martes, 2 de febrero de 2016

El asesinato de Federico Puig Romero y la proclamación de la Iª República Española


El libro "Voces desde el más allá de la historia" nos aporta lo que todos sabemos, y que ahora muchos historiadores comienzan a tener en cuenta, que la actual monarquía es ilegítima desde los mismos planteamientos que le sirven como base. Este libro aporta pruebas y una seriedad investigadora por parte de la autora, descendiente del coronel Federico Puig Romero, presunto padre de Alfonso XII y a la vez hermanastro de dos hijas ilegitimas de Fernando VII.
La autora María Nieves Michavila Gómez, aporta documentos conseguidos a través de una ardua y difícil investigación y sobre todo muchas trabas de todo tipo. Un libro serio, que merece la pena ser leído y que se presentará el próximo viernes 5 de febrero a las 7 de la tarde en La Casa de la Cultura de Burjassot (Valencia).

La monarquía siempre ha basado su legitimidad en la herencia de la sangre; sin embargo nunca se ha sometido a las pruebas de paternidad, ni antes ni ahora. A lo largo de la historia han surgido dudas sobre si quienes accedían al trono eran sus legítimos herederos. Fue muy sonado, con guerra civil incluida en el lote, la historia de Juana de Castilla, conocida como Juana la Beltraneja, única hija de Enrique IV de Castilla, que curiosamente el muy católico rey tuvo varias amantes, y ni con ellas ni con su mujer tuvo otra hija que Juana la Beltraneja, presunta hija del favorito del rey, Beltrán de la Cueva.  Como es natural, los castellanos no tragaron. Tenían sobradas sospechas para ello, el rey había estado casado con Blanca de Navarra, declarándose el matrimonio nulo por impotencia del rey.


Todos hemos visto que para los reyes era muy importante tener un heredero, un hijo varón, las consecuencias en muchos casos para la reina consorte podría llegar a ser la muerte de no quedarse embarazada o de dar hijos que no estuviesen sanos o fuesen varones. Esto afectaba a todas las monarquías del mundo, no solo a las hispánicas. Por tanto era muy lógico que en caso de sospecha de esterilidad masculina se recurriese a la inseminación natural asistida. Y si las reinas eran coronadas por los reyes, lógico y necesario es que los reyes fuesen igualmente coronados como tales por las reinas.

Sin duda el mayor cornudo fue Carlos IV º, a pesar de presumir de que eso era imposible. Así lo decía a su padre, el rey Carlos III º:

─ “Tú, como rey, y yo, que lo seré, tenemos una gran suerte: nuestras mujeres no podrán engañarnos nunca."
 Asombrado el padre, preguntó al príncipe cómo podía ser eso.
    ─ “Padre, es imposible. Estamos en lo más alto. No hay nadie por encima de nosotros con quien puedan hacerlo.”.
 Sin embargo su prima hermana María Luisa de Parma, que a la vez era su mujer y la reina confesaba a Fray Juan de Almaraz, que era su confesor:
—“Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía de Borbón se ha extinguido en España”.

Si ella lo confesó, ¿quiénes somos nosotros para ponerlo en duda? Lo cierto es que el rey, amante de las cacerías y bacanales que siempre iban aparejadas con las mismas, hubo de enterarse por boca de su hermano Fernando, rey de Nápoles.
Mucho habría que contar de ese matrimonio “real”; pero vamos a centrarnos en dos de los protagonistas de “Voces desde el más allá de la historia” de María Nieves Michavila Gómez:
 Fernando VII º, el rey felón, hijo de María Luisa de Parma, y presuntamente de Carlos IV º, cuatro esposas:
 Le casaron primero con su prima hermana María Antonia Borbón Lorena, una princesa no dotada de belleza, más fea que guapa, nariz borbónica y carácter dulce. Falleció presuntamente de tuberculosis sin llegar a ser reina, aunque las malas lenguas dicen que fue envenenada por su tía y suegra María Luisa de Parma.
El rey viudo, perseguía a las muchachas por palacio con su gran miembro en la mano, del cual dicen que era de tales dimensiones que sus médicos le fabricaron una almohadilla circular con un agujero central para que pudiera penetrar a la reina María Cristina sin provocarle desgarros o males mayores. El pene del rey era “fino como una barra de lacre en su base y tan gordo como el puño en su extremidad”.  Con lo cual no es de extrañar que las mozas huyesen de él como perseguidas por el diablo.  Aunque el rey es el rey y terminó teniendo derecho a roce con muchas cortesanas, una de ellas una bella viuda que aparece en el libro Voces desde  el más allá de la historia.  Vamos por parte:

No contento intento este despreciable personaje casarse con una sobrina de Napoleón, pero el emperador no accedió y le entró la risa floja ante tal pretensión.

Ya siendo rey de España se casó segundas nupcias con su sobrina carnal María Isabel Francisca de Braganza, eso es rizar el rizo, corría por Madrid comentarios que la sobrina consorte era gorda, fea y portuguesa y que en nariz le ganaba a su tío y esposo. Hay no quedo la cosa, de ella también enviudo sin descendencia.

Con esta reina, entró en Palacio a su servicio, como camarera real una bella viuda. Para llegar a viuda, que ya entonces, era amante del rey, y su viudez fue presuntamente inducida por el rey felón, su nombre era Gertrudis Romero, viuda de Vicente Puig, del cual se falsifican una serie de documentos para enmascarar el presunto asesinato. Con esta hermosa viuda, el rey que era incapaz de tener hijos sanos con sus espesas y parientes, tuvo dos hijas sanas. No desvelemos más, de lo que se puede leer en el libro


El felón , no respetó el luto y se casó con su prima segunda, y al propio tiempo sobrina segunda María Josefa de Sajonia, dieciséis años contra los treinta y cinco del felón,  la pobre inocente criatura, no tenía ni idea de sus deberes conyugales y su primo tío que era más bastorro y bruto que entre catorce,  intento violarla,  del susto y del miedo la pobre chiquilla se meo las patas abajo y algo más , escandalizando a  tan indeseado personaje, aun así ella no consintió  y hubo de mediar incluso el Papa para que pudiese ser consumado el matrimonio.  Pero a la tercera no fue la vencida y no se quedaba en estado de buena esperanza ni con la intervención papal así que también se murió.
Ya cuarentón   sin respetar el luto y desesperado por no tener heredero se casó con su sobrina María Cristina de Borbón, esta nueva sobrina consorte, al contrario que las anteriores, no era ni inocente, ni mojigata, supo despertar la pasión del despreciable Borbón y presuntamente  engendró dos niñas, una de ellas la futura Isabel II, reina de corazones, siendo necesario cambiar la Ley sálica, que impedía que las mujeres fuesen reinas, para disgusto del hermano del rey, comenzando las guerras carlistas.
Isabel de corazones es obligada a casarse con su prima “La Paquita”, Francisco de Asís de Borbón, que además de homosexual sufría hipospadia, que es una malformación de la uretra que le impedía orinar de pie, porque el chorro le salía hacía abajo.
Achacan a la reina una maliciosa frase:

“¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?”. 

A pesar de su matrimonio con “Paquita” o “Paco Natillas” (así le llamaban al pobre), Isabel tuvo la friolera de once hijos, de los que solo llegaron a la edad adulta cinco. Uno de ellos Alfonso XII º.
Tuvo tanto amantes, que solo ella podría saberlo, llegando a confesarle a su hijo:

—“Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía.”

Es por tanto difícil saber a quién pertenece la verdadera paternidad, la mayoría de los historiadores se inclinan por Enrique Puigmoltó, hijo del conde de Torrefiel, que durante tres años fue amigo con derecho a roce de la reina, que le llenó el pecho de condecoraciones y títulos. Alfonso XII sería conocido por ello como el Puigmoltejo. Pero hay otro candidato, con al menos tantas posibilidades:
Federico Puig Romero, asesinado en muy extrañas circunstancias en varios sitios diferentes, y de distintas maneras y modos. Hay casi tantas versiones sobre cómo fue asesinado como amantes tuvo la reina…

Para terminar, decir que a los hijos de Federico Puig Romero, Alfonso XII, les llamaba hermanos.
Decir que el asesinato de asesinato de Estado perpetrado contra  Federico Puig Romero y otros militares, la torpeza y el descaro para intentar ocultar el motivo y la culpabilidad de la reina ninfómana, terminó trayendo la Primera República Española el 11 de febrero de 1873.

María Nieves Michavila, (descendiente directa del asesinado Federico Puig Romero) con su libro, nos aporta y resuelve muchos misterios, que han pasado de generación en generación, dentro de su familia. Voces desde el más allá de la historia; pone en cuestión la legitimidad de la monarquía, no como hacemos los republicanos, sino de acuerdo a las normas ortodoxas monárquicas, sin linaje no hay legitimidad y por tanto, ni siquiera con sus normas, los borbones tienen derecho a reinar.



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