lunes, 13 de julio de 2015

Nos tragamos el cuento



La democracia griega devorada por el terrorismo financiero
Sí, lo reconozco nos creímos el cuento, todos los cuentos con final feliz, aquellos que el terrorífico lobo se comía a la abuelita y a Caperucita sin masticar ni digerir siquiera,  pero entonces llegaba el valiente cazador y le rajaba la barriga al malvado lobo para después llenar  de piedras la misma y después a base de perfectos pespuntes de nuevo cosérsela y que al despertar sediento tuviese el lobo feroz tanta sed que se precipitase al pozo y se ahogase.  Caperucita se casaba con el apuesto cazador se daban un banquete de perdices y eran felices para siempre.

Ya lo sabíamos, nos habían mentido, el narrador era el lobo y contaba y escribía su historia de vencedor disfrazado de dulce abuelito de Heidi para que así se confiasen sus futuras presas. Y lo creímos, no sabíamos que la abuelita era una proxeneta que había entregado la virginal inocencia de Caperucita al poderoso y rico lobo y el cazador en realidad era un sicario que vigilaba que la pobre Caperucita entregase todas las ganancias al lobo y la abuelita…

Podremos seguir creyendo que la abuelita, la vieja Europa, es el paraíso democrático que siempre soñamos, que el lobo (el terrorismo financiero internacional) se va ahogar en sus propios vómitos por su codicia, seguiremos creyendo que el cazador (los sicarios del poder oligarquía) velan por nuestra seguridad, por la democracia y la libertad y que Grecia necesitaba un correctivo por haber desafiado la "democracia" del proxeneta, creyendo que era posible que fuese el pueblo quien ejerciese su derecho a equivocarse, como ellos nosotros también nos equivocamos, creímos que el terrorismo financiero se mostraría cauto y respetaría la democracia del pueblo griego, ignorantes que somos, los los lobos, los proxenetas, los sicarios y los criminales siempre se comportarán como tales.

Ahora sabemos que todo era un cuento que nos había hecho creer. Ahora sabemos que Caperucita le está practicando sexo oral en el pilón nauseabundo  de la jefa de la mafia, mientras por detrás le están sodomizando  al alimón el lobo y el cazador,  mientras tanto, nosotros como imbéciles contemplamos el espectáculo sin saber que los siguientes en ocupar el puesto de Caperucita somos nosotros y que los escozores de Caperucita serán nuestros escozores.. 

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