jueves, 1 de mayo de 2014

Sindicatos, subvenciones, huelgas generales y huelgas generales

En primer lugar pido perdón por si algún sindicalista honrado se siente ofendido, no es mi intención ofender.

A la hora de colgar esta viñeta sabía de antemano que alguien se podía sentir ofendido. Quien me conoce sabe que procuro evitarlo, tengo muchos amigos sindicalistas, gentes honradas y luchadoras.  El sindicalismo es esencial en la defensa de los trabajadores, por lo cual es muy importante no solo su existencia sino y sobre todo, sino que sean independientes del poder económico y político, no me refiero con ello, que no exista una vinculación como la que en su momento existió entre la UGT y el PSOE, o CC.OO y el PCE, o la gran labor sindical y política que está llevando a cabo el SAT en Andalucía.   Nunca se me hubiese ocurrido poner esta viñeta si todos los sindicatos españoles fuesen tan coherentes como el SAT.   Desgraciadamente no es así. Hace muchos años que no estoy en un sindicato, ni siquiera cuando debido a mi militancia era obligado estarlo.  Los sindicatos no deben ser meros gestores.  Para eso hay abogados laboralistas y no es eso lo que necesitamos los trabajadores.


Necesitamos sindicatos de verdad, de clase, políticamente comprometidos.  De nada sirve hoy convocar una huelga general y mañana sentarse con la patronal, el gobierno y la Casa Real a degustar un rico banquete, darse la mano y hacerse la foto.  Eso no es un sindicato.   No estoy hablando de huelgas revolucionarias, Dios me libre, estoy hablando de defensa decidida de los trabajadores en todos los aspectos sociales, laborales y políticos de los intereses de la clase obrera.  Es necesaria una huelga general, pero con objetivos reales, no como una manera ruidosa o festivalera de protestar un día, donde la coacción de los piquetes empresariales es mucho mayor y más violenta que la que pueda ejercer los piquetes informativos.

La huelga, el trabajador la debe hacer convencido de que va a servir para algo, una huelga de 24 horas no sirve para nada, absolutamente para nada, aparte de para protestar y gritar que no estamos conformes con el terrorismo económico y político que sufren o sufrimos amplias capas de la sociedad española, por mucho que si se convoca la apoye como la he apoyado y participado siempre, incluso cuando era “empresario” o trabajador autónomo.  Paralizar un día el país, se hace muchos festivos, luego en muchas empresas ese día se recupera, en otras se les quita a los huelguistas una parte importante del sueldo y en otras, los trabajadores terminan yendo a la calle despedido.

Tampoco un sindicato puede estar en los medios de comunicación por escándalos de corrupción y en caso de darse esos casos, debe actuar con rapidez, la mujer del Cesar, no solo debe ser honrada sino parecerlo.
Si un trabajador no confía en la honradez del sindicato...¿En quien debe confiar?


¿Pero qué ocurriría si se hiciese una huelga indefinida de carácter  sindical,  social y político, donde se exija una vivienda digna para todas las familias, un salario social para todos los parados y una vuelta como mínimo a las condiciones laborales de los asalariados  antes  de la estafa a la que llaman crisis etc. ?   Y de paso se exige la abolición de la monarquía, la subvención a la Iglesia Católica, las diputaciones y el cementerio de elefantes que no sirve para nada que es el Senado, además de perseguir el fraude fiscal de las grandes empresas y fortunas,  además eliminar también la estafa a los contribuyentes que son las SICAV  y por supuesto,  la instauración de la Tercera República, explicando acciones y objetivos con claridad.


 Un día, como ya he dicho, no sirve para nada, dos días, para poco, si son tres, los cimientos comienzan a moverse pero si es indefinida, en el momento que lleve un país cuatro, cinco días , seis o siete paralizado, no hay gobierno que lo aguante.  Mi idea no es original, ni novedosa, las grandes victorias sindicales se han conseguido de ese modo y siempre han supuesto un gran avance social para la clase trabajadora. Esa es la huelga general que necesitamos.  Ese es el sindicalismo que necesitamos, al cual debemos apoyar,  pues un sindicato es, o al menos debe ser, la principal herramienta de la clase trabajadora y si no lo es, en ese caso deja de ser un sindicato, por muy honrados y luchadores que sean los sindicalistas de a pie, los sindicalistas que creen realmente en el sindicato, en la clase trabajadora. afortunadamente ni todos los sindicalistas son iguales ni todos los sindicatos tampoco lo son.

Publicado también Unidad Cívica por la República y
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