domingo, 20 de enero de 2013

Lo confieso a mí también me daban sobres con dinero… Urdangarines y Bárcenas


Las gaviotas resultaron buitres
Sí,  a mí  también me daban sobres, hace muchos, muchos años cuando no existían ordenadores, ni teléfonos móviles, ni tan siquiera el reproductor de video VHS ni Betamax, grabábamos las cintas de los casetes de la radio e iba a trabajar en bicicleta, no por deporte sino porque no tenía coche ni dinero para comprarlo, sí, todas las semanas primero los sábados al medio día y después los viernes por la tarde,  al terminar de trabajar en la obra, nos reuníamos en el bar donde el jefe nos invitaba a unas tapas y unas cervezas y nos entregaba a cada uno un sobre cerrado con dinero, una inmensa cantidad unas siete mil pesetas(42€), que era el salario que teníamos por trabajar 58 horas a la semana en la obra.


Puedo asegurar que nunca de los jamases se me paso por la cabeza llevar esos sobres a un paraíso fiscal, lo más cerca que podía estar de un paraíso era si alguna chica aceptaba mis cariños, cosa que no solía ser frecuente, pero bueno en más de una ocasión visite el paraíso o al menos llegue a pensar que estaba en el séptimo cielo, que es donde dicen que está el paraíso.

¿Cómo iba a llevar esos sobres a ningún paraíso fiscal, si mal me daba para pasar la semana?
 Si muchas veces pasaba la semana más o menos bien, es decir con dinero de suficiente, que no de sobra,  era porque trabajaba a destajo y cuando llegaba a mi casa del trabajo solo tenía ganas de cenar, meterme en la cama y coger un libro, para fiestas estaba yo, además me sobraba semana para llegar a fin de sobre y eso que no fumaba ni tan siquiera tabaco.

Hace tanto tiempo de eso,  que yo pensaba que los sobres de dinero eran cosa del pasado, de aquellos lejanos tiempos de juventud, que ahora simplemente te hacían una transferencia al final o principio de mes y no te quedaba o te queda más remedio que ir a mirar si te han pagado o no, no vaya a ser que vengan antes los pagos que los cobros y esté la cuenta  en números rojos.

 Resulta que no que ahora todavía funcionan los sobres de dinero y se reparten con alegría, entre gente que no lo necesita, Bárcenas, repartía billetes a manos llenas entre altos cargos del PP, aunque curiosamente a nadie le consta  haberlos recibido o haberse enterado de tan generosos reparto y eso que dicen que llovían sobres repletos de dinero más que agua en Galicía .

Parece ser que los sobres llenos de dinero no solo llovían en la calle Genova, también se repartían en el Instituto Nóos, aquí en lugar de un alpinista era el sobrino del yernísimo que ha admitido ante el juez que el también Jan Gui Urdangarin, hizo de "mensajero" para su tío, quien le entregaba sobres cerrados que nunca abrió, los repartía y recibía otros sobres a cambio, también cerrados, que entregaba al duque de Palma. Las malas lenguas dicen que esos sobres llevaban dinero.
Y yo que pensaba que eso era una práctica del pasado y parece ser que entre gaviotas, buitres y todo tipo de aves de rapiña todavía se reparten sobres a montones…
                                                   
Además llenos de dinero, de mucho dinero y sin necesidad de trabajar casi sesenta horas a la semana a destajo, con las manos ásperas y llenas de callos,  que no te quedaban ganas de ir a buscar a una amiga para mostrarle lo cariñoso que podías llegar a ser.
Publicado también en: Unidad Cívica por la República

2 comentarios:

  1. ¡Qué casualidad, Paco! A mí también me daban dinero en sobres (y sobres con dinero).
    La cosa empezó en los primeros años de la década de los felices años 60. Eran sobres de color beige del tipo "bolsa" tamaño DIN B-7.
    y me los siguieron dando muchísimos años más.
    ¡¡Hay que ver!! ¡Qué tiempos aquellos!
    Que alegres pasaron y no volverán.
    Hoy día ya nos sobran los sobres..., sobre todo.

    Salú,

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  2. Esos mismos sobres eran, aunque a mí me los comenzaron a dar más tarde, a partir del 73 y casi hasta el 80, recuerdo cuando un día dijo el encargado, a partir del mes que viene se pagara una vez al mes y además con cheque, un poco más y se arma la revolución, imagínate, los casados debían darle el cheque a la mujer, no había posibilidad de sisa.
    Se acabó con las felices reuniones de los viernes en el bar, con la sisa, y con la emoción que daba abrir el sobre y tocar los billetes, lo más grave lo primero.
    Salud

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