En este abril con olores de República, con cada vez más
banderas tricolores en las calles, hablemos de la República Pero no queremos hablar de la Historia, ni
contar batallas para recrearnos en aquello de que otro tiempo pasado fue mejor,
vamos a hablar de hoy y de mañana. Y sobre todo, vamos a hablar de principios y
valores, no sólo de instituciones, ni regímenes...
España está en crisis, una afirmación que todos los días
escuchamos profusamente: crisis económica, crisis de empleo, crisis de forma de
vida, crisis política, crisis institucional, crisis social,….crisis en todos
los ámbitos que nos rodean. Una de las características de una situación de
crisis es que es difícilmente previsible lo que va a pasar, que los pronósticos
tienen tanto riesgo de no cumplirse como las predicciones económicas de los
economistas “oficiales”, en una crisis tan global toda la situación es tan
inestable que un acontecimiento imprevisible pueden cambiar todos los
equilibrios previos. ¿Quién había oído hablar de Bárcenas hace medio año?
¿Quién habría pensado hace años que la realidad de la Casa Real estaría
expuesta en los medios de comunicación?
Estamos en una situación en que una leve pluma puede
descompensar el precario equilibrio de la balanza y esto es lo que vamos a
vivir en los próximos tiempos. No es tiempo de certezas, sino de incertidumbres
y en esta situación lo fundamental es tener una estrategia global, esa que
desde la izquierda no aparece ni por asomo. No es tiempo de la maniobra táctica
de corto recorrido, sino de dibujar un camino, una perspectiva a la que se
vayan incorporando cada vez mas ciudadanos, que sea un proceso capaz de sumar,
de crecer, que haga posible que cada parte se sienta parte del mismo, que cada
arroyo sume al caudal de un rio global. Ese es el auténtico reto en momentos de
desconcierto, desorientación y a veces de desesperanza.
Tenemos un gobierno rechazado por la mayoría de la
población, una monarquía a la que se le acabó la bula, una clase política
repudiada día a día en la calle, donde la corrupción aparece insertada en todas
las estructuras institucionales, un empresariado con una voracidad sin limites
que se lucra del empobrecimiento de la gente, unos sindicatos donde no se ven
reconocidos los sin trabajo, ni muchos jóvenes, una justicia tremendamente
cuestionada. No hay una sola institución u organización nacida de la Transición
que se libre de la desconfianza y de la sospecha.
Y a la vez una ciudadanía que siente caer en picado su nivel
de vida y sus derechos, donde la pobreza aflora por todas partes, donde la
indefensión de las personas es cada vez mayor, donde la represión amenaza
cuando se protesta. Pero a la vez una ciudadanía que se moviliza posiblemente
como nunca, el 15-M, las huelgas generales, las mareas, las reivindicaciones
nacionales, las luchas contra los desahucios, etc. Y además con nuevas formas:
espontáneas, democráticas, unitarias en la acción, nuevas redes formadas por
muchos nodos que de forma colaborativa y cooperativa dialogan, se reúnen,
transforman, crean, proponen….millones de personas en las calles pero sobre
todo, y mas allá de las reivindicaciones concretas, un sentimiento profundo de
que hay que cambiar, que hay que tomar de nuevo el destino en nuestras manos,
que la crisis del régimen requiere una nueva alternativa global. Unos lo
formulan como proceso constituyente, otros como cambio de la Constitución,
otros como un nuevo pacto diferente al de la transición, y muchos en definitiva
con el….si se puede.
Cada día nuevas publicaciones en digital o en papel, nuevos
foros, nuevas reflexiones, cientos de artículos apuntan persistentemente en la
necesidad de un cambio de rumbo y la necesidad una nueva propuesta global y
plural, y esto en un marco de desorientación política donde la alternativa a
este Gobierno de la derecha no existe y ello provoca desesperanza, donde la
alternativa de toda la vida el PSOE, por el momento no está ni se le espera,
donde las otras opciones avanzan pero ni mucho menos al nivel de la exigencia
de los tiempos, donde una nueva alternativa unitaria desde la izquierda tipo
Syriza tampoco acaba de vislumbrarse, donde las fuerzas acumuladas desde el
15-M no encuentra ni posiblemente vayan a encontrar canalización política.
Tres cuestiones configuran la situación: crisis profunda del
régimen, movilización enorme de la sociedad para resistir a los ataques y falta
de alternativa política que de salida en el actual marco.
Esto no se soluciona como otras veces desde el 78 con la
alternancia, aunque posiblemente ya se estén aglutinando las fuerzas para un
ejercicio de gatopardismo de altos vuelos: reforma constitucional moderada,
nuevo pacto del establishment entablillando la monarquía con abdicación y
transparencia, ver como se incorpora a las derechas periféricas, todo ello con
la aplicación del ajuste de caballo que recomienda el Bundesbank, conclusión:
menos libres para ser mas pobres.
Ahora sí, volvamos a la Historia. En los años 20 ante la
descomposición económica, institucional y moral del país, la Corona y el
Ejército arbitraron el golpe de Primo de Rivera para recomponer dentro de la
misma estructura. Muchos se acomodaron pero el río siguió fluyendo y poco a
poco se fueron descolgando del régimen parte de los apoyos: Sánchez Guerra,
Alcalá Zamora, Maura, Perez de Ayala, el mismo PSOE de una cierta colaboración
a la oposición frontal …..monárquicos reconocidos pasaron a republicanos del
momento y el movimiento republicano fue sumando y sumando hasta imponer su
mayoría civil. Ahora no es el tiempo de golpes militares mas allá de las
astracanadas del General Chicharro y otros toleradas por el Gobierno, pero ante
la crisis global las salidas serán globales: una la de los parches y otra y en
esa queremos incidir la de la República.
No estamos ante una reivindicación nostálgica aunque nos
sintamos orgullos de aquella explosión de fe en el futuro y la libertad que
supuso el 14 de abril de 1931, estamos ante una perspectiva política que se
incardina con claridad en el cambio de régimen. Los grandes problemas
presentes: el poder político, la profundización de la democracia, el control
del poder financiero, la relación con la Iglesia reaccionaria, la desaparición
de quistes del pasado como la monarquía, las relaciones federales entre las
nacionalidades, las relaciones en la UE,….todo aquello que fue plasmado en
centenas de plazas de todo el país tiene auténtico sentido en un movimiento
republicano aunque tarde en expresarse política e institucionalmente. No es
casual que hoy ya la monarquía esta tocada y que las cohortes más jóvenes ya se
pronuncien mayoritariamente por la República.
Como señalaba Julián Casanova en un reciente artículo: “Esa
nueva cultura cívica y participativa puede, y debe alejarse del marco
institucional monárquico y retomar la mejor tradición del ideal republicano.
Hacer política sin oligarcas ni corruptos, recuperar el interés por la gestión
de los recursos comunes y por los asuntos públicos. En eso consiste la
república”.
Las nuevas energías que surgen de las reivindicaciones y la
lucha civil, de la inteligencia de las multitudes en las redes, de los nuevos
valores cívicos y ciudadanos de un país moderno que quieren dejar
definitivamente atrás tantos lastres que aún frenan el avance democrático,
merecen algo mucho mejor que este Régimen caduco y avejentado. Todas las gentes
que están hoy en acción, y las que mas tarde o mas pronto se sumaran
encontrarán, antes o después, su punto de unión en esta reivindicación del
cambio democrático global: la República.
Por Enrique del Olmo, Agustín Baeza y Enrique Martín
Fuente:Nueva Tribuna
No hay comentarios:
Publicar un comentario