La traición de Bayona de Carlos IV y Felón VII, perdón
Fernando VII
Todos estos borbones firmaron la traición de Bayona |
El Tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de
1807, daba España a Francia la autorización para pasar por su territorio para
invadir Portugal, la cual posteriormente se dividiría en tres partes; Al norte se crearía el Reino de Lusitania, el
centro se reservaría para cambiarlo por Gibraltar y el Algarve se convertiría
en Principado, siendo Godoy el futuro príncipe; las colonias portuguesas serian
posteriormente repartidas entre Francia y España, con el manso cornudo de
Carlos IV como Emperador de las Américas, Napoleón que de tonto no tenía un
pelo, jugo con la ambición de Godoy y
este dio carta blanca al emperador corso y sus ambiciones propias, que sí, en efecto quería invadir Portugal, pero no
para repartirlo con los miembros de la impresentable Corte española de los
borbones, ni mucho menos, si puedes comer jamón ibérico no te conformas con
tocino, la intención del corso era efectivamente conquistar Portugal, pero
conquistando antes España y los muy estúpidos de los borbones y Godoy se lo
pusieron a huevo.
Los dos principales traidores a España de la historia. |
La debilidad y la torpeza de los borbones, en lucha
fratricida entre el padre y el hijo, la reina ocupada con sus diversos amantes,
y Godoy que ya se veía como príncipe del Algarve hizo que Napoleón lo tuviese
no fácil, sino lo siguiente. Los muy
imbéciles de los borbones, Carlos IV y el futuro Fernando VII, nombran como
árbitro del partido a Napoleón, ambos convencidos de que esta de la parte de
cada uno, son complacientes con la
invasión del territorio español, Napoleón alienta a ambos a la disputa, pero
una vez es nombrado Fernando VII, como rey tras el motín de Aranjuez, ordena al
embajador francés a que no reconozca al mismo, consiguiendo que el cornudo de
su padre se retracté de su renuncia al trono.
Fernando VII, que necesita del reconocimiento de Napoleón,
remite una carta al mismo, en estos términos:
“lejos de variar en lo más mínimo el sistema político
respeto a la Francia, procuraré por todos los medios posibles estrechar más y
más los vínculos de amistad y alianza que felizmente subsisten entre la España
y el imperio francés”.
Al mismo tiempo para proseguir con la traición ordeno al
Consejo de Castilla, que dejasen claro a los españoles que las tropas invasoras
llegaban como “amigos y con objetos útiles al rey y la nación”.
Por su parte Carlos IV, destronado por su hijo, humillado,
también pidió ayuda al corso por medio de una carta, para esos eran “amigos del
alma”, como ciertos jueces y políticos corruptos, estos más que “amigos del
alma” eran “hermanos”:
“Señor mi hermano: V.M. sabrá sin duda con pena los sucesos
de Aranjuez y sus resultas, y no verá con indiferencia a un rey que, forzado a
renunciar a su corona, acude a ponerse en los brazos de un gran monarca, aliado
suyo, subordinándose totalmente a la disposición del único que puede darle su
felicidad, la de toda su familia y de sus fieles vasallos. Yo no he renunciado
a favor de mi hijo sino por la fuerza de las circunstancias cuando el estruendo
de las armas y los clamores de una guardia sublevada me hacían conocer bastante
la necesidad de escoger la vida o la muerte, pues esta última se hubiera
seguido después de la de la reina. Yo fui forzado a renunciar, pero asegurado
con plena confianza en la magnanimidad y el genio del gran hombre que siempre
ha mostrado ser amigo mío, yo he tomado la resolución de conformarme con todo
lo que este gran hombre quiera disponer de nosotros y de mi suerte, la de la
Reina y la del príncipe de la Paz. Dirijo a V.M. una protesta contra los
sucesos de Aranjuez, y contra mi abdicación. Me entrego y enteramente confío en
el corazón y amistad de V.M. con lo cual ruego a Dios que os conserve en su
santa y digna guardia.
De V.M.I y R. su afecto hermano y amigo Carlos”.
Como puede verse, no solo traiciona, sino que se humilla
cobardemente, al mismo tiempo que como cornudo consentidor, pide también ayuda
para su adultera esposa y para el amante de la misma, vergonzante y rastrero,
este rey.
Una de las primeras medidas que tomo el infame Fernando VII,
como muestra de sometimiento y amistad hacia Napoleón, solicitó que las tropas
de Murat, situadas en las cerca de
Madrid, fueran recibidas en la capital como amigas. Nadie de los poderosos parece darse cuenta de
la situación, solo el pueblo que contempla como espectador critico lo que está
sucediendo, sin llegar a comprenderlo con claridad, pero llevando muy mal la
presencia de esas tropas “amigas”.
Napoleón como “aliado y amigo” de estos dos grandes
traidores reunió a estos despreciables borbones por separado en Bayona. Primero llego el hijo, al cual humillo al
máximo, consiguiendo que renunciase a la corona de España a favor de su padre,
para este a su vez renunciase a favor de Napoleón, consumándose así la mayor
traición llevada a cabo contra España en toda su historia, traición que
firmaron todos los miembros de la familia real, menos el supuesto hijo de Godoy,
Francisco de Paula, por ser menor de edad, siendo por tanto dicha infame
traición firmada por todos los borbones de la Corte.
Al mismo tiempo los traidores mandaban en nombre de Carlos
IV una orden que sería publicada en la Gaceta de Madrid, el BOE de la época:
“He tenido a bien dar a mis amados vasallos la última prueba
de mi paternal amor. Su felicidad, la tranquilidad, prosperidad, conservación e
integridad de los dominios que la divina providencia tenía puestos bajo mi
Gobierno, han sido durante mi reinado los únicos objetos de mis constantes
desvelos. Cuantas providencias y medidas se han tomado desde mi exaltación al
trono de mis augustos mayores, todas se han dirigido a tan justo fin, y no han
podido dirigirse a otro. Hoy, en las extraordinarias circunstancias en que se
me ha puesto y me veo, mi conciencia, mi honor y el buen nombre que debo dejar
a la posteridad, exigen imperiosamente de mí que el último acto de mi Soberanía
únicamente se encamine al expresado fin, a saber, a la tranquilidad,
prosperidad, seguridad e integridad de la monarquía de cuyo trono me separo, a
la mayor felicidad de mis vasallos de ambos hemisferios.
Así pues, por un tratado firmado y ratificado, he cedido a
mi aliado y caro amigo el Emperador de los franceses todos mis derechos sobre
España e Indias; habiendo pactado que la corona de las Españas e Indias ha de
ser siempre independiente e íntegra, cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y
también que nuestra sagrada religión ha de ser no solamente la dominante en
España, sino también la única que ha de observarse en todos los dominios de
esta monarquía. Tendréis lo entendido y así lo comunicaréis a los demás
consejos, a los tribunales del reino, jefes de las provincias tanto militares
como civiles y eclesiásticas, y a todas las justicias de mis pueblos, a fin de
que este último acto de mi soberanía sea notorio a todos en mis dominios de
España e Indias, y de que conmováis y concurran a que se lleven a debido efecto
las disposiciones de mi caro amigo el emperador Napoleón, dirigidas a conservar
la paz, amistad y unión entre Francia y España, evitando desórdenes y
movimientos populares, cuyos efectos son siempre el estrago, la desolación de
las familias, y la ruina de todos. Dado en Bayona en el palacio imperial
llamado del Gobierno a 8 de mayo de 1808. Yo el Rey. Al Gobernador interino de mi consejo de
Castilla.
Gazeta de Madrid, viernes 20 de mayo de 1808”
Solo el pueblo estuvo a la altura ante la traición de sus gobernantes. |
Mientras los traidores vivían a cuerpo de rey en Bayona, los
españoles, el pueblo, ya estaba dando su sangre por España. Napoleón así los albergo como huéspedes suyos
a ambos traidores, a Carlos IV y Godoy con sus dos amantes la reina y Pepita
Tudó en Compiègne, quedándose libre en Madrid su esposa de conveniencia, la condesa de Chinchón , y al felón de
Fernando en Valençay, a cambio de la traición Napoleón les prometió posesiones
y pensiones vitalicias para que pudiesen vivir como reyes pero sin quebraderos
de cabeza.
Y así es como José
Bonaparte, “Pepe Botella” llego a Madrid como rey, donde ahora gobierna una tal
Botella, ignorando por mi parte los méritos del Botella y la Botella, para
ocupar los cargos que tuvo uno y que tiene la otra, bueno el ser hermano de, y
el ser esposa de.
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LA TRAICIÓN DEL REY, (Carlos IV y Fernando VII, los mayores
traidores de la historia de España)
Los Cuernos de Carlos IV, la reina, Godoy, Teresa de Borbón
y Pepita.
http://pinarejorepublicaindependiente.blogspot.com.es/2012/08/los-cuernos-de-carlos-iv-la-reina-godoy_7.html
CARLOS IV (TRAIDOR I DE ESPAÑA)1ª PARTE
http://pinarejorepublicaindependiente.blogspot.com.es/2012/09/carlos-iv-traidor-i-de-espana-1-parte.html
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Muy bueno. Creo que a veces te pasas con la dureza de los insultos, pero en general estoy totalmente de acuerdo contigo. El último párrafo, el que se refiere a la Botella: muy lúcido y certero.
ResponderEliminarLlevas razón en lo segundo, deberé moderar mi lenguaje.
ResponderEliminarGracias