Aunque nos quieran callar, seguiremos adelante, tenemos la
razón y la verdad, nunca debemos olvidar que cuando quienes nos gobiernan
pierden la vergüenza, los gobernados debemos perderles el respeto, nos han
robado muy por encima de nuestras posibilidades y siguen haciéndolo ante
nuestra cómplice pasividad.
Hay que decir las cosas claras, sin miedo, hasta hace poco más de un año, antes de aquella
memorable madrugada del 14 de abril del 2012,
nos hubiesen metido en la cárcel, ahora es tal la inmundicia en la que
se mueven, tal el hedor que se respira, que intentan callarnos en silencio,
pero como las almorranas estaremos ahí, dispuestos a dar caña.
Nosotros, los que alzamos la voz, los que escribimos y
denunciamos al sistema corrupto no somos creadores de opinión, somos parte de
esa opinión, pueblo, sociedad.
Ciudadanos que ya no quieren asistir cual invitado de piedra al saqueo
de España, ante la indiferencia de los súbditos o vasallos de su católica
majestad.
Un país donde los ladrones no van a la cárcel o se les
permite pagar las fianzas con una milésima parte de lo robado no es digno de
enarbolar la bandera del patriotismo si lo consiente. Vemos el espectáculo de la corrupción como si
eso una película de Berlanga, sin ni siquiera indignarnos, al menos lo
suficiente. Si quienes robaron se
permiten la amenaza de volver, si quienes roban continúan inmunes a la ira del
pueblo, si el pueblo permanece impasible
ante la pérdida de derechos y libertades, al derribo del Estado de bienestar
que tanta sangre y sufrimiento costo a la clase obrera conseguir… ¿Qué pueblo
somos?
No son tiempos de revoluciones, no hablo yo de tomar a la
brava nada, ni presuntos espacios de soberanía popular ni palacios de una
estirpe corrupta, ni tan siquiera el ayuntamiento de Pinarejo, mi pueblo, pero
sí de salir a la calle, decir basta de manera pacífica pero activa y decidida,
tomar la palabra, sacar nuestras banderas a la calle, decir que estamos hartos
y que no nos vamos a callar, que si nos callan a uno, detrás saldrán miles,
millones, porque somos pueblo y el pueblo siempre debe ser soberano de su
destino.
Este Régimen continuador del anterior, de la dictadura del
General Franco, es como Drácula, intenta
perpetuarse, está podrido, herido de muerte, pero quiere continuar chupando la
sangre del pueblo, para ellos somos solo números en las estadísticas, lo
demuestra el hecho de oficinas de empleo han recibido una orden para
dar prioridad a los desempleados que reciben prestación a la hora de cubrir una
oferta de trabajo por delante de los desempleados de mayor duración, para así ahorrar, la insensibilidad subida a
la inmoralidad y falta de ética más absoluta, de los meapilas que nos
gobiernan, no les importa que dos millones de familias no tenga ningún tipo de
ingreso, les preocupa más ahorrar. Los
parados son solo números en las estadísticas, números que no les importan, pues
los únicos números que les interesan son los que tienen en sus cuentas de Suiza
u otros paraísos fiscales.
Como Drácula querrán imponernos al principito para continuar
perviviendo, nada les importa ni los desahucios, ni los suicidios ni el hambre.
Ellos, meapilas hipócritas que pueden ser muy católicos, apostólicos y romanos
pero de cristianos tienen lo mismo que yo de obispo de Roma, nos meten la religión en las escuelas para
que aprendamos a rezar, a ser sumisos y resignados vasallos, sus únicas soluciones para la situación de los
parados es rezar y resignación, que ellos ya harán el camino del Rocío con buen
jamón de bellota.
No es en la
resignación donde debemos refugiarnos, es en la rebeldía frente a la injusticia,
no podemos ni debemos permitir que continúe está situación, somos
pueblo digno
Publicado también en Unidad Cívica por la República
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