sábado, 27 de septiembre de 2014

Carta a sus padres de José Humberto Baena, uno de los últimos asesinados por Franco



Tal día como hoy se cumplen 39 años de los últimos asesinatos del Régimen genocida del general Franco, después de casi cuarenta años, más que hubo de dictadura, el apéndice de la misma aún no ha pedido disculpas, es más sus herederos políticos  continúan gobernando, su heredero a la jefatura del Estado, ha pasado el testigo a una segunda generación. La dictadura, aunque disfrazada de presunta democracia, continúa viva, con la complicidad de partidos que dicen tener el alma republicana, pero que babean ante el sucesor del dictador y le rinden pleitesía.


No hubo clemencia para ellos, pocas semanas después  el primer gobierno de Juan Carlos de Borbón se vestía de luto, pero no por el asesinato de aquellos cinco jóvenes antifranquistas, sino por la muerte del criminal asesino que mando asesinarles, tan responsables como el propio general algunos de los integrantes de aquel último gobierno del dictador, que después fueron los integrantes del primero del apéndice de la dictadura.






Los nombres de las víctimas de aquellos crueles asesinatos fueron:

De los tres militantes del FRAP: José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, y de los dos militantes de ETA político-militar, Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui.

Carta a sus padres de José Humberto Baena

Papá, mamá:

Me ejecutarán mañana de mañana.
Quiero daros ánimos. Pensad que yo muero pero que la vida sigue.
Recuerdo que en tu última visita, papá, me habías dicho que fuese valiente, como un buen gallego. Lo he sido, te lo aseguro. Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos, para ver la muerte de frente.
Siento tener que dejaros. Lo siento por vosotros que sois viejos y sé que me queréis mucho, como yo os quiero. No por mí. Pero tenéis que consolaros pensando que tenéis muchos hijos, que todo el pueblo es vuestro hijo, al menos yo así os lo pido.
¿Recordáis lo que dije en el juicio? Que mi muerte sea la última que dicte un tribunal militar. Ese era mi deseo. Pero tengo la seguridad de que habrá muchos más. ¡Mala suerte!
¡Cuánto siento morir sin poder daros ni siquiera mi último abrazo! Pero no os preocupéis, cada vez que abracéis a Fernando, el niño de Mary, o a Manolo haceros a la idea de que yo continúo en ellos.
Además, yo estaré siempre con vosotros, os lo aseguro. Una semana más y cumpliría 25 años. Muero joven pero estoy contento y convencido. Haced todo lo posible para llevarme a Vigo. Como los nichos de la familia están ocupados, enterradme, si podéis, en el cementerio civil, al lado de la tumba de Ricardo Mella.
Nada más. Un abrazo muy fuerte, el último.
Adiós papá, adiós mamá.


José Humberto

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