“La nostalgia suele ser un rasgo determinante del exilio,
pero no debe descartarse que la contranostalgia lo sea del desexilio. Así como
la patria no es una bandera ni un himno, sino la suma aproximada de nuestras
infancias, nuestros cielos, nuestros amigos, nuestros maestros, nuestros
amores, nuestras calles, nuestras cocinas, nuestras canciones, nuestros libros,
nuestro lenguaje y nuestro sol, así también el país (y sobre todo el pueblo)
que nos acoge nos va contagiando fervores, odios, hábitos, palabras, gestos,
paisajes, tradiciones, rebeldías, y llega un momento (más aún si el exilio se
prolonga) en que nos convertimos en un curioso empalme de culturas, de
presencias, de sueños. Junto con una concreta esperanza de regreso, junto con
la sensación inequívoca de que la vieja nostalgia se hace noción de patria,
puede que vislumbremos que el sitio será ocupado por la contranostalgia, o sea,
la nostalgia de lo que hoy tenemos y vamos a dejar: la curiosa nostalgia del
exilio en plena patria”.
Mario Benedetti. “El desexilio”. El País. Madrid,
18.04.1983.
Este Benedetti me mata. Siempre me llega al alma, con esa capacidad que tiene para darme justo, ahí, en lo que me conmueve...
ResponderEliminarNo sólo se siente nostalgia, de lo vivido, sino o de lo que aún no es pasado, de lo que estamos viviendo ahora pero que sabemos que añoraremos en el futuro. Eso me pasa en ciertos momentos. Que retorcida.
Gracias por sacar este texto del gran Benedetti, a la luz.
Resulta indiferente que escriba en verso o prosa Benedetti siempre llega a ese punto de nuestro interior, llámese alma, inconsciente o corazón, a los sentimientos, los recuerdos de lo vivido y lo que nos queda por vivir, que como bien dices ya sabemos que recordaremos con nostalgia.
ResponderEliminarGracias Josephine