Decía ayer un buen amigo, algo así, como que perdía la
esperanza, que estaba cansado de luchar toda su vida por unos ideales, que una
vez y otra son traicionados. En esos
momentos no pude contestarle y ahora no encuentro su publicación.
Creo, que ese sentimiento es común entre quienes llevamos
muchos años, toda la vida, luchando por unos ideales de justicia y libertad,
quienes llevamos peleando, creando conciencia e intentando que nuestro país sea
un país digno de llamarse democrático, de ser socialmente avanzado y donde la
soberanía resida en el pueblo y no en la voluntad de un dictador o en los
espermatozoides de su heredero.
Hace poco más de un año, parecía que por fin el pueblo
español había tomado conciencia y estaba dispuesto a enfrentarse al modo
caciquil en que había sido designado e impuesto el nuevo jefe del Estado,
heredero del dictador. Las calles se llenaron de libertad, de banderas de
libertad, de banderas de la República. Unos días estuve en Madrid, banderas en
balcones y ventanas, en la CALLE, en la Puerta del Sol…, Ese escenario se
repetía en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, Salamanca, en Cuenca, en toda
España.
Año y medio después, una vez más nos separan los matices,
pero sobre todo los personalismos.
Creíamos estar a
punto de tocar la República con las manos y ahora vemos que esos ideales, de
nuevo, han sido traicionados. Que somos todavía más ineptos que nuestros
gobernantes, que nos los merecemos, que este pueblo merece estar siempre bajo
el yugo opresor de una dinastía (cada uno que le ponga el calificativo que
quiera, si pongo lo que me viene a la cabeza voy directo a la cárcel y tengo
hijos que mantener).
Ahora, nos quedan dos opciones, ponernos de rodillas y
resignarnos o levantarnos y demostrar que estamos vivos, cada cual que decida, yo lo tengo claro y posiblemente quien lea esto, no necesite convencerse de nada; el problema es que no somos capaces de llegar a la gente, que ve una bandera republicana y te salen con la estupidez inculcada por ochenta años de manipulación de "Yo soy español", que parece ser sinónimo de ser borrego. Como si el ser español, en otro tiempo, por desgracia muy lejano, no hubiese sido justo lo contrario, símbolo de valor y lucha.
Sin duda, algo estamos haciendo mal, o ellos están haciendo bien, para derrotar a la lógica, y para quienes defendían la República, conforme comienzan a tocar poder, van asumiendo el catecismo de la monarquía.
SyR
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