Novecento es una coproducción fílmica europea de 1976,
dirigida por Bernardo Bertolucci. Protagonizada por Robert De Niro y Gérard
Depardieu en los papeles principales, acompañados por un importante y largo
reparto de consagradas estrellas cinematográficas.
Galardonada con el Premio Sant Jordi 1978 : a la mejor
interpretación en película extranjera (Robert De Niro); y el Premio Bodil 1977
: al mejor filme europeo (Bernardo Bertolucci)
Narra las cinco primeras décadas del siglo XX en Italia.
Sinopsis
La película comienza el 27 de enero de 1901, coincidiendo
con la muerte de Verdi, nacen al mismo tiempo en la hacienda Berlinghieri, dos
niños: Olmo Dalcò (Gérard Depardieu), de origen humilde y descendiente de
trabajadores de la hacienda, y Alfredo Berlinghieri (Robert De Niro), nieto del
patrón de dicha hacienda (Burt Lancaster).
Aunque las circunstancias del momento les enfrenten durante
toda la historia, surgirá entre Olmo y Alfredo una gran amistad. La película
narra los acontecimientos de relieve que ocurrieron en la Italia de la primera
mitad del siglo XX. Empieza mostrándonos la situación de explotación en la que
viven los campesinos de la finca, más tarde la acogida del comunismo por parte
de los proletarios, luego narra el final de la Primera Guerra Mundial. Pero
sobre todo la obra se centra en el nacimiento del fascismo, apoyado, ideado y
mantenido por los grandes capitales, sobre todo poderosos terratenientes que
ven cómo merma su poder ante la creciente ideología comunista.
Por ello la película muestra esta ideología fascista que
acuña el camisa negra Attila Mellanchini (Donald Sutherland). En un principio
este personaje es contratado como administrador por el dueño de la finca y
nuevo patrón, Giovanni Berlinghieri, que es el padre de Alfredo y que ha
heredado la finca de su padre, Alfredo Berlinghieri Senior. Sin embargo
Giovanni muere repentinamente, lo que convierte a Alfredo en padrone (patrón)
de la hacienda Berlinghieri.
Attila, ante la pasividad de Alfredo realiza todo tipo de
abusos e injusticias contra los campesinos como agresiones y arrestos. Mientras
Ada, la mujer de Alfredo (Dominique Sanda), burguesa y bohemia, se opone
inútilmente a Attila y comienza una relación de amistad con Olmo, que hace
sospechar a su marido Alfredo. Hasta que un día la ira de los campesinos
estalla sobre Attila, por lo que Olmo tiene que huir. Los camisas negras
allanan y destruyen la habitación de Olmo y en consecuencia Attila es despedido
por Alfredo pero este último sufre una enorme tristeza al ver que Ada lo había
abandonado. En represalia por la humillación de Attila, los camisas negras
asesinan a varios campesinos.
Años más tarde, con la liberación de Italia por los aliados,
los campesinos armados capturan a Attila y a su mujer (la prima de Alfredo) y
ejecutan al primero, así como también un joven campesino captura a Alfredo, el
patrón, y realizan un juicio popular contra él, convocado por Olmo, que
reaparece tras haber estado escondido en la propia hacienda. Alfredo, aunque no
apoyó al fascismo, es acusado de beneficiarse de las labores de los campesinos
mientras que estos sufrían en la miseria. Finalmente Alfredo no es condenado a
muerte sino que simplemente su figura histórica, el padrone (patrón), queda
destruida. Inmediatamente después de celebrado el juicio, el Comité de
Liberación Nacional llega a la hacienda de Berlinghieri e insta a todos los
trabajadores a deponer las armas, acto que cumplen puntualmente. Luego todos
abandonan el lugar, izando la bandera de la hoz y el martillo. Pero Olmo se
queda con una cara de insatisfacción pues sabe que su amigo Alfredo no ha
cambiado de parecer, es más, éste tajantemente afirma: "El patrón está
vivo". La escena desemboca en un ambiguo final
El director hizo, al filmar la película, un gran homenaje al
comunismo italiano, aunque con una lógica reflexión utópica sobre la ideología
al final de la cinta.
La película fue una gran epopeya de su tiempo, producida por
Alberto Grimaldi. La cinta tiene un gran carácter persuasivo e ideológico; sin
embargo, el excelente plantel de actores, el argumento, la fotografía de
Vittorio Storaro y la banda sonora de Ennio Morricone convierten a esta
película en no sólo una crónica del devenir histórico de las ideologías en la
Europa del siglo XX, sino también en una obra de arte cinematográfica.[cita
requerida]. Tuvo una fría recepción de la crítica en su tiempo, tal vez debido
a que los diversos montajes que se hicieron del filme (el original excedía las
cinco horas) fueron proyectados en distintos festivales internacionales
provocando el rechazo de algunos sectores especializados de la crítica que
preferían una que otra versión. Asimismo el público no siempre era el adecuado
para una película de tantas horas de duración. Actualmente tiene la etiqueta de
película de culto.
Fuente Wikipedia
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