Dedicatoria que me hace Salvador en 1986 de su libro de poesía IDÚBEDA |
Conocí a Salvador Fernández
Cava hace muchos años, gran amigo de mi hermano Julián, siempre afable y crítico
en una sociedad excesivamente conformista para su gusto y el mío, sabiendo mi interés
por “El maquis” y por la poesía, en más de una ocasión llegué a juntarme con
dos ejemplares del mismo libro, uno el que yo había comprado y otro con el que
se presentaba él en mi bar. Su trabajo sobre la Agrupación Guerrillera de
Levante y Aragón (A.G.L.A.), es impresionante, posiblemente el más extenso de
cuantos se ha llevado a cabo sobre la guerrilla anti-franquista. Conocedor de
la zona de actuación, nacido en plena serranía conquense, Masegosa- Cuenca, su
trabajo es excepcional, riguroso a pesar de su implicación sentimental con
aquellos hombres que dieron su vida por la libertad y la República en un país
donde se había perdido la libertad y la esperanza de recuperarla. No debemos olvidar que Salvador fue uno de los impulsores del homenaje que se celebra anualmente en Santa Cruz de Moya en homenaje a la guerrilla antifranquista y que después de muchos años sea uno de los actos reivindicativos más importantes de cuantos se celebran en España para la recuperación de la legalidad republicana.
Me quedó con las palabras de mi amigo Salvador:
"En recuerdo de aquellos héroes que lucharon por la libertad, la paz y la democracia para que estos hechos nunca se vuelvan a repetir"
Mi admiración por ellos y por mi amigo Salvador Fernández Cava.
Paco Arenas
Capítulo del libro Los Guerrilleros de Levante y Aragón (I
parte). Ed. Tomebamba 2007.
Quebradas de Morrón |
El trágico combate se produce en el término de La Pesquera,
y a más de un revés serán dos seguidos. La zona estaba siendo ya vigilada
aunque no de manera insistente tanto por la Comandancia de Cuenca como por la
de Valencia que tienen sus límites en las
riberas escarpadas del río Cabriel, del que alguna vez dije que era el río más beduino de España; de ahí que en sus informes, con la habitual retórica macabra de los escritos de esos años, aún se consigne una cierta improvisación: "siguiendo la práctica para la localización de bandoleros que en algunas ocasiones han hecho acto de presencia en esta zona". La necesidad de actuación del maquis se basa en tener gente cercana que les facilitase además de noticias, alimentos. Tal obviedad genérica era bien conocida por todos. De ahí que la vigilancia se estreche sobre las familias de las que se sabía con certeza que alguno de sus miembros se hallaba con los del monte. Esa vigilancia, en este caso, se cierne sobre la familia del "Manco de La Pesquera". Pero con todo, suele ser el soplo de algún chivato el que proporciona los datos útiles para detener a un primer individuo. Así, tras localizar la GC una estafeta denunciada , se detiene hacia el 20 de enero a Andrés Ponce Fernández "Andresillo", de 46 años, primo de Rufina Monteagudo Ponce, la mujer de "Fortuna", y se le lleva al cuartel de Minglanilla. No hacía mucho tiempo que se había incorporado el tercer guerrillero de La Pesquera, "Julio" . Como tampoco es difícil imaginar la escena siguiente, Andrés Ponce no pudo resistir la paliza que le diesen y acto seguido se prestó a conducir a los guardias al campamento de los guerrilleros. "Andresillo", "de complexión débil y escasa estatura (1,52 cm.)" contaba con una baza a su favor,
riberas escarpadas del río Cabriel, del que alguna vez dije que era el río más beduino de España; de ahí que en sus informes, con la habitual retórica macabra de los escritos de esos años, aún se consigne una cierta improvisación: "siguiendo la práctica para la localización de bandoleros que en algunas ocasiones han hecho acto de presencia en esta zona". La necesidad de actuación del maquis se basa en tener gente cercana que les facilitase además de noticias, alimentos. Tal obviedad genérica era bien conocida por todos. De ahí que la vigilancia se estreche sobre las familias de las que se sabía con certeza que alguno de sus miembros se hallaba con los del monte. Esa vigilancia, en este caso, se cierne sobre la familia del "Manco de La Pesquera". Pero con todo, suele ser el soplo de algún chivato el que proporciona los datos útiles para detener a un primer individuo. Así, tras localizar la GC una estafeta denunciada , se detiene hacia el 20 de enero a Andrés Ponce Fernández "Andresillo", de 46 años, primo de Rufina Monteagudo Ponce, la mujer de "Fortuna", y se le lleva al cuartel de Minglanilla. No hacía mucho tiempo que se había incorporado el tercer guerrillero de La Pesquera, "Julio" . Como tampoco es difícil imaginar la escena siguiente, Andrés Ponce no pudo resistir la paliza que le diesen y acto seguido se prestó a conducir a los guardias al campamento de los guerrilleros. "Andresillo", "de complexión débil y escasa estatura (1,52 cm.)" contaba con una baza a su favor,
La Olmedilla |
la última vez que había estado con ellos suministrándoles
había sido en la base de La Olmedilla y no en la Quebrada del Morrón, por lo
que esperaba que si llevaba a este último lugar a los guardias los guerrilleros
no estarían. Desgraciadamente lo que no sabía es que los guerrilleros se habían
apostado en esta base. Allí se encontraba buena parte del grupo de
"Luis" al mando de su segundo "Madriles"
("Guitarra"). "Madriles" precisamente estuvo advertido de
la detención del primo del "Manco". Ante la ausencia de
"Fortuna" por hallarse en la misión de La Mancha, fueron su mujer y
su sobrino quienes se desplazarían rápidamente al campamento para comunicarle
la noticia. La mujer de "Fortuna" abandonaría el campamento tras dar
el aviso, no así "Bienvenido" (Francisco Serrano) que se incorpora al
grupo pues entiende que "Andresillo" no tendrá más remedio que
delatarlo. Pero, en otra de tantas imprudencias, "Madriles" decide no
cambiar de emplazamiento esperando la vuelta de "Luis" y de los que
han salido con él hacia Requena para realizar una operación económica. Tres de
los muertos habidos corresponden a los recién incorporados, los otros tres al
propio "Madriles", "Julio" y "Andresillo", a
quien se utiliza como escudo humano de primera línea de fuego en el asalto.
Hasta el campamento de La Pesquera se había desplazado un verdadero ejército de
guardias civiles. Todos los de los puestos limítrofes bajo la órbita de la
cabecera de línea de Villanueva de la Jara (Minglanilla, El Herrumblar y
Villalpardo), y también la unidad móvil enviada desde Cuenca al mando del
todavía sargento Isidoro Arenas Rubio con 10 guardias, más otros tantos que
recogió a su paso por Enguídanos. A todos ellos los manda el teniente Camilo
Pajuelo hasta la llegada más tardía del propio teniente coronel Jesús Miranda
Guerra que estableció su puesto de mando en la Casa de las Hoyas. En esta
marcha nocturna el guía y parapeto, lo que le costará la vida tras las primeras
descargas de munición, era el propio "Andresillo". El jueves día 30
de enero de madrugada, táctica habitual desde esta fecha en el enfrentamiento
con los guerrilleros, después de haberse aproximado al lugar en larga, silenciosa
y nocturna caminata para no despertar sospechas ni entre la población ni en la
vigilancia establecida, se acercaron hasta la chabola donde se cobijaban unos
doce guerrilleros, según la memoria interna, sita en el barranco de Los
Berciales. En el dispositivo fueron formados dos grupos con un total de 45
guardias, uno al mando del teniente Pajuelo y el segundo a cargo del sargento
Arenas. Se dispuso que el enlace fuera al frente de uno de ellos, vigilado de
cerca por el omnipresente y tal vez más despiadado de los guardias de la
contrapartida conquense, Isidoro Arenas Rubio. El entonces guardia Felipe Rubio
Montalbán, que participó en el asalto, recrea años después siendo brigada jefe
de la línea de Archena, así su desarrollo: "El día 29 de enero de 1947
teniendo conocimiento el mando de la 103 Comandancia de Cuenca de que en el
pueblo de La Pesquera, demarcación del puesto de Minglanilla, se hallaba
instalado el campamento de bandoleros, fue organizada una batida al monte,
concentrándose al efecto un grupo de fuerza de unos treinta individuos
procedentes del puesto de la capital, puestos limítrofes al efecto y plantilla
de éste, del que formaban parte dos sargentos y varios cabos que al mando del
teniente jefe de la línea don Camilo Pajuelo Arteaga se trasladaron por la
noche de dicha fecha caminando a pie por el monte hasta las inmediaciones de la
partida en que se suponía en que estaba el campamento, dando comienzo la batida
a los primeros claros a la luz del día 30 del dicho mes y año, coincidiendo la
salida del sol el primer contacto con los bandoleros, ordenando el citado
oficial la formación de dos grupos con la fuerza antes mencionada que llevaron
a efecto inmediatamente el cerco de los forajidos, que resultaron estar
acampados en el lugar conocido como Fuente de la Olmedilla, punto muy
estratégico por lo accidentado del terreno y abundante maleza, sito a unos
cuatro kilómetros del citado pueblo de La Pesquera. El brigada que narra, en
aquel tiempo guarda segundo que se encontraba en las proximidades del teniente
Arteaga, y percatado por iniciativa propia de que una parte del cerco se
hallaba al descubierto, siendo dicho punto lugar apropiado por donde los
bandoleros podrían intentar su huida, lo puso inmediatamente en conocimiento
del citado oficial, pidiéndole personalmente permiso para trasladarse a aquel
sector, lo que debidamente autorizado realizó sin pérdida de tiempo situándose
en observación sin realizar disparo alguno.
Cueva Campamento de las Quebradas |
Transcurridos unos treinta minutos y percatados los
bandoleros de que aquel sector era el único punto por donde no se les hacía
disparos, creyendo no estuviera cubierto intentaron la huida, organizando a tal
fin una descubierta que la llevaron a efecto dos componentes de la partida, los
que venían avanzando y disparando a intervalos con sendos fusiles. El que
suscribe al observar sus maniobras continuó en silencio hasta dejarles
acercarse a una distancia de doce a quince metros en que se les pudiera divisar
ya que a mayor distancia lo impedía el espesor de arbustos y matorrales,
logrado dicha iniciativa personal les hizo fuego con el mosquetón que portaba
quedando ambos bandoleros fuera de combate, los que aparentaban tener 25 a 35
años respectivamente, desconociendo sus nombres y demás circunstancias
personales, oyéndose al caer estos gran ruido en la maleza que se alejaba hacia
el interior del cerco, queriendo suponer que los infortunados eran seguidos a
distancia prudencial por el resto de la partida por lo que hico varios disparos
hacia donde se alejaban no alcanzando a ninguno de ellos. Más tarde el oficial
de referencia ordenó ir estrechando el cerco a los restantes bandoleros, los
que bien parapetados en las defensas naturales del terreno y disponiendo de
abundantes municiones se defendían con fuego de metralla, fusiles que
resultaron ser checos, al parecer procedentes de la cruzada española de
liberación, logrando dejarlos a todos fuera de combate a la hora de la puesta
del sol de la indicada fecha sin lamentar bajas por parte de la fuerza del
cuerpo, excepto el sargento Isidoro Arenas Rubio que fue evacuado con heridas
de carácter leve, producidas por la explosión de una granada de Lafitte que
lanzó el propio suboficial y que por enredarse la cinta en una rama de un pino
le cayó a escasa distancia. Dicha partida de bandoleros era responsable de dos
atracos cometidos en distintas fechas a vehículos que circulaban por la
carretera general de Madrid Valencia en el lugar conocido por Puerto Contreras
figurando entre los vehículos los coches de la línea regular Madrid-Valencia.
Se estaba construyendo una central hidroeléctrica en el río Cabriel situada a
un kilómetro de distancia del citado puerto, asimismo otros innumerables
atracos y fechorías en pueblos pequeños y casas de campo aisladas de aquella
comarca. A consecuencia de este servicio fueron concedidas condecoraciones a
los mandos referidos" . Fue algo parecido, pero se olvidan detalles
valiosos.
Cueva Campamento de las Quebradas |
La guardia nocturna sí estaba montada. Al ser pleno
invierno, y con el campamento en un barranco, lo que remarca su oscuridad, hizo
que hasta que no estuvieron muy encima de las chabolas situadas entre dos
montículos no se dieran cuanta de la presencia de las fuerzas atacantes. Una
vez dada la voz de alarma, sobre las siete de la mañana, empezó lo que fue un
durísimo combate con bombas y ráfagas de metralleta y fusiles, y huida de la
mitad de los guerrilleros en cuanto tuvieron ocasión. Las primeras bajas fueron
de parte atacante. Murió el enlace que les acompañaba, contabilizado después
como guerrillero, y resultó herido grave el sargento al explotarle bien cerca
una de las bombas de mano lanzadas por él mismo. El sargento Arenas tuvo que
ser inmediatamente evacuado a La Pesquera en una caballería y trasladado después
al hospital de Cuenca, donde se restableció, curó de sus heridas, fue
condecorado y continuó su labor de caza y captura de los guerrilleros
conquenses, además de sus malandanzas con disfraz de maqui en la contrapartida
que a partir de este año dirigiría. El combate, uno de los más duros de toda la
historia de la AGL, sino el más duro y directo, continuó hasta las cinco de la
tarde. Todo un día de luz invernal. Los guerrilleros intentaron huir pero ya se
había establecido el cerco. Con todo, el matorral espeso posibilitó que se
desplegaran y al menos dos, con seguridad ("Bartolo" y
"Bienvenido") sortearan el asedio. Los restantes repelieron y
aguantaron el ataque individualmente, como verdaderos héroes. En La Pesquera
todavía se recuerdan las palabras groseras y los gritos biliosos que pegó el
teniente coronel de Cuenca cuando llegó, tarde, al lugar y vio que todavía
estaban en pleno combate. Con la anochecida, a partir de las 18 horas, se hizo
recuento de bajas. Cuatro heridos por parte de los guardias, el sargento
Isidoro Arenas con múltiples heridas de metralla en el cuerpo y en el rostro,
principalmente en el derecho, el teniente Pajuelo en el dedo índice de la mano
derecha, el cabo Longinos Alonso López por heridas leves de metralla, y los
guardias José Salguero Banderas (natural de Algodonales, Cádiz, y destinado en
Minglanilla, de 36 años) y Francisco García López por rozaduras de bala. Todo
ello lo diagnosticó el médico de Minglanilla, Santiago López Malla . Por parte
de los guerrilleros, además del enlace Andrés Ponce Ferrándiz "Andresillo
, hubo cinco fallecidos, dos de ellos fueron Fidel Villena Pérez
"Julio" (que en varios libros se le confunde con el madrileño muerto
en Andorra (Teruel) de nombre Julio Pérez), de 21 años, natural de la Aldea del
Cañaveral (Mira), cuñado de "Salvador" y de "Cristóbal",
quien se había incorporado el día 1 de noviembre; otro de ellos era el jefe del
campamento "Guitarra" ("Pepito el Madriles"); y los otros
tres sin identificar a fecha de hoy, (aunque uno de ellos con seguridad se
trata de Vicente Boix). Los tres, según declara el "Manco", tal vez
la aproximación más exacta a la verdad para una posible identificación de los
mismos, recién incorporados desde Valencia y que provenían de Madrid, lo que
indica su relación con las detenciones que se estaban produciendo en las dos
capitales. Tan sólo se salvaron, al menos, "Bienvenido" y
"Bartolo". El primero de ellos buscaría el apoyo de su tía, la mujer
de "Fortuna", y ambos recorrerían algunos puntos de apoyo, como la
Casa del Valiente, o antes el domicilio de Jesús Tarín en Iniesta. La mujer de
"Fortuna", vía Valencia, sería evacuada a Barcelona, donde viviría, y
el sobrino a partir de este momento permanecería en guerrillas con el apodo de
"Bienvenido" en honor al hermano de "Jalisco", aunque en
estos primeros meses se le conociese por "Paco". "Bartolo",
por el contrario, retornaría hacia la población de Anna, donde en el mes de
marzo coincidiría con su hermano "Jaimito" y parte del grupo de
"Luis", y con ellos abandonaría las guerrillas, que no la lucha
armada, aunque con otro carácter militante.
En el campamento quedaron las
armas, fusiles y mosquetones Máuser y Mausini, alguna bomba de piña, 109 pts.,
y documentación y propaganda de la Agrupación Guerrillera de Levante. El primer
intento de identificación de los cadáveres se haría el día 31 a las once horas
en el lugar donde se efectuó el asalto, la Quebrada del Morrón, por el juez de
paz de La Pesquera Augusto López López. Los cadáveres, totalmente desfigurados
y masacrados por los disparos y bombas a discreción, fueron llevados hasta el
cementerio de La Pesquera donde se les practicó la autopsia el día primero de
febrero por los médicos de Motilla, Campillo, Minglanilla y Puebla del
Salvador: Vicente Vega Redondo, Ramón Canal Pérez, Santiago López Malla y Pedro
Aramburu González, respectivamente. Así lo exigía la norma. Los cuerpos
estaban, al igual que ocurrirá en Cerro Moreno, literalmente acribillados. Los
tres fallecidos sin identificar era gente muy joven, de unos 20 años de edad .
La fortuna aliada con lo que, según se comentó en la propia guerrilla, fue una
falta de previsión pues no se miró la estafeta de la base de Cuevas Blancas ,
en las Quebradas del río Cabriel, hizo que el grupo del Estado Mayor con
"Rodolfo" a la cabeza, compuesto además por el escribiente
"Fernando el Pecas" (Salvador Peiró Ferragut), el enlace
"Chispa" (Manuel Ramírez Risueño) , "Peñaranda" (Marcelino
Fernández García), y Francisco López Descalzo, que recién se incorporaba desde
Iniesta, se diera de bruces con un dispositivo de guardias. Su exceso de
confianza, que conllevó que no supiesen que también este campamento, una cueva
junto al río Cabriel, había sido asaltado y sus ocupantes, el grupo de
"Ventura", habían tenido un fuerte enfrentamiento en el mismo antes
de poderlo abandonar y ponerse todos a salvo, les pasó factura. La vigilancia y
el recorrido de todas aquellas vertientes se mantenía operativa, y a ambos
lados del río, pues el percance anterior había enfrentado a guardias y
guerrilleros en posiciones contrarias del Cabriel . Precisamente tanto
"Chispa" como "Fernando el Pecas" (también apodado
"Tarzán"), "Peñaranda" y el propio "Rodolfo"
habían partido unos días antes para suministrar en el pueblo de Iniesta .
"Ventura", el recién nombrado jefe de dicho grupo, había sido el
encargado de poner sendas estafetas para que no entrasen en el campamento, pero
los que regresaban de la localidad manchega de madrugada serán descubiertos por
los apostaderos allí establecidos. Su falta de precaución además incluyó el no
leer ninguna de las dos estafetas. Ni tan siquiera "Rodolfo" atendió
los rumores que hablaban probablemente del enfrentamiento de La Pesquera, por
lo que le señalaron que se quedaran en Iniesta algunos días más hasta que por
enlaces confirmaran con precisión lo acaecido. "Habrá sido en las cuevas
de Requena. No es necesario que salga ningún camarada a recoger
información" fue su comentario. Y con la misma imprudencia se llegó al
campamento, seguramente para no faltar a la fecha prevista de enlace. Los
guardias que habían quedado de vigilancia sorprendieron a los cinco
guerrilleros cuando se aproximaban. "Rodolfo", "Chispa" y
"El Pecas" fallecerían, en tanto que "Peñaranda" y el joven
de Iniesta se volverían al pueblo de donde habían partido. Todavía el joven
Francisco López pudo recoger la pistola de "Rodolfo" y entregársela a
"Peñaranda". Y éste aún pasaría unos días en la casa de Silvio Tarín,
en una caseta del pozo de agua a las fueras del pueblo donde trabajaba, hasta
informarse igualmente de las seis muertes de La Pesquera. Poco después al mismo
punto de apoyo acudirán la mujer del "Manco de La Pesquera" y su
sobrino, y hacia mitad de febrero los tres, "Peñaranda", Rufina
Monteagudo y Francisco Serrano, volverán a reintegrarse en la Agrupación, en
tanto que el joven de Iniesta desechará su idea anterior de ser guerrillero y
permanecerá en el pueblo, lo cual no implicará que hacia mediados de año sea
delatado. El grupo de guerrilleros que habían salido ilesos del encuentro de
las Hoces lo componían "Ventura" (Joaquín Bernat Agustí),
"Matías" (Pedro Alcoriza Peinado), Salvador (Victoriano Soriano
Villena), "Gerardo" (Victoriano García Martínez), "La
Llave" (Juan Antonio Magraner Torán), "Angelillo", un joven
incorporado "Adolfo", y "Eugenio" (Federico Gallego
García). En su repliegue, tras saber de lo ocurrido en La Pesquera por
"Cristóbal" y de recibir suministro en un cerro próximo al pueblo a
través de la mujer del "Manco", cuando se dirigían hacia los campamentos
del 11º Sector atravesando el término de Mira, se tropezaron con dos guardas de
monte. Contrariados como estaban después de las tremendas bajas sufridas, las
más numerosas de toda la Agrupación hasta el momento, e igualmente de toda la
historia del AGLA, excepto las del fatídico desenlace de Cerro Moreno,
severamente les preguntaran a los forestales si iban a dar cuenta a los civiles
de su presencia. Uno de ellos respondió negativamente pero el segundo no se
amedrentó y dijo que al momento que se fueran, y que además había acompañado a
los guardias en el asalto de La Olmedilla. Eso le costó la vida. El guarda del
Pozo de la Llave, Dionisio Alcarria Rubio, sería ahorcado el día 1 de febrero
de 1947 en las inmediaciones de la casilla de Flores (Mira). La Guardia Civil
insinúa que fue por la ayuda prestada al cuerpo, lo que nos llevaría a pensar
que ciertamente él les había conducido al campamento, o al menos les habría
aportado más que buena orientación.
Como de costumbre, tras el hecho, a partir
del día siguiente, se marcaron servicios de rastreo de la zona que no dieron
resultados positivos. Las gestiones infructuosas no finalizaron hasta el día 24
de marzo. "El mismo día 30 durante la lucha que damos cuenta el comandante
Miranda recibió una comunicación del destacamento de Fonseca (Valencia) dándole
cuenta de haber sido localizado un grupo de bandoleros en una cueva, cerca del
río Cabriel, reclamando el envío de fuerzas. Sin pérdida de tiempo se ordenó la
marcha a dicho punto del destacamento de Contreras único disponible. Establecida
así la situación se presentó en Minglanilla el jefe del sector de Landete
comandante Carmona dando cuenta al jefe del tercio de haber sido vistos otros
bandoleros en las proximidades de Fuencaliente, a cuyo pueblo se dirigió el
coronel López Montijano, haciéndose cargo de la dirección de los servicios y
siendo organizadas las batidas, una al cargo del comandante Miranda y otra a
cargo del comandante Carmona. Las fuerzas que marcharon en dirección a la
Fonseca y de ellas un grupo al mando del cabo Máximo Solera Maenza
establecieron contacto con cinco bandoleros con el que el citado grupo sostuvo
una encarnizada lucha logrando tras intenso fuego dar muerte a tres de ellos y
alcanzar a otros dos que lograron huir en la seguridad de que se hallan
heridos, recogiéndose por las fuerzas documentos, municiones, armas y enseres.
Complementos de estos importantísimos servicios ha sido la detención de
diversos enlaces en los pueblos de La Pesquera, Minglanilla y Fuencaliente,
entre ellos el secretario municipal de la primera de las citadas localidades,
confesando haber facilitado salvoconductos sellados en blanco para que los
utilizaran los bandidos. Cosa que se comprobó con el hallazgo de algunos de los
recogidos en los cadáveres. De los bandoleros muertos en el término de La
Pesquera uno de ellos fue reconocido como el autor del atraco cometido en Los
Jaimes el día 30 de octubre pasado, y el grupo batido en la Fonseca ha sido
identificado el cadáver de Salvador Peiró Ferragut, conocido por el
"Fernando" jefe de la partida. Toda la fuerza rivalizó en entusiasmo
y heroísmo con un espíritu digno del mayor elogio, combatiendo durante muchas
horas sobre la nieve sin desfallecer un sólo instante siendo felicitado por el
coronel jefe del primer tercio que ha formado la oportuna propuesta de
recompensas. Merece igualmente citarse el comportamiento de las autoridades
locales que dieron toda clase de facilidades para el alojamiento y alimentación
de los guardias" . De resultas del enfrentamiento, los informes oficiales dan
a creer que se había liquidado a todos los guerrilleros tanto en un encuentro
como en otro, pero en realidad más de la mitad pudieron escaparse. Lo que sí
sucedió a continuación es la acción previsible del servicio de información en
los aledaños para capturar a cualquier persona que los hubiese visto y no
denunciado, que los hubiera tenido alojados en alguna de sus casuchas de monte,
o que ocasionalmente les proporcionara abastecimiento. Daba igual fuese quien
fuese. Era cuestión de ir escrutando con lupa los documentos intervenidos en
los macutos, las confidencias de las autoridades falangistas, o bien de las
declaraciones de los que pos estos motivos se fueran conduciendo a los
calabozos municipales. Así por ejemplo se supo que desde La Pesquera el
secretario había facilitado salvoconductos. Varios de ellos aparecieron entre
los enseres de "Bienvenido", e incluso, en las referencias orales, se
señala que le encontraron un listado con los enlaces del pueblo. Por lo tanto
el titular de ese cargo en el ayuntamiento, Sergio Zamora Serrano, natural de
Barchín del Hoyo, será detenido . Desde dos años atrás conoce la presencia del
"Manco" huido en el monte y sin contacto con ninguna partida. En
varias ocasiones ha estado en casa de Basiliso y Rufina comentando la marcha de
la política internacional y le ha facilitado documentos, uno incluso a nombre
del sobrino del "Manco" a quien imagina en Barcelona. La Pesquera, y
también Iniesta, Villalpardo, Mira, Camporrobles y Minglanilla estarán en el
punto de mira del Servicio de Información gubernamental. Ciertamente, y
retomando líneas previas, la detención de "Andresillo" no había sido
nada casual. La intervención contra el núcleo del "Mejicano" en
Valencia donde su nexo con La Pesquera ya estaba marcado a través de Victoriano
Monleón, y el revisar a punta de lápiz los documentos hallados en el macuto de
"Bienvenido", había fijado en las aldeas ribereñas del Cabriel el
objetivo represor. El día 2 de febrero se registran los interrogatorios de
todos los detenidos, lo que claramente nos indica que su instrucción provenía
de días anteriores. Es al tiempo del esclarecimiento de los sucesos de
Villalpardo cuando la brigada se encuentra con la sorpresa de la detención de
"Andresillo". Ya desde el día 8 de enero se venían produciendo
algunas detenciones, a las que posteriormente siguió la de este importante
enlace. En estos primeros arrestos lo verdaderamente sorprendente es la captura
del grupo del "Mejicano", que por otra parte ya andaba en tratos con
la guerrilla para incorporarse, pero que tan sólo efectuaría
"Chingalito" (Dionisio Pardo). A todos los detenidos se les conduce a
Minglanilla y posteriormente a Cuenca. A partir del día 2 de febrero el mismo
teniente Pajuelo se encarga del interrogatorio. La primera en caer es la joven
de 20 años natural de Landete, Amparo Monleón Varea. Amparo Monleón mantenía
contactos de estraperlo de harina y de arroz en Valencia con Consuelo Martínez
en cuya casa de la calle de los Tintes se reunía la banda de "El
Mejicano". Hasta esta dirección había llegado a través de una señora de
Utiel, Constantina, a la que había ayudado a vender aceite por el pueblo de
Landete. Amparo Monleón será detenida en Villalpardo en la casa de Félix
Martínez Martínez, de donde era natural Consuelo Martínez y a donde ésta había
enviado a Amparo Monleón a cambiar arroz por harina. La amistad de Amparo
Monleón con "Chingadito", de quien llevaba una fotografía, hizo que
al mostrar su documentación fuese retenida. Es capturado también uno de los más
importante enlaces de la zona, Victoriano Monleón Pérez , de la aldea Las
Huertas de la Pradera de La Pesquera, que a la sazón vivía en Valencia, pero se
trasladó a su aldea para hacer funciones de enlace en principio con el grupo
del "Mejicano" y con la guerrilla a través del "Manco de La
Pesquera" y del propio "Andresillo". También Monleón dio otro
nombre enlazado con estos seguidores del "Mejicano" y con la AGL, el
del vecino de Minglanilla Esteban Gandía Alarcón "Laureanete" de
profesión carnicero. Precisamente es "Andresillo" quien lo presenta,
y a través de "Fortuna", tras entrevistarse con ellos en la Rambla
Salada en el mes de septiembre, acepta ayudarles, lo que realiza acogiendo en
su casa a huidos de Valencia y facilitando información. Otro detenido en La Pesquera
es Julio Bellver Coronado, quien también quedó enlazado a través de
"Fortuna" con Monleón y con otro convecino, Doroteo Coronado Serrano,
primo hermano del "Manco". Ambos, como igualmente Salomé Iniesta
Martínez, en distintas ocasiones le llevarán víveres a su propia casa o hasta
el paraje de las Taínas de las Majadas . Los sucesos de La Pesquera todavía
tendrán continuación en las numerosas detenciones practicadas en Camporrobles ,
Villalpardo e Iniesta principalmente; localidad esta última de donde era natural
uno de los fallecidos "Chispa", y en la que el 21 de febrero se
detendrá a cuatro personas relacionadas con "una organización clandestina
de ayuda a la guerrilla" como habitualmente se consignará en los libros de
registro de Gobierno Civil, y a los que se les hará pasar dentro de la
magnificencia del lenguaje policial como "peligrosos jefes de la
organización clandestina Guerrilleros de Levante". Meses más tarde, el 13
de junio, será detenido también en Iniesta y trasladado a Minglanilla el joven
de 24 años, a quien ya nos hemos referido, Francisco López Descalzo , al cual
se le acusó de formar parte de la partida de guerrilleros que mantuvo el
enfrentamiento en La Pesquera "el día 30 de enero último y logró fugarse
de la refriega emprendiendo en principio fuga a Valencia donde estuvo algún
tiempo al amparo de dos hermanos, viniéndose después a su pueblo donde estaría
oculto hasta el momento de su detención". Con esta apreciación,
habitualmente suele incluírsele en los listados de guerrilleros del 5º Sector. Y
ciertamente así fue. Aunque su proceso, tras su captura por alguna filtración
recogida en el propio pueblo por el cabo de Iniesta Pedro Cosías Hortelano y el
guardia Antonio Coronado Cruz, sin embargo nos muestra que Francisco López tan
sólo reconoce que se relacionaba con algunos de los posibles enlaces de la
guerrilla. En concreto cita a José López "El Badanero" y Prudencio, a
otro José cuñado del primero, con quienes marcharía a la Casilla del Agua, a
las afueras del pueblo donde llegarían cuatro guerrilleros. En la reunión
también estarían presentes los vecinos Ángel Pajarón, Teófilo, Antonio
Domínguez y José y Antonio Muñoz Igualada. A Francisco López, Prudencio le
daría cinco duros por ayudar a los guerrilleros a llevar los víveres a su
campamento, pero al llegar a La Fonseca, unos tres kilómetros más tarde, se
produce el tiroteo y Francisco tirará su bulto y emprenderá la veloz huida
junto con "Peñaranda". Todas estas redadas de principios de febrero,
basadas en los aditamentos ya citados pero también en las listas, por simpatía,
de las Juntas de Vigilancia local, en realidad llevaron a la cárcel a más de
sesenta vecinos de los pueblos nombrados: José López Pérez, Prudencio Ruiz,
Felipe Carrero, Israel Ramírez, José Muñoz Igualada, etc; y supondrá el desarme
completo de la ayuda a la guerrilla en la población de Iniesta que desde
entonces la Agrupación ya no volverá a utilizar, volcándose posteriormente
hacia el entorno de Villamalea. Porque además, ante las detenciones, otros
vecinos huirían hacia Francia, como es el caso de Rodolfo el Hojalatero,
Francisco Sebastián, y que tan sólo uno de los más destacados componentes del
núcleo de apoyo, Silvio Tarín, huyera hasta Valencia , y tras refugiarse en
casa de su hermana en Manises lograra ponerse en contacto con el Partido, y
hacia finales de año, vía Sagunto, subiese a la montaña el 8 de noviembre
incorporándose al campamento de "Capitán". Silvio Tarín utilizaría a
partir de entonces el apodo de "Jerónimo" en recuerdo de un buen compañero
del servicio militar. Pero la redada de principios de febrero, iniciada ya a
mitad enero, tuvo otras consecuencias relacionadas con los sucesos de
Villalpardo y la muerte del vecino Heliodoro de las Heras, como fue el arresto
de todo el grupo independiente del "Mejicano", exceptuando a su jefe
que tras el intento de ingresar en la guerrilla desapareció del mapa y de las
pesquisas policiales; y de "Chingalito" que pasaría a engrosar al 5º
Sector, muriendo posteriormente al final de este año de 1947 en el enfrentamiento
del Puente de Campanar (Valencia). La detención de Amparo Monleón llevó consigo
el que se fijase la casa de Consuelo Martínez como lugar de reunión del grupo
del "Mejicano". Prontamente la Comandancia de Cuenca delegó sus
pesquisas en uno de sus oficiales, buen conocedor de la capital levantina pues
allí había dejado un buen recuerdo de palizas en los cuerpos de los presos. El
sargento agregado a la Plana Mayor, Matías Rodríguez Cid, ayudado por el
guardia con destino en Villanueva de la Jara, Francisco García López (herido
anteriormente en La Pesquera) se personan en Valencia y con apoyos de agentes
de esta ciudad van deteniendo a la práctica totalidad de los integrantes de la
banda. Una vez capturados, a todos ellos se les traslada hasta Minglanilla para
continuar sobre el terreno los interrogatorios y los careos. El primero en caer
es Julián Martínez Martínez, de 19 años de edad, natural de Villalpardo, hijo
de Honorato y Constantina, que vive con su familia en la ya nombrada calle de
los Tintes (nº 4, puerta 3). Julián Martínez da los nombres de los que en su
casa se reúnen con "El Mejicano", a quien el propio Julián ya conocía
anteriormente ("El Mejicano", estaba casado, y vivía en la calle
Toneleros, número 2). Las reuniones se vienen celebrando desde el mes de
septiembre de 1946. Asisten a ellas Roberto López Gallego, Ángel Gallego Pérez,
Francisco Pardo Rodríguez, Dionisio Pardo Rodríguez "Chingalito",
Juan Sanz Lozano "El Cerzo" y Basilio Sanz Lozano. "El
Mejicano" en esas reuniones presume, con cierto aire de embaucador, de
estar en contacto con los guerrilleros. Mezcla en su discurso perspectivas de
acción del maquis, sin todavía figurar organizado y regido por ningún esquema
de acción política. Y hasta les plantea a sus pupilos que tiene que hacer algunos
viajes a Barcelona y a Asturias para contactar con la resistencia de dichas
regiones, al tiempo que deja caer la necesidad económica que conlleva su
existencia y de ahí el planteamiento de acciones semejantes a las de la
guerrilla. Cuenta además con otro captado para su causa, como es el enlace ya
nombrado Victoriano Monleón, que realizaba frecuentes viajes desde su aldea de
La Pradera a Valencia y que se solía reunirse con el jefe de los anteriores
tanto en casa de Julián Martínez como en la taberna "La Paca" de la
calle Moro Zeit donde llegaron a intercambiarse Fragua Social, aportado por
"El Mejicano", con El Guerrillero llevado por Monleón. Con estas
perspectivas piensan en realizar algunos atracos. El primero en Vadocañas que
no llegaron a culminar, y el siguiente el ya comentado de finales de 1946 en
Villalpardo, además del posterior robo al grupo de estraperlistas en la
carretera de Requena. No contaban con mucho armamento, desde luego mucho menos
que el que les suponía la guerrilla, apenas dos pistolas, dos revólveres, una
carabina y una gumía; y estos dos objetos últimos sustraídos en una casa de
campo en la que penetraron en el trayecto entre Minglanilla y Villalpardo que
lo hicieron a pie. Las armas, por el contrario, se las facilitaba en el mercado
negro un tal Vicente Lloesma, que regentaba una tienda de muebles en la calle
Botellas. Hasta Minglanilla habían llegado desde Aldaya, vía Utiel en tren, y
desde aquí a Minglanilla en un camión, para tras comer en un bar de este último
pueblo salir campo a través los siete que se presentaron en Villalpardo a donde
llegan el día 29 ya de anochecida. Detenidos a finales de enero, los seis
componentes del grupo del "Mejicano": Julián Martínez, Roberto López,
Francisco Pardo, Ángel Gallego, Basilio Sanz y Juan Sanz, serán juzgados en
Madrid en 1949 y condenados a muerte. Pena irremisible que se cumplirá el 28 de
abril de ese mismo año en la cárcel de Carabanchel. Su actuación, propia de
unas condiciones de carencias absolutas, y hasta seguramente mediatizada, y tal
vez hasta inducida desde otras esferas, por el protagonismo de su jefe,
representa esa línea débil por la que en muchos casos se moverá y hasta se
nutrirá la guerrilla. La delincuencia urbana de calado y fines políticos
alentará en algunos momentos los focos guerrilleros, pero igualmente ocurrirá
con la simple delincuencia social, pues algunos de sus activistas, al sentirse
descubiertos, intentarán tras establecer algún tipo de vínculo con el Partido,
y a veces también con la Policía, incorporarse al monte. En alguna ocasión no
muy lejana, veremos cómo el jefe del 11º Sector, recrimina a la dirección
regional el que se les envíe a unos "auténticos chorizos", por lo que
les exige más rigor en esas decisiones. Algo de todo esto puede apreciarse en
la corta vida de este grupo, cuyo final a golpe de ley de "bandidaje y
terrorismo" nos parece hoy en día sin duda desmesurado habida cuenta del
desigual grado de implicación directa en los hechos de sus componentes. No
sería fusilado, aunque sí condenado a muerte y luego conmutada, el enlace
Victoriano Monleón, que, por cierto, resultó ser uno de los ultimo presos en
salir del penal de San Miguel de los Reyes. En la zona de Villalpardo y
Villarta debió quedar todo ese atisbo de miedo -basado en tantos condicionantes
de la época represiva- que hizo, como ocurrirá en tantos otros lugares, que se
presenten hasta denuncias falsas, consciente o inconscientemente, así el 11 de
marzo, uno de los somatenes del pueblo de Villarta denunciaría que había visto
a dos individuos armados en el término de su pueblo, pero "practicadas las
averiguaciones pertinentes se vino en conocimiento de que no existían tales
individuos armados y sí dos pastores que se dirigían a la tinada donde habían
encerrado el ganado, y como uno de ellos llevara un palo al hombro dicho
somatenista creyó que se trataba de un arma", concluye el relato oficial.
30 de enero de 1947
30 de enero de 1947, el día en que murieron seis
guerrilleros y otros tantos guardias civiles en el término de La Pesquera. Uno
de los sucesos más mencionados en diversos libros que hablan sobre el tema, fue
un gran descalabro para la Agrupación Guerrillera de Levante (AGL). El enlace
Andrés Ponce, familiar de Basiliso Serrano, fue utilizado por la guardia civil,
lo que le costó la vida. Condujo a sus verdugos al lugar equivocado, con el
objeto de no delatar a los guerrilleros, los llevo a un lugar distinto al que
estuvo con ellos la última vez. Pero los guerrilleros habían cambiado de lugar,
estaban en el lugar donde Andrés acudió con la GC, los Berciales cerca de la
fuente de La Olmedilla.
Acudió un gran número de GC, sobre unos 45, de todos los
pueblos cercanos más una unidad móvil enviada desde Cuenca. Fue de madrugada,
después de haberse aproximado al lugar andando desde lejos y por la noche se
acercaron hasta el barranco que hacia de cobijo de unos doce guerrilleros en
Los Berciales.
El combate empezó sobre las siete de la mañana, durísimo
combate con bombas y ráfagas de metralleta y huida de la mitad de los
guerrilleros. El combate fue uno de los más duros de la historia de la AGL,
pues se prolongó hasta las 17 horas. Los guerrilleros intentaron huir pero la
GC había establecido el cerco. Con todo el matorral espeso posibilitó que se
desplegaran y al menos la mitad de ellos sortearan la encerrona. El resto
repelió y aguantó el ataque individualmente, como verdaderos héroes.
Por parte de los guerrilleros, además del enlace Andrés
Ponce (“Andresillo”) murieron cinco guerrilleros. Dos de ellos fueron Fidel
Villena Pérez "Julio”, otro el jefe del campamento "Guitarra",
otros tres sin identificar. Ese día no se encontraba “el Manco”, ni su jefe
“Luis”, pero sí “Paco”, el sobrino de Basiliso, que había ido a avisarles de la
detención del enlace “Andresillo” y también “Madriles”, “Julio”, y tres nuevos
incorporados desde Valencia, entre ellos, con toda seguridad, Vicente Boix, y
“Bartolo” (Francisco Santamaría, uno de los cinco de Gandía). Al menos
“Bartolo” y “Paco” pudieron salir del cerco.
Los cadáveres, totalmente desfigurados y masacrados por los
disparos y bombas a discreción, fueron llevados hasta el cementerio de La
Pesquera donde quedaron se les practicó la autopsia el día primero de febrero
por los médicos de Motilla, Campillo, Minglanilla y Puebla del Salvador.
En recuerdo de aquellos héroes que lucharon por la libertad,
la paz y la democracia para que estos hechos nunca se vuelvan a repetir.
Capítulo del libro Los Guerrilleros de Levante y Aragón (I
parte). Ed. Tomebamba 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario