Oscura, fría, siniestra, propia del conde Drácula, pero sin ataúd |
Oscura, fría, siniestra, propia del conde Drácula, pero sin
ataúd, así es la habitación de Francisco Franco, esa habitación retrata en
cierto modo la personalidad de aquel siniestro personaje.
Para llegar al palacio del Pardo, hay que dejar atrás la residencia de los
Borbones, el palacio de la Zarzuela, entre encinares repletos de sabrosas
bellotas, ¿Qué pasa? A mí me gustan mucho, son un bocado exquisito, asadas como
si fuesen castañas. Ya en el mismo pueblo de El Pardo, está el palacio, el
cual previo pago de la entrada se puede visitar. Los orígenes de este palacio
se remontan al año 1405, cuando el rey Enrique III de Castilla ordenó la
construcción de una Casa Real en el Monte de El Pardo, lugar que el monarca
frecuentaba, dada su riqueza cinegética Su aspecto actual corresponde a las
reformas y ampliaciones emprendidas en el siglo XVIII, a instancias del rey
Carlos III, en las que participó el arquitecto Francesco Sabatini.
Fue palacio de caza tanto de los últimos reyes de Castilla,
como de los Austrias y por supuesto de los nefastos borbones, su larga
existencia hace que además de por sus valores arquitectónicos, el palacio destaque
por su decoración interior, representativa de diferentes épocas históricas.
Asimismo, es especialmente relevante su colección de
tapices, del siglo XVIII, en la que figuran cinco de las series más conocidas
de Francisco de Goya. Debo señalar que el Palacio, aunque sobrio me gusto, muy
especialmente una de las salas decorada con pinturas de Goya, del cual soy un
ferviente admirador.
Afortunadamente pocas cosas recuerdan a tan siniestro
personaje, el palacio ha sido rehabilitado para borrar en cierto modo al
usurpador de la legalidad republicana la actualidad se utiliza como residencia
de los mandatarios extranjeros que visitan España. Tan solo las estancias más íntimas
del dictador permanecen intactas, tal y conforme él las dejo.
Reconozco que en cierto modo la visita estaba cargada de
cierto morbo masoquista, por la cabeza se me pasaban las miles de sentencias de muerte que se habrían firmado
en aquel lugar. Ver la mesa en que tras
el café el “caudillo” de los fascistas firmaba, era informado o decidía, ejecuciones, encarcelamientos o vejaciones
varias, me producía una extraña sensación, sentía ganas de preguntar a la guía y preguntaba, procurando utilizar la palabra
dictador, incluso llegue a utilizar la palabra genocida, sintiendo un extraño
placer al insultar su memoria en el lugar donde vivió bebiendo la sangre de los
españoles cual Drácula nacional. Nadie
me recrimino nada. Sí llegaron a decir
que en efecto era un dictador, que hasta unos meses antes se referían al dictador
como “Su Excelencia el Caudillo”, que
solo con la Ley de la Memoria Histórica habían dejado de utilizar ese título
para pasar a utilizar la denominación “general Franco”, pero no dictador, ni genocida ni nada de los
apelativos que yo utilizaba, aunque estaban obligados a reconocer que en efecto
había sido un dictador.
Tras recorrer el palacio, llegamos por fin al despacho del
dictador, me imagino su ridícula figura,
agasajada por cientos de bacines despreciables, entre sorbo y sorbo firmando las
sentencias sin preguntarse ni quienes eran, ni si dejaban huérfanos o viudas ni
tan siquiera si eran buenas personas o malas personas.
Con la conciencia tranquila, tenía la bendición de la iglesia católica, que a buen seguro no le recordarían el quinto
mandamiento. Después pasamos al salón de actos, donde celebraban los consejos
de ministros presididos por Draculín Franco, a última hora alguno
por su Alteza Real y sucesor a título de rey del dictador. ¿Sería allí donde se
ataría tan bien atado la continuación de la dictadura franquista?
Al llegar al dormitorio pensé que estaba en la misma
habitación del Conde Drácula, oscura, muy oscura, con un feo papel o telas de color verde en las
paredes sucio como el corazón de quien habito aquellas estancias. Dos camas juntas, en sustitución de los féretros
de Drácula, pero a la vez que los mismos, igualmente siniestras, o al menos así
me lo parecían a mí. Dos teléfonos
antiguos, de rueda negros, un televisor de grandes dimensiones, para la época,
a los pies de las camas, en blanco y negro.
Me llamo mucho la atención un reclinatorio para rezar o para
pedir a Dios perdón por sus múltiples asesinatos. Si
Dios existe y es justo, esos rezos no le habrán servido de nada y le habrán
llevado directamente a los brazos de Lucifer. En este reclinatorio estuvo a
modo de amuleto la mano de santa Teresa, robada por el dictador a las monjas
carmelitas de Ronda, las cuales en múltiples ocasiones solicitaron su
devolución, pero el dictador creía que era la mano de la santa quien guiaba sus
acciones y le libraba de todo mal y se la llevaba a todos lados cada vez que se
trasladaba por cualquier causa, era tal la superstición y paranoia que tenía el dictador que en las puertas de
la muerte no quería ir a un hospital pensado que su salvación estaba junto a la
reliquia, la cual una vez fallecido fue devuelta sus dueñas.
Entre los cachivaches existentes en tan siniestra habitación destaca también una radio, curiosamente de fabricación
soviética de marca Zenit, su año de fabricación 1936, es decir el año que decidió acabar con la
legalidad de la República y usurpar el poder que posteriormente cedió a
Borbón. Pregunte a la guía por tan
curiosa circunstancia y me dijo que el general era anticomunista pero no tonto
y las radios de fabricación soviética eran las mejores de la época.
La habitación es como ya he dicho una estancia oscura y
siniestra, no me extraña que estuviese habitado por tan siniestro personaje, a
mi desde luego me dejo esa sensación amarga y triste, cuando salí estaba
lloviznado pero el sol estaba de fuera y un arco iris surcaba el cielo, no
quise pensar en aquel personaje que había arruinado la existencia y la vida de
tantos españoles, me recree en aquel arco iris como símbolo de esperanza, de
una España muy diferente a la que fuimos condenados por el dictador con su atado y bien atado.
Despacho donde el dictador firmaba los asesinatos de miles de españoles |
Salón de actos donde se decidía sobre la suerte de los españoles |
Consejo de ministros de la dictadura presidido por el heredero de Franco |
Mano incorrupta de santa Teresa |
Nota:
santa Teresa |
eso si, no le falta al crucifijo, así su dios le perdonaría todos los días los pecados cometidos
ResponderEliminarDeberías leer más.
ResponderEliminarGran defensa de la República. La época de España, donde mas cambios de gobierno hubo, Donde se quemaron iglesias, se asesinó al jefe de la oposición, intentos separatistas de regiones etc. La república no es patrimonio de la izquierda, también es patrimonio de otros pensamientos, lo que si es patrimonio de la izquierda es el desastre histórico que ha supuesto para España siempre que habéis tenido opción de gobierno.
ResponderEliminarPor supuesto que la república no es patrimonio de la izquierda, sino de todos aquellos que somos demócratas. Es cierto casi todo lo que dices, pero en la mayoría o en todos los casos, provocados por los enemigos de la democracia y por tanto de la República. Desde luego más desastroso y criminal que cuando ha gobernado la derecha reaccionaría, los patriotas de trapo con cuentas en Suiza, no ha sido. Porque estos últimos años, muchos nos consideramos víctimas del terrorismo institucionalizado, porque terrorismo es también no poder comer viendo que nos han robado y nos están robando, como ha ocurrido en estos años.
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ResponderEliminarPropia de Drácula con un crucifijo... no sé yo, alguien no ha visto muchas pelis de vampiros
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