Introducción:
Fernando VI, fue un Borbón singular, se asemejó mucho a su padre,
en el último año de vida en lo referente a su locura melancólica, tras la
muerte de su esposa. Tuvo una vida muy desgraciada, de esas que dan pena, y provoca
que te solidarices con su persona, a pesar de haber sido rey y Borbón, no tuvo
descendencia, por lo tanto, no es antepasado de ningún otro rey habido en
España, lo cual me ayuda a tratarlo con algo más de cariño, más cuando fue víctima
de los actuales reyes. Como persona
sensible, al contrario que los de su especie, supo ver la belleza interior de
su fea y culta esposa, Bárbara de Braganza, la cual hablaba seis idiomas. Como
rey buscó la paz y el progreso para España, siempre con las amenazas
conspiratorias de su malvada madrasta Isabel de Farnesio a la cual desterró,
por ser más borde que la grama.
Quiso mucho a su malogrado hermano Luis I. Como si ve a la
novia no se casa, lo casaron por poderes, sin conocer a su esposa, a la cual,
para pintar el retrato, los pintores debían hacerlo a cierta distancia, y, aun
así, para ocultar los cráteres provocados por la viruela le untaron arcilla. Sin
embargo, aunque al principio oculto el retrato para que nadie lo viese e hizo
de tripas corazón, al final supo encontrar la belleza interior de su esposa y reina,
posiblemente, junto con Amalia de Sajonia, la más querida por el pueblo
español, puesto que todo lo que tenía de fea, lo tenía de belleza interior.
La
reina impulsó la creación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el
Jardín Botánico. Supo lidiar con la
malvada Isabel de Farnesio, y al final consiguió que Fernando VI la desterrará
a la Granja a la madre de todos los borbones. Gracias a eso pudieron ser
felices un poco tiempo, por desgracia murió pronto, quien sabe si envenenada
por su malvada madrastra. La muerte de su esposa volvió loco al buen rey, para
uno bueno que hay, el cual murió de amor y melancolía un año después de la
muerte de su amada. Haciéndose efectiva, una vez más, la falsedad de que siempre
termina floreciendo el bien. La maldad de su madrastra una vez más consiguió la
victoria, al morir él, la reina madre, la madrastra mala, malísima de cuento, cumplía
su sueño de ver a un hijo suyo como rey de España, curiosamente esta madrastra
sobrevivió a todos los hijos nacidos de la primera esposa de Felipe V, María
Luisa de Saboya, un poco o un mucho sospechoso, ¿no?
Pero
vamos a hablar del rey que dictó que Pinarejo se convirtiera en villa
independiente, aunque al morir prematuramente fuese su hermano Carlos IIIº
quien firmase la ley.
FERNANDO DE BORBÓN Y SABOYA- FERNANDO VI “EL MELANCOLICO”
Fernando no conocería a su madre pues ésta muere, aquejada
por una tuberculosis pulmonar, cuando él no había cumplido seis meses. De sus
cuatro hermanos tan sólo conoció a Luis. El cual oficialmente murió aquejado de
viruela.
Fernando VI vivió una infancia desgraciada, con la
omnipresencia de su malvada madrastra, su única compañía fue su hermano Luis,
presuntamente contagiado de viruela, aunque las sospechas de que fue debido a
ciertas maniobras de su madrastra están más que presentes.
Siendo ya príncipe de
Asturias, estuvo apartado de la Corte y del Consejo de Estado por orden de su
padre Felipe V, estaba claro que quien tomó esa funesta decisión, una vez más
fue Isabel de Farnesio, que aspiraba a que fuese su hijo Carlos el sucesor de
Felipe V, también ella se había encargado de que su educación fuese lo más nefasta
posible, aislada e inculcándole miedo a todo, hasta el punto de desarrollar una
personalidad tremendamente hipocondriaca.
—¿Te duele una muela?, eso es que te vas a morir.
—Me has faltado al respeto…arderás en las llamas del
infierno…
.
A pesar de los
maquiavelismos de su madrastra, de golpe y porrazo se vio convertido en rey de
España sin ningún tipo de preparación política; no obstante, demostró un
temperamento pacífico y predispuesto a modernizar España de manera mucho más
humilde y menos arrogante que sus predecesores y con mucha mayor sensatez.
La Parmesana Isabel de Farnesio, amañó la boda de su
hijastro intentando casarlo con su cuñada Isabel de Orleáns, viuda de su
querido hermano Luis, pero Fernando se opuso, conociendo el historial de su
cuñada. Entonces Isabel de Farnesio busco una alternativa que favoreciese sus
intereses sin importarle para nada la decisión de Fernando. Isabel La había intentado casar a su hija
María Ana Victoria con el delfín francés, Luis XV, pero este se negó, y urdió
un plan que le salió perfecto, amaño la boda con el hijo de Juan V, rey de
Portugal, el príncipe José de Brasil, para atar todo con nudo marinero, incluyo
en el lote el casamiento de Fernando, príncipe de Asturias con la princesa
multi-nombre María Magdalena Bárbara Xavier Leonor Teresa Antonia Josefa de
Braganza, creándose una gran alianza hispano lusa, y convirtiendo a su hija en
futura emperatriz de Portugal.
Bárbara de Braganza, según cuentan eran más fea que pegarle
a un padre con un calcetín sudado, su padre llego a decir: «que sentía hubiera de salir de su reino cosa
tan fea». Su rostro estaba deformado por la viruela,
era rechoncha y de baja estatura. Sin embargo, le dio a su marido lo que
necesitaba, el afecto y el cariño que solo había tenido por parte de su
malogrado hermano Luis. La noche de bodas la comenzaron con la presencia de los
reyes de España y Portugal en la alcoba, que no se creían que pudiera ocurrir.
Una vez vieron que se prestaban a consumar el acto, volvieron gozosos a sus
estancias.
A pesar de los recelos
de Fernando, a juzgar por su testimonio el matrimonio fue consumado con gran
goce:
«Por la mañana eran las ocho y media y no les habían
llamado y habiendo despertado se levantó S.A. y salió a vestirse a la pieza
donde se desnudó con señas de victorioso en amorosa batalla no obstante de ser
tan poderoso el enemigo y aquí viene bien…»
La fealdad de la Princesa fue superada por sus cualidades
humanas, su gran preparación, e inquietud intelectual. Poseía una gran
biblioteca, como he dicho, hablaba varios idiomas, gustaba escuchar música
clásica y danzar, y esto fue lo que primó en el matrimonio. Fernando la amó,
con todas sus fuerzas, y a pesar, de que no fueron fértiles y no pudieron tener
hijos su historia de amor fue de novela rosa, la mayor dificultar era aguantar
a Isabel de Farnesio, que como ya he dicho anteriormente, término expulsándola
de la corte, a la Granja de San Idelfonso.
Intentó por todos los medios mantener la neutralidad de
España en los conflictos entre Francia e Inglaterra que intentaron su
implicación, primero Francia conquistó Menorca a los ingleses y la ofreció a
España a cambio de su alianza, más tarde Inglaterra ofreció Gibraltar a cambio
de su alianza contra Francia. Fernando VI había visto tantas guerras
innecesarias provocadas por las ambiciones de su madrastra, que evito su
implicación en cualquiera por muy bien que le sirviesen las propuestas.
El último año de su vida, y a consecuencia de la muerte de
esposa en 1758, Fernando VI se volvió tremendamente melancólico, permaneciendo
encerrado en Villaviciosa de Odón
(Madrid), sumido en profunda locura, la administración quedó paralizada en una
España sin rey, pese a lo cual la monarquía siguió funcionando hasta que llegó
de Nápoles su hermanastro Carlos, el futuro Carlos III, para hacerse cargo del
trono español tras el fallecimiento de Fernando VI, el 10 de agosto de 1759,
cumpliéndose así los deseos de su católica majestad la reina víbora y madre de los borbones, Isabel de Farnesio.
Paco Arenas
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