domingo, 31 de marzo de 2013

En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, comienza el genocidio…


 

"En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.”
Con estas palabras oficialmente terminaba la guerra, pero como es habitual en la derecha de este país, fue otra de sus muchas mentiras, la guerra de trincheras del pueblo español contra las potencias fascistas europeas si termino ese día.  Con el fin de la guerra no llego la paz.

Tras ese “fin de la guerra,” los muertos, diversas fuentes cifran en más 400.000, de ellas 192.000 en los diversos campos de concentración repartidos por nuestra geografía, a diferencia de los nazis, aquí el método era más tradicional, fusilamiento, situación que se prolongó hasta terminada la Segunda Guerra. Hubo ajusticiamientos "legales", en cumplimiento de sentencias dictadas por tribunales militares pero también hubo asesinatos ilegales, las llamadas sacas, practicadas al margen de las autoridades militares, pero con el pleno conocimiento de que se estaban llevando a cabo.  Muchas de las víctimas fueron enterradas en fosas comunes repartidas por toda España, no siempre en los cementerios, sin que su muerte fuese inscrita en los registros civiles y sin que sus familiares en muchos casos fuesen informados, ni dónde ni cuándo ni cómo.



También hubo desapariciones misteriosas nunca aclaradas, presos hacinados en las cárceles, algunos de ellos por haber sido denunciados sin pruebas ninguna.   La cultura dejo de escribirse con mayúsculas, poetas fusilados, o encarcelados y dejados morir a propósito.  


La posguerra fue mucho peor que la guerra para una parte muy importante de españoles, unos tuvieron tiempo de salir hacía otros países, muchos de ellos terminaron en campo de exterminio nazis, ante el abandono por parte de la dictadura franquista, que al ser consultada, por los nazis, sobre que hacían con los españoles residentes en España, el Gobierno del “padrino” de su católica majestad,  replicó que no existían españoles allende las fronteras.  Otros lograron enrolarse en la resistencia francesa, otros marcharon a México, Argentina, Venezuela, o la Unión Soviética, con distintas suerte según los casos y países.  Para ninguno termino la guerra.


Pero para aquellos que se quedaron dentro de las fronteras españolas, esa máxima que presumían las autoridades del Régimen por el cual  "la consideración y aun la honra del enemigo vencido son compatibles con la dureza de la guerra y están dentro de la mejor tradición española".  Como se ve el uso del cinismo y la mentira en la derecha reaccionaria española no es de ahora, viene de antiguo. No hubo rastro de consideración ni de respeto hacía el vencido, España entera se convirtió en un inmenso campo de concentración, miles y miles de personas fueron encarcelas, asesinadas, humilladas de la peor manera posible, especialmente la dictadura se cebó con las mujeres, ya fuesen por ser ellas “rojas” por serlo sus maridos, o sus padres, niñas de catorce años y menos, fueron entregadas para disfrute de mercenarios moros.  El rapado al cero o las purgas con aceite de ricino, fueron cotidianos.


En muchos pueblos la represalia contra los combatientes fue cruel, asesinatos, encarcelamiento y algo de lo que se ha hablado poco, los avales no solían darse por buena voluntad de quienes firmaban.  Los avales se firmaban a cambio de la entrega de tierras, propiedad de republicanos a cambio de aval, eso sí con el chantaje permanente de que en cualquier momento ese aval podría caducar, por lo cual los robos podían extenderse durante mucho tiempo, una viña ahora, una parcela… Fueron muchos los fascistas que juntaron auténticos latifundios gracias a esta criminal práctica.  Como vemos lo de robar o apoyar a quienes roban, como actualmente hace el gobierno de España apoyando a las entidades financieras que roban a los ciudadanos, tampoco es algo nuevo, viene de lejos.

Esa corrupción generalizada, continúa.    Termino la guerra ese primero de abril de 1939, pero la paz no llegará hasta que se restituya la legalidad arrebatada. No se puede cimentar una “democracia” legal utilizando como argamasa la sangre de los españoles asesinados por un régimen terrorista y criminal, ni se puede ni se debe tolerar que el genocida sea quien marque, ordene y mande el futuro de los españoles, como así lo hizo, atando y amordazando  la soberanía del pueblo a una anacrónica y corrupta monarquía, continuadora directa de aquella criminal dictadura.

Publicado también en; Unidad Cívica por la República

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