miércoles, 2 de octubre de 2013

Matilde Landa, una mujer valiente




Pasarse por el blog de María Torres, “Búscame en el ciclo dela vida” siempre es un ejercicio sano para recuperar la memoria, para interesarnos por nuestra historia, nuestra memoria colectiva, la que nos robaron y todavía permanece oculta en muchos casos en fosas comunes.
 No conocía la historia de Matilde, al verla en Búscame en el ciclo de la vida, busque más información, me impresiono, pone los pelos de punta pensar por lo que hubo de pasar Matilde Landa,  fueron muchas personas quienes   sufrieron dramas similares,  lo extraordinario de ella lo hacen único. María  Torres está realizando  una gran labor.    Es así como conocí a una gran mujer a Matilde Landa.

Cuando no todas las personas tenían acceso a la educación básica, mucho menos las mujeres, Matilde Landa era una mujer extremadamente culta con estudios universitarios, militante del Partido Comunista se hizo cargo de la organización del mismo en Madrid, ya con las tropas franquistas a punto de entrar en la capital, antes de eso, en 1937, Matilde fue  voluntaria del Socorro Rojo Internacional, colaborando en la evacuación de Málaga . 

La entrada de las tropas fascistas llevó incorporada una  represión brutal, especialmente con las mujeres, a las cuales se les sometía a torturas mucho más crueles y sádicas que a los hombres, lo cual ya es decir. Desde descargas en los pechos, pasando por todo tipo de vejaciones, aceite de ricino, procesiones haciéndoselo encima después,  violaciones en comisarías, incluidas niñas, fueron violadas incluso delante de sus padres o maridos.

Fue encarcelada primero en Las Ventas, siendo incomunicada durante varios meses para que renunciase a sus ideas, su capacidad de convicción llego hasta el de convencer a la directora de la prisión para montar una oficina de penadas que se encargase de recurrir las penas a muerte de las presas republicanas, lo que le valió el sobrenombre de “la madre de las penadas”, lo cual no evito que a finales de 1939  ella también estuviese condenada a muerte, pena de muerte que gracias a su hermana le fue conmutada con la esperanza de que renegase a sus ideales republicanos.  Termina siendo trasladada a Mallorca donde sufrió un gran acoso sicológico con tal de que renunciase a sus ideas y accediese a ser bautizada.

Convirtiéndose en el principal objetivo propagandístico de la Iglesia balear. Con tal de minar la moral de los republicanos, debido a su gran popularidad la humillación de los vencidos sería mayor, apartada del resto de presos chantajeada con no dar alimentos a las presas ni a sus hijos sino accedía al bautizo, termino por ceder, sin llegar a consumarse el mismo, porque ella prefirió la muerte a traicionar sus ideales,  como ella misma lo relata en una carta  a su hija, escrita a escondidas, momentos antes del suicidio:

"Hoy es el gran día, dicen. Doña Bárbara, otras señoras de Acción Católica y las monjitas andarán relamiéndose con el triunfo. El dolor del pecho no me deja pensar, Carmencilla; pero no creo que el aceite alcanforado alivie mi sufrimiento, porque otro dolor, más hondo, es el que me acucia (...)".

"No puedo ver sin llorar los rostros de esos niños a los que amenazan con dejar sin leche si yo no me convierto -prosigue la misiva- Tú sabes, Camencilla, lo mucho que me preocupan los niños, los más desgraciados, con sus corazoncitos, tan sensibles y tan a merced de los caprichos de los mayores. No puedo, no puedo aceptarlo. Sería como prostituirme. Ay, esos niños... ¿Será lo mío un capricho? (...) Quien sobra soy yo. (...) Espero que me sigas queriendo y que te acuerdes de mí a pesar de lo que te cuenten, a pesar de lo que voy a hacer. Que tú, mi niña, mi chiquitina, y esos pobres niños me perdonéis"

Con toda la ceremonia preparada, para presentar su bautismo como una victoria del fascismo, Matilde Landa se precipito desde lo alto de la azotea con tal de no ser bautizada, cayendo al patio de la cárcel, quedando inconsciente y agonizando durante unos minutos, minutos que de manera criminal e inhumana aprovecharon para bautizarla en “artículo mortis” contra su voluntad. 
Poema de Miguel Hernández a Matilde Landa

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