
¿Cuántas veces se acuerdan de la República en sus intervenciones? ¿Hacen
proselitismo de la República? ¿Está la
República presente en sus intervenciones?
¿Cuántas veces hablan de la necesidad de esa República? ¿Cuántas
banderas republicanas se ven en sus actos?
No me refiero a las que lleven algunos asistentes, sino en los atriles y
escenarios a los que se suben. La
respuesta la tenéis en vosotros mismos.
Entre quienes apostamos claramente por la República, hay
muchos quienes pretenden una homogenización, quienes ven un determinado modelo
de república, con unos patrones exclusivos y en muchos casos inamovibles. Como ya he reiterado en muchas ocasiones, la
sociedad española, los republicanos españoles somos heterogéneos, aunque todos
y cada uno de nosotros tenemos nuestro propio ideal de República y quienes
defendemos la necesidad de la misma solemos coincidir en líneas generales en nuestro
modelo ideal de la misma, sin embargo andamos agrupados en diversas
asociaciones o partidos políticos incapaces de llegar a puntos de convergencia,
en eso siento envidia de la derecha española y mundial, en el último año, 2017,
han surgido diversas iniciativas, todas muy loables y entusiastas al principio,
y cual comercio en tiempos de crisis, se han quedado en eso, en iniciativas
fracasadas, algunas por personalismos, todos tenemos la formula mágica, la piedra filosofal para llegar a la Tercera República, y la mayoría por lo difícil que resulta
comprometerse con un modelo único, cuando los integrantes son diversos,
incluso, y no me gusta la palabra, transversales.
Tengo claro, lo escucho y lo veo que las personas menores de
cuarenta años no son monárquicas; aunque, no necesariamente se declaran
republicanas. Para esa gran mayoría, al
igual que para quienes tenemos más edad y somos republicanos, la monarquía es
una institución incomprensible, anacrónica e inútil, que, a la vista de las
circunstancias y acciones, no da nada más que problemas, forma parte del
problema y nunca puede formar parte de la solución.
Adicionalmente y ante el desprestigio generalizado de la
política y la extensión de la corrupción, hay una sensación, un poco vaga pero
presente, de que, la monarquía es la piedra de soporte, primero de este
bipartidismo caduco y amañado impuesto por la misma para la supuesta apertura
“democrática” de la dictadura franquista, algo nocivo que ha permitido la
degeneración de la decadente clase política española, ahora haya dado lugar a
un “gatopardismo”, cambiando algo
para que todo siga igual.
Hay mucha gente joven, no solo de ideas progresistas, sino
incluso centristas o derechistas que se confiesan republicanos, pero les tira
para atrás el simbolismo, tienen recelo a denominarse republicanos, por estar
esta definición muy unida ideológica y sicológicamente a una parte muy definida
de la izquierda, una parte de la izquierda que les da miedo, lo cual hay que
intentar superar. Sin darnos cuentas, yo
el primero, cargo mucho las tintas con mi republicanismo, tanto cargar las
tintas puede ser contraproducente, si bien es cierto que para nada me conformo
con un simple cambio de modelo de Estado, sino que quiero y deseo y lucho por
una República inspirada en los principios de la segunda república española, con
su espíritu netamente progresista y democrático, con sus ideales de justicia e
igualdad, con sus símbolos propios, escudo y bandera, y por supuesto federal.
En una República Federal, lo que está ocurriendo actualmente en Cataluña, no
habría ocurrido. El Federalismo y la Democracia aportaría una solución de
encaje de Cataluña y otros pueblos, en el actual reino de Cleptocracia, tan
alejado de la democracia formal, la solución es nula, puesto que pretenden
solucionar el problema a base de represión, juzgados y prevaricaciones
manifiestas.
Entonces, en 2012, había muchas personas que se autodefinían
con el absurdo calificativo de “juancarlistas”,
un invento que ha tenido éxito a base de mentiras y propaganda falsa, como que
el rey era necesario para garantizar la democracia, o que el 23F, fue decisivo
para que fracasase el golpe, falsedades que han calado en el imaginario popular
y que va a ser muy difícil que desaparezcan, pero que comenzó a diluirse desde
aquel 14 de abril de 2012.
Entonces, incluso un diputado del PSOE dudó del papel de la monarquía y
defendió la República. Entonces como ahora, el PSOE, es el principal obstáculo
que hay que vencer para la llegada de la República por delante del PP y de
Ciudadanos, que nunca querrán una “democracia” democrática, valga la redundancia. Si el PSOE, decidiese ser un partido
claramente de izquierdas y democrático, es decir republicano, y avanzase en ese
sentido tendríamos el final de la monarquía a la vuelta de la esquina, estoy
soñando despierto, pero los vientos deberían, al menos, correr en esa
dirección. Pero no nos engañemos el PSOE
es un partido muy difícil de cambiar, en mi opinión es donde está la mayor
dificultad para la llegada de la tercera república, pero tengo claro que son
muchos, cada vez más los militantes del PSOE, que sueñan con ella o que tienen
claro que es irracional defender la monarquía como forma de Estado y seguir
llamándose socialista, siendo esos militantes o simpatizantes del PSOE clave
para la consecución de la República.
No menos obstáculo, que ya lo he dicho antes, está en los
partidos que se definen como republicanos y están en el Parlamento. Al igual
que los medios de comunicación españoles titubean y buscan eufemismos para hablar de los presos
políticos en las cárceles españolas, los partidos y diputados que se definen
como republicanos, hacen malabares para no pronunciar la palabra “República”,
con lo bonita que es. Son muchos sectores republicanos que pretenden dejarlos de lado, por lo difícil que resulta, por no decir imposible, cambiar la tendencia de sus dirigentes a olvidarse de la República en el momento que sientan sus posaderas en los escaños, lo tengo claro; sin embargo no debemos olvidar que sus bases son republicanas, tanto en Podemos como en Izquierda Unida, por tanto es deber ineludible de esas bases ejercer de republicanas y exigir que la República esté presente en todas sus manifestaciones, y que cuando dicen "la República ahora no toca", gritar con fuerza: ¡Viva la República! Resulta estúpido intentar cambiar el país dentro del Régimen, es preciso un nuevo país, una República.
No debería ser necesario explicar a los españoles que, la
república no es algo exclusivo de las izquierdas; aunque, la monarquía si lo es
de las derechas, pues no hay nada tan absurdo y ridículo que alguien que se
considere de izquierdas que defienda la monarquía. Que por ejemplo en Francia ha habido un
presidente de derechas como Sarkozy o en Alemania un canciller ultra liberal y
son repúblicas, una unitaria y otra federal y que no pasa nada, y si son
delincuentes sus presidentes pueden terminar en la cárcel o ser destituidos, en
España con su blindaje propio de los países islámicos, un rey haga lo que haga,
nunca será juzgado, y los miembros de la Casa Real, ya lo hemos visto lo
ocurrido con Cristina de Borbón y su marido.
No debería, por tanto, preciso decir que, la república es la
forma más democrática de gobierno, que el jefe de la República se elige cada
equis años, normalmente cuatro, que si no lo hace bien se le da la patada, pero
a un rey sea tonto o listo, buena persona o un hijo de su madre, es hasta que
muera o el pueblo le dé la patada, hay que contar la historia de los borbones,
que ninguno se salva de la quema, ninguno ha sido decente u ejemplar, empezando
por el primero Felipe V y continuando por el resto .
Debemos buscar la República como una forma de modernizar
España, una forma de Estado más democrática y representativa, dejando de lado
algo tan opaco y anacrónico como es la existencia de una Casa Real.
Las circunstancias para una tercera república se están dando,
lo difícil es que sepamos actuar con la inteligencia necesaria para poder
conseguirla, atrayendo a los republicanos “juancarlistas”
del PSOE y no asustando a los “no monárquicos” del centro o de la derecha y
sobre todo siendo capaces de articular una convergencia unitaria de los
distintos grupos que conforman la macedonia republicana, no vaya a ser que del
mismo modo que los miembros de la Casa Real se hicieron merecedores del título de
"republicanos del año" en 2012, a nosotros nos declaren
"monárquicos del siglo", por nuestra incapacidad manifiesta para
aunar esfuerzos. Por desgracia, somos al mismo tiempo el pie que avanza y el
que pone la zancadilla a nuestro caminar.
La monarquía se nos
antoja, de hecho, lo es, una institución cada vez más oscurantista y somos
conscientes, si es que nos preocupamos en buscar la información, de que su
coste, gasto, amistades, etc.
Lo único claro es que no está nada claro, y nadie
pone remedio para que esto se aclare de una vez, ni políticos ni jueces, porque
a nadie de quienes chupan de la teta de la vaca le interesa. Sin embargo, la monarquía es autodestructiva,
como hemos visto en algo tan estúpido y de la suegra y la nuera, ha pasado con
todos los borbones, solo que antes nadie o casi nadie se enteraba o no se
cuestionaba, pero ahora sí. Resulta
absurda la teoría tan pregonada de que nuestro país no tendría una democracia
estable sin la monarquía, cuando prácticamente todas las monarquías son
islámicas a excepción de menos de una decena que son europeas y todos los
países democráticos de nuestro entorno son repúblicas. Los argumentos de
algunos políticos de “demócratas” de la necesidad de la monarquía, son
auténticos insultos a la inteligencia de los españoles.
Tengo claro que España mañana será república y federal, pero
tengo claro que no va a ser tarea fácil, sino todo lo contrario, y que
desgraciadamente, como siempre sucede en este país, va a ser más por torpeza de
los contrarios que por los aciertos propios. En el 2018, la República debería
ser un hecho, por desgracia, me temo que esta tan lejos como en el 2012.
©Paco
Arenas
Escritor, autor de la novela sobre la memoria histórica española “Magdalenas sin azúcar”, una metáfora sobre la Libertad y el amor.
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