Durante el mes de marzo, iré puniendo mujeres bellas de España, en el sentido más amplio de la palabra, siendo el menos importante el físico.
Mariana Pineda, fue una de las víctimas de aquel nefasto Borbón Fernando VII, uno de los dos mayores traidores a España.
Viuda progresista, conocida en la ciudad de Granada por su
vinculación con el movimiento revolucionario, fue condenada a morir en el
garrote vil, tras ser detenida como consecuencia de una elaborada trampa policial. Se le acusó de
bordar una bandera para los rebeldes.
Esta consistía en un tafetán morado con un triángulo de connotaciones masónicas
en medio, en el que en cada uno de sus lados se bordarían las palabras "libertad",
"igualdad" y "ley".
Aunque ella no fue la autora de dicha labor, sino la encargada de
encomendar el trabajo a otras mujeres,
fue acusada de traición al negarse a dar los nombres de los proscritos
del grupo en el que se integraba. Las bordadoras, siguiendo instrucciones de la
policía, escondió en su casa la bandera, que fue encontrada durante el registro
oficial. La leyenda la recuerda como una mujer típica del romanticismo, que
borda por amor a Sotomayor una bandera liberal masónica. La realidad es que era
una activista notable de la causa antimonárquica, que conseguía pasaportes,
establecía contactos con Gibraltar y propiciaba reuniones y actos
revolucionarios. Convertida en heroína nacional, los romances que se
escribieron sobre su hazaña la convirtieron en una de las figuras más
entrañables de la mitología popular.
Fuente: Milagros Soler Cervantes
"Mariana Pineda en capilla" pintado por Juan Antonio Vera Calvo (1862) en el Palacio de los Diputados (Madrid) |
Bandera liberal masónica, encargada por Mariana Pineda. |
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