Los infiltrados, los encapuchados,
la moralidad del gobierno y su legalidad
La diferencia entre la policia de un país democrático y el que no lo es. |
Que siempre los gobiernos
han intentado controlar las protestas ciudadanas, a cualquier movimiento de
protesta es algo que a nadie se le escapa, en mayor o menor medida creo que todos
los gobiernos democráticos o no lo han hecho, eso sí, dejando claro que es algo
que ni es licito ni democrático, y sobre todo es inmoral.
Pero lo ocurrido el
pasado 25 de septiembre es realmente criminal, utilizar infiltrados para
provocar desórdenes, para poder de ese modo justificar las salvajes y
desproporcionadas cargas policiales contra manifestantes pacíficos, no roza la villanía,
la traspasa con creces.
Las imágenes tanto de las
cientos de fotografías como de videos diversos, no dejan lugar a dudas, son
pruebas contundentes, la policía estaba a ambos lados, camuflados junto a los manifestantes para
provocar la reacción de los uniformados, incluso alguno llego a recibir
porrazos de sus “compañeros” de armas, siendo necesario en más de una ocasión
gritar aquello de : “soy compañero, coño soy compañero”, viéndose claramente como
dejan de lloverle palos; también en videos y fotos puede verse como diversos de
esos policías esos mismos camuflados participan en la detención de
manifestantes.
De un tiempo a esta parte
he sentido ya en unas cuantas ocasiones vergüenza de decir que soy español, que
me siento español, con la pantomima del juicio a Camps y su declaración de “no
culpable” pese a las múltiples evidencias de las pruebas, la persecución y
condena al juez Garzón por defender la justicia, quedando en evidencia que la “justicia”
en España no es ya una utopía sino una auténtica quimera; la deshonrosa y
humillante bajada de pantalones ante
Alemania y otros muchos sucesos acaecidos durante esta vuelta vergonzante al “Antiguo
Régimen”, no ya al gris de la dictadura, sino a una tomadura de pelo.
Está claro que este
gobierno no tiene ningún tipo de moralidad, es amoral, pero tampoco es legítimo,
a pesar de su victoria en las urnas, al haber llegado al poder a base de
mentiras y falsedades, el programa electoral es y debe ser un contrato entre
quien lo presenta y los ciudadanos, si ese programa, ese contrato se incumple,
deja de tener validez, queda deslegitimado. Por tanto el actual gobierno gobierna en
fraude de ley, en cualquier país democrático, los gobiernos o los políticos que
mienten a los ciudadanos dimiten o son cesados, en España, no, esa es otra de
las circunstancias que me hacen sentir vergüenza de decir que soy español.
Luego al final pienso en
las palabras del gran Machado:
“En España lo mejor es el
pueblo. Por eso la heroica y abnegada defensa de Madrid, que ha asombrado al
mundo, a mí me conmueve, pero no me sorprende. Siempre ha sido lo mismo. En los
trances duros, los señoritos –nuestros barinas– invocan la patria y la venden;
el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva. En
España, no hay modo de ser persona bien nacida sin amar al pueblo.”
Y pienso en ello, tengo
motivos para sentirme orgulloso de ser pinarejero, de ser conquense, de ser
manchego, de ser castellano, de ser español y republicano, quienes dirigen este
gran país no me representan, son gentuza que se ha apropiado del poder con
mentiras y por la decisión de unos criminales que acabaron con el último
gobierno legítimo de España, el de la segunda REPÚBLICA ESPAÑOLA, y es deber mío
y de todos los españoles decentes y honrados restituir esa legitimidad
expulsando de sus poltronas, escaños o tronos a todos los usurpadores de la
legitimidad, para así volver a decir con orgullo, soy español, no vanamente
como ocurre cuando algún evento deportivo llena las calles de gente por una
victoria, sino decir soy español, como Machado, como García Lorca, como Azaña,
como Blasco Ibáñez, Sorolla, Goya, Velázquez y tantos otros…
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