Sí, yo también fui investigado por hacienda, cuando el
ministerio de Hacienda lo dirigía un delincuente. Pero mejor un poco de
historia, porque no tiene desperdicio:
En el año 1996 al igual que otros muchos pinarejeros era
tabernero, bares de gentes de Pinarejo por esos años entre Madrid, Ciudad Real,
Cuenca, Valencia e Ibiza había más de veinte, solo en Valencia éramos doce,
bien ese año recibí una carta de un tal Rodrigo Rato, pidiéndome el voto para
el Partido Popular, supongo que esa misma carta se la remitirían a todos los autónomos.
En dicha misiva prometía grandes
ventajas para los autónomos al tiempo
que nos pedía el voto, siendo que yo siempre he sido alérgico a todo lo que
huela a populismo fascista si no la quemé fue por no hacer humo y si no me
limpie el culo con ella fue por mi alergia hacía dicho partido y me iba a salir
sarpullido, me limite a romperla y tirarla al cubo de la basura. Pronto comenzaron las consecuencias, primero
la Ley de Módulos, que a muchos bares les vino muy mal en mi caso me dio
tranquilidad a pesar de que debía pagar más de lo que habitualmente pagaba,
pero era una cantidad fija y no me opuse.
Pero ya comienzan los problemas, el ayuntamiento de
Valencia, con Rita a la cabeza, comienza a “perseguir” las terrazas en lugar de
regularlas.
¿En qué consiste esa persecución?
Los taberneros, u hosteleros, debíamos solicitar la
instalación de terrazas en primavera, por silencio administrativo a partir de
abril o mayo colocábamos sin ningún tipo de autorización de manera alegal mesas
y sillas en la vía pública o aceras, sin que la policía nos molestase a no ser
que se produjese la queja de algún vecino, en ese caso la policía llegaba
redactaba la correspondiente denuncia con la cual ibas a la junta de distrito y
la anulaban automáticamente por haber realizado el ingreso previo. Nunca te denegaban la instalación de sillas y
mesas en la vía pública, sin embargo nunca te autorizaban, en caso de denegarte
deberían haber devuelto el ingreso previo y en caso de autorizarte no podía
salir todos los años un concejal presuntamente corrupto a decir que los
hosteleros teníamos mucha cara por colocar mesas en la vía pública sin el correspondiente vecino y en caso de problemas siempre era responsabilidad nuestra por incumplir la ley.
Siendo que yo he sido muy mal pensado con todo aquello que huele a franquismo,
tenía yo la sospecha de que el ingreso previo se desviaba a otros bolsillos
distintos a los que deberían ir, así también me lo insinuó un funcionario que
tenía idéntica sospecha. Al final del verano, según me dijo, se denegaban todas
las licencias solicitadas, pero esa denegación no se comunicaba a los bares,
porque como he dicho, en ese caso deberían habernos devuelto el dinero del
ingreso previo. Las revelaciones del
funcionario me indignaron y al año siguiente creé una coordinadora de bares,
para solicitar la regularización de las terrazas, fuimos escuchados por los
concejales del área, por el inspector de la policía local, el cual nos habló de
como estaban regularizadas las terrazas en diversas ciudades, pero no se
comprometieron a nada, yo insistí junto con otros taberneros y al final conseguimos
hablar de nuevo con el concejal Vicente Aleixandre, mismo nombre que el poeta, pensábamos
que por fin nos harían caso, muy amable nos dijo en un tono como de amigos de
toda la vida:
—
¿Quién mejor que yo para solucionaros el
problema? Yo también soy hostelero, tengo un restaurante en Palmar.
—
En ese caso sabrá lo importante que es para
nosotros que se regularicen las terrazas? —Le dije yo.
—
Sí hombre, sí, pero no os preocupéis por eso. ¿Habéis tenido
acaso problemas hasta ahora?
—
No, pero, el concejal de urbanismo Jorge Bellver sale todos los años
diciendo que somos unos irresponsables y unos caraduras por instalar mesas y
sillas en la vía pública sin autorización, cuando realizamos el ingreso previo.
Nosotros queremos ya que pagamos, tener la licencia legal.
Nos miró en tono paternalista, como hado protector.
—
Vamos a ver, el que más y el que menos hacéis el
ingreso previo de cuatro o seis mesas, luego sacáis nueve, diez o doce, al que
más y al que menos nos gusta saltarnos de vez en cuando un semáforo en rojo. Si queréis estar dentro de la ley y pagáis
cuatro mesas solo podréis sacar cuatro mesas, hacerme caso dejad la cosa como
está.
Al final hicimos caso porque queríamos trabajar, que era lo
único que sabíamos hacer, pagando en la primavera un ingreso previo que no sabíamos
a dónde iba y sin que a pesar de ello tuviésemos los papeles en regla.
Al comienzo de la segunda legislatura de Aznar, Hacienda
llevo a cabo una ofensiva contra los autónomos cebándose especialmente en el
ramo de la hostelería, mi bar no se libró de una inspección exhaustiva, todos o
la mayoría fuimos severamente sancionados. En mi caso con casi dos millones de
pesetas, ya estaba el euro en vigor pero yo no lo tenía asimilado, unos doce mil euros, mi pecado, que el teléfono y el alquiler estaban
a mi nombre en lugar del de la CB, formada junto con por mi hermano y que lo declarábamos a nombre de la CB, sin
que por ello nos ahorrásemos un duro ni tampoco tuviésemos que pagar un real
más. a otros porque alguna factura figuraba como albarán, sin que por ello alterarse los resultados de la hacienda pública, y es que tanto Coca-cola como Mahou emitían albaranes en lugar de facturas, pero con su conveniente IVA y que después ambas empresas si les solicitabas la factura te las daba. Se nos ofreció un 20% de descuento
si pagábamos sin recurrir, algunos, la mayoría, pagaron, nosotros no, no habíamos defraudado
y por tanto recurrimos, no obstante durante diez largos años tuvimos
avalar esa cantidad a favor de la AT, fuimos bombardeados con requerimientos e incrementos del 20% sobre los intereses .
Ganamos el juicio, sin embargo a pesar de
que nos pagaron intereses los daños morales, los quebraderos de cabeza y los
gastos en abogados, eso no nos lo reparó nadie y en algunos casos, hartos de tanta injusticia abandonamos el bar.
Muchos, la mayoría de los hosteleros que pagaron sin recurrir
perdieron su dinero para siempre.
Mientras tanto sabemos que el ministro que dirigía hacienda era un impresentable delincuente
estafador, entonces solo lo sospechábamos. Ahora sabemos que los ministros de ambos partidos PP, PSOE y otra vez PP, han
indultado y protegido a los mayores delincuentes financieros, no solo eso, sino
que además les han avisado para que sigan robando, porque a los grandes
ladrones, a los grandes delincuentes, a los grandes sinvergüenzas, a los terroristas
financieros se les facilitan las cosas
para que sigan haciéndolo, porque son amigos, familiares o ellos mismos, o
esperan que cuando dejen la política les den un sillón en un consejo de administración,
ya sea en las empresas de las mafias financieras o financieras.
Somos los trabajadores, los autónomos y pequeños empresarios
quienes pagamos la sanidad y la educación, la nuestra y la de los delincuentes
que protegen los gobiernos de este podrido Régimen.
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