A estas alturas de la película, con el guion definitivo aún
sin escribir porque no saben cómo explicar lo inexplicable, existen más
certezas que dudas sobre lo ocurrido, si según José María Mollinedo - portavoz
del Sindicato de Técnicos de Hacienda (GESTHA) – si realmente se trata de un
error, que no lo parece, si solo los miembros de la Casa Irreal poseen DNI -
siguiendo la costumbre impuesta por Franco - con dos dígitos, esa confusión o error solamente
se ha podido producir con el DNI de otro miembro de dicha familia irreal
española, el resto tenemos ocho dígitos.
Si como parece, esas fincas no han cambiado de titular si
las presuntas escrituras se han realizado ante trece notarios diferentes y han
sido 13 los registradores de la propiedad
en diferentes provincias españolas, si tanto notarios como registradores
dicen que la posibilidad de que se haya producido una equivocación en cadena es
nula, con un nombre como Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima
Trinidad de Borbón y Grecia, me da a mí, mis escasos conocimientos que van a
necesitar todos los guionistas del reino para hacer un guion convincente.
Cada cual que saque sus propias conclusiones, con lo meticulosos
que son notarios y registradores y el control tan exhaustivo que ejerce la
Agencia Tributaria sobre los dineros de los españoles, que cada cual saque sus
propias conclusiones.
Los españoles tenemos derecho a sospechar y por supuesto a
saber la verdad, no cuela nada de lo que estén cocinando los guionistas de la
Zarzuela, de la Moncloa o el peliculero de Montoro. Lo único que está claro es que nos están
estafando y que nunca sabremos el montante de la estafa hasta que consigamos
que la parasitaria institución impuesta por el dictador forme parte de la
historia gris y vergonzante de este gran país que presumimos bravura del mihúra española pero
que en realidad nos comportamos como
rebaño de sumisos cabestros.
Después de escribir esto me he marchado a darme un baño para
el susto y al regresar me he encontrado con estas explicaciones de Montoro, las
cuales se parecen como dos gotas de agua al despido en diferido de Cospedal.
Vamos, que lo que se oculta debe ser algo gordísimo. Hasta en 28 ocasiones repite la palabra error. A mi me da por pensar mal, muy mal, pero lo que se me ocurre se le puede ocurrir a cualquiera, así que juguemos a pensar lo que realmente ocurrió y sabremos la verdad.
Después de escribir esto me he marchado a darme un baño para
el susto y al regresar me he encontrado con estas explicaciones de Montoro, las
cuales se parecen como dos gotas de agua al despido en diferido de Cospedal.
Vamos, que lo que se oculta debe ser algo gordísimo. Hasta en 28 ocasiones repite la palabra error. A mi me da por pensar mal, muy mal, pero lo que se me ocurre se le puede ocurrir a cualquiera, así que juguemos a pensar lo que realmente ocurrió y sabremos la verdad.
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