Hablaba
ayer mi querida paisana, amiga y hermana en apellidos e ideales, la escritora y
activista incansable Nuria Martínez López, sobre la legalidad y lo legitimo. Es
algo que quienes aspiramos a un Estado plenamente democrático en España,
tenemos presente.
En
este corrupto reino, podrido de corrupción, los políticos y poderes corruptos
se amparan en la legalidad o constitucionalidad vigente para aplastar las
legítimas aspiraciones democráticas del pueblo, para acabar con los legítimos
derechos ciudadanos, para saquear las instituciones en su provecho, para
infinidad de tiranías, maldades y corruptelas, amparándose en unas normas y una
Constitución, que siendo legales, no son legítimas, están viciadas desde su
origen.
El
actual Régimen es legal, por supuesto, la actual constitución, es legal, fue
votada algo más de quince millones de españoles, de los cuales viven menos de
dos millones, y la cual todos los que tenemos 57 años o menos no la pudimos
votar. En la redacción de aquella constitución pesaron mucho los sables y la
voluntad de los herederos del dictador, de hecho, se aceptaron muchas de las
voluntades del dictador, incluida la jefatura del Estado, y se obviaron otras
no menos importantes, dando por hecho que se tenía la legitimidad para hacerlo,
cuando solo se tenía la legalidad surgida de un Régimen ilegitimo y
dictatorial, prolongando un Régimen tan corrupto y podrido como fue la
dictadura franquista, en la persona del heredero del dictador.
Ese
Régimen, surgido de un criminal golpe de estado, llevado a cabo por militares
traidores a la patria, instauró una legalidad ilegitima, de la cual nunca puede
o debe surgir, ninguna legalidad legitima, ni sobre sus cimientos
ensangrentados se puede edificar una democracia avanzada, sin que esté podrida
desde los inicios, como se ha demostrado.
Por
tanto, la única legalidad legitima, que aceptamos quienes aspiramos a una
España plenamente democrática es la de la futura Tercera República Española,
donde la soberanía resida en el pueblo, no en una estirpe que a lo largo de la
historia ha demostrado todo menos patriotismo e integridad moral. Aspiramos por
tanto a recuperar esa legalidad legitima de aquella república, usurpada hace 81
años por la traición criminal de unos militares golpistas.
Hoy
más que nunca:
¡Viva
la Constitución! ¡Viva la República!
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