El reinado de Carlos IV de España significó una deriva
reaccionaria de la orientación del gobierno,
al coincidir con la Revolución
francesa, un año más tarde. Aunque al
principio el despotismo ilustrado de
Carlos III, continuo vigente, gozando
los ilustrados de la confianza real
(Floridablanca). La activa participación del clero para condenar la
revolución francesa hizo que se comenzasen a dar de nuevo pasos
contrarios al progreso y la modernización del imperio español.
Con el comienzo de la Revolución francesas, los reyes
europeos comienzan a sentir como sus aparatos excretores se vuelven más activos piernas abajo, Carlos IV, cobarde como ninguno,
se lía la manta a la cabeza y se dedica a la afición favorita de todos los borbones, ir a matar animales por capricho. Floridablanca se encarga de cerrar las fronteras para evitar el tráfico de ideas desde
Francia, utilizando al ejército y a la Inquisición, en su temor a las ideas
publicá un edicto por el cual prohíbe transmitir ideas revolucionarias, como si
las ideas fuesen mercancías controlables, como estas ideas van abduciendo a
muchos “malos” españoles que tenían la
manía de pensar por sí mismos, el rey deja un rato la escopeta para firmar la
destitución de Floridablanca por ser más blando que la mantequilla de
Flandes. Así que le sustituye por el
Conde de Aranda, que también es un inútil a la hora de impedir que las semillas
de las ideas revolucionarias echen raíces y florezcan.
Como por aquellos tiempos, la reina andaba encoñada de un
capitán de la Guardia Real, que le cuidaba el monte de Venus como si fuese un magnifico rosal, de nombre Manuel
Godoy. La reina manda el sutil mensaje a su real majestad: "mientras que tú te encargas de cazar ciervos, yo te
regalo unas enormes astas para tu cabeza, déjame a mí y tú no te preocupes de
nada". Llegando el muy ambicioso Godoy a pasar de capitán, a jardinero del monte
de Venus, y de ahí ser nombrado primer ministro ,para más tarde “Príncipe de la Paz”, el rey continuo sus
cacerías mientras su cornamenta aumentaba considerablemente.
Mas a este “Príncipe de la Paz, el pueblo lo odiaba por tontunas, porque era plebeyo, porque vivía amancebado con la reina y con Pepita, porque tenía desatendida a la esposa que le había conseguido la reina, como tapadera, la condesa de Chinchón, en fin por envidias varias, amen de llevar a cabo una política muy personal y dictatorial, propia de un tirano del antiguo régimen.
Mas a este “Príncipe de la Paz, el pueblo lo odiaba por tontunas, porque era plebeyo, porque vivía amancebado con la reina y con Pepita, porque tenía desatendida a la esposa que le había conseguido la reina, como tapadera, la condesa de Chinchón, en fin por envidias varias, amen de llevar a cabo una política muy personal y dictatorial, propia de un tirano del antiguo régimen.
Quien marca la pauta durante el reinado de Carlos IV, es
Francia, las principales potencias
absolutistas, Austria, Rusia y Prusia, forman una coalición contra Francia a la
que se unirá España dicha coalición
declara la guerra a Francia, saliendo España muy mal parada, perdiendo
territorios a favor de Francia, esta guerra
tiene dos etapas:
1793- 1795: Las tropas francesas penetraron en Cataluña, País Vasco y Navarra, llegando incluso a ocupar en Castilla la ciudad de Miranda de Ebro.
1795: Paz de Basilea: Francia devuelve a España los
territorios conquistados a cambio de relaciones comerciales, menos lo que ahora
es la República de Haití.
De 1795 - 1808: Francia y España vuelven a ser muy amigas ,
por la reacción Thermidiriana por la
cual la revolución francesa se convierte en descafeinada y porque Inglaterra
era la 1ª potencia marítima además de que los hijos de la Gran Bretaña, sus
piratas y corsarios hacían la puñeta a los barcos españoles que iban o venían
de las colonias americanas, y eso
sentaba muy mal, vamos que va a ser que no, así que firma Godoy, porque Carlos
IV, bastante trabajo tenía con la caza y las astas, el tratado de San Ildefonso
(1796) el cual se basaba en:
Habría entre ambos países una alianza militar ofensiva y
defensiva.
A requerimiento de cualquiera de las partes firmantes, la
otra la socorrería en el plazo de tres meses con una flota de 15 navíos de
línea, 6 fragatas y 4 corbetas, todos ellos debidamente armados y avituallados.
A esta armada se añadirían fuerzas de tierra de 18.000 soldados de infantería,
6.000 de caballería y artillería en proporción.
El mantenimiento de estas fuerzas correría por cuenta del
país al que pertenecieran.
En caso de guerra de común acuerdo, ambas potencias unirían
todas sus fuerzas militares y actuarían según una política común.
Así que improvisando sobre la marcha, se dieron cuenta que
España que era la tercera flota más
importante del mundo, le faltaban equipos para la totalidad de la flota,
abundaban las deserciones de marineros por falta de paga, disminuía el número
de marineros alistados. No tenía marineros suficientes
para atenderla, por los recortes que en aquellos tiempos también se daban, y enrolaron a muchos marineros de secano, que veían un barco e
incluso el mar por primera vez, así que con una tripulación novata y mal
pagada, aunque con barcos mejores, pero con poco armamento, solo les faltaba
atar una cuerda a los proyectiles al estilo Gila, para recuperarlos, marcharon contra los británicos, comenzando
ganando batallas, algunas sin disparar
un tiro, pero pronto comienzan a cambiar
las tornas. El 14 de febrero para celebrar el día de los enamorados, tuvo lugar la batalla del cabo San Vicente, en la
que la flota española, formada por 25 navíos en las condiciones que menciono
ahí arriba, al mando del almirante D.
José de Córdoba, fue derrotada por la escuadra del almirante Jervis, formada
por 15 navíos, bien armados, y con marineros motivados y bien pagados.
La vanguardia británica iba al mando del Comodoro Nelson,
quien se lanzó contra la línea de batalla española dividiéndola en dos trozos y
envolviendo posteriormente la retaguardia española, formada por seis navíos,
cuatro de los cuales fueron apresados y dos gravemente averiados. El grueso de
la armada española fue incapaz de reaccionar en su ayuda, debido a la impericia
de sus mandos y tripulaciones. Por si fuese poco, Trinidad y Menorca pasaron a
estar bajo dominio inglés.
No contentos con la lección se firma el 2º
Tratado de San Ildefonso con Francia en 1800, ya con el corso como dictador de “la
France” demostrando nuevamente el
sometimiento a Napoleón, el cual tenía encandilados a toda la Corte de Carlos
IV, como si un dios se tratase, España cedió
nuevamente Luisiana a Francia como
prueba de amor.
Nuevamente, fruto de la mucha inteligencia del corso, y la
poca de los gobernantes españoles, Napoleón utiliza la flota española contra
los ingleses en Trafalgar, estando al frente de los últimos Nelson, que no se
chupaba el dedo y nos dieron a los españoles hasta en el carné de identidad y
eso que aún no se había inventado.
No escribo esto como acto sadomasoquista, no me alegro de la gran
vergüenza que supuso para España y sobre todos para quienes murieron y
sufrieron por culpa de la inutilidad de sus gobernantes, no quiero regodearme de ello y
termino la primera parte del reinado de este traidor llamado Carlos IV de
Borbón, con rabia contra él y sus indignos y prescindibles herederos.
Continuara...
Continuara...
Esperamos con impaciencia la segunda parte Paco. Gracias.
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