viernes, 17 de enero de 2014

CARLOS IV TRAIDOR I DE ESPAÑA (2ª parte). De Trafalgar al motín de Aranjuez






Motín de Arajuez

Es preciso decir, que la tragedia de Trafalgar pudo ser evitada, la mayoría de los mandos militares españoles, con el almirante Gravina a la cabeza, se oponía tenazmente a la guerra contra Inglaterra, no por cobardía, sino porque eran conocedores de las limitaciones de la Armada española. Pero la cobarde y ciega sumisión de la corte de Carlos IV a Napoleón, dio lugar al principio del fin de la poderosa armada española, con todas las consecuencias que siguieron y en cualquier otro lugar del mundo hubiese traído la desaparición lógica de tan nefasta estirpe  como la borbónica de las tierras de España, eso a finales del siglo XVIII,  sin embargo a principios del siglo XXI, todavía soportamos a sus descendientes.


Tras el desastre de Trafalgar, como en la guerra era imposible acabar con Inglaterra, deciden hacerle un bloqueo económico, que fracasa por romper dicho bloqueo Portugal, aliado de Inglaterra.    La guerra de Portugal, o de las naranjas, una guerra de opereta, que termino con la reina llevada en carroza al lugar donde se encontraba el Príncipe de la Paz para recibir de las manos del mismo un ramo de naranjas, cogido en Elvas, (Portugal) por las tropas españolas, esta contienda termino con el tratado de Badajoz por el cual Olivenza pasaba a estar bajo soberanía española y Godoy un gran triunfo personal al lograrla invasión de Portugal antes de la llegada de los franceses.

Godoy, odiado tanto por la nobleza, que no le aceptaba por su condición de plebeyo, como  por el pueblo, puede considerarse el primer dictador de la época moderna y por sus relaciones adulteras con María Luisa, orgulloso y vanidoso a partes iguales,  vinculo la suerte de España a la  política exterior francesa y a los delirios de grandeza de Napoleón Bonaparte.  La principal oposición la tenía en la Corte, con fieles al depuesto Aranda, nobles que pronto encontraron un aliado excepcional, el príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII, convirtiéndose en el enemigo más activo en contra del llamado “Príncipe de la Paz”, formándose el llamado partido fernandino, dedicado a desprestigiar por todos los medios a Godoy y a los reyes, principalmente a la reina, sin reparar en todo tipo de calumnias y mentiras salpicadas con ciertos indicios, que calaban con fuerza, tanto en la Corte como en el pueblo.  No soy adivino para saber si la relación entre Godoy y la reina fue real o no, pero el principal difusor de la noticia fue el mismísimo hijo de la reina, el cual hizo preparar una gran cantidad de panfletos, dibujos y aleluyas en las que se hacia mención directa de esta relación, todos ellos redactados en un tono obsceno y sin gusto ni ingenio, así que…

Años después con más ingenio Emilio Carrére escribe esta estrofa heredera de las que en aquellos tiempos y en posteriores los madrileños recitaban:

El favorito muestra su gentil porte
Y la reina el lucero más alto de la Corte,
Luce el regio prestigio de su egregia altivez
Godoy, con el galano donaire de la raza…,
Y envidian vuestros labios las rosas de Aranjuez.

La despreciable actitud de Fernando, alentando las campañas denigratorias hacia su propia madre, la reina María Luisa, y de apoyo a la oposición aristocrática, tuvieron mucho que ver el canónigo Juan Escóiquiz, preceptor de Fernando, hombre, como su discípulo, falto de escrúpulos, que enemistó al heredero con los reyes, por si fuese poco la princesa María Antonia de Nápoles, prima hermana y esposa de Fernando VII, era acérrima anti napoleónica, enemiga de Francia y proclive a Inglaterra.  En la alcoba de los príncipes María Antonia era una efectiva nuera “matasuegras”, suegros y tíos al mismo tiempo, aunque la principal diana era Godoy. 


La muerte  prematura de María Antonia en mayo de 1806 dejó a Fernando, como abanderado de una oposición que veía en él la esperanza de un nuevo rumbo para la política española, muchos nobles lo veían como un mesías, capaz de acabar con Godoy y forzar la abdicación de Carlos IV.   En Octubre de ese año, Fernando decide dar un paso cualitativo, al saber de las negociaciones de Godoy con Inglaterra y Rusia, para intentar unirse a ellas contra Napoleón, el cual había perdido la confianza en el valido. Así que Fernando se presentó ante Napoleón como el sustituto idóneo para ganarse la confianza del corso.

La tensión creció a la hora de buscarle nueva esposa al príncipe, Godoy postulaba a su cuñada y Escóiquiz manejaba los hilos para que fuera una princesa Bonaparte, que estableciera lazos familiares con Napoleón. El propio Emperador jugo con la posibilidad de casar a Fernando con su sobrina Carlota.   Carlos IV concedió a Godoy el tratamiento de Alteza Serenísima, lo que equivalía a confirmar en el valido el favor del rey. Para Fernando y su partido la decisión fue considerada como el inicio de una conjura destinada a apartar a Fernando de la sucesión al trono y a nombrar a Godoy como regente a la muerte de Carlos IV, enfermo en esos momentos.
Pronto los partidarios de Fernando toman posiciones para derrocar a Godoy y a los reyes, estos son alertados, ambos bandos se apoyan en Napoleón, que juega con ellos como si se tratase de una partida de ajedrez en la que solo él puede ser el ganador, envía sus tropas a España, de acuerdo con Godoy, supuestamente para repartirse Portugal, asegurándole al mismo que de un modo u otro reinaría en el Algarve portugues.

Son pocos quienes se dan cuenta del peligro, más preocupados por sus propias intrigas e intereses, pero España ya es una nación ocupada, aunque los partidarios de unos y de otros lo niegan, del mismo modo que en la actualidad se niega una y otra vez que seamos un país intervenido,  solo el pueblo es consciente del peligro.  Sin embargo en las altas esferas parece que no pasa nada, al rey, nada le aparta de sus aficiones, sin importarles los problemas del pueblo continua cazando como si la historia no fuese con él, ausentándose de palacio y de las preocupaciones populares, no le importa lo que ocurre a su alrededor, deja todo en manos de su infiel esposa y de su traidor primer ministro.
Del futuro Fernando VII, en este primer intento de derrocar a sus padres, queda clara su vileza, al salir mal la intentona, no duda en denunciar a quienes le han apoyado, a sus amigos más incondicionales, que terminan siendo desterrados de la Corte, pagando la culpa del traidor príncipe de Asturias, que manda una carta a su padre, al más puro estilo borbónico rebelando la identidad de sus compinches y traicionándolos por tanto siendo desterrados de la Corte:

“Señor:
Papá mío: he delinquido, he faltado a V.M. como rey y como padre; pero me arrepiento y ofrezco a V.M. la obediencia más humilde. Nada debía hacer sin noticia de V.M; pero fui sorprendido. He delatado a los culpables, y pido a V.M. me perdone por haberle mentido la otra noche, permitiendo besar sus reales pies a su reconocido hijo”.

Carta un poco parecida al “me he equivocado, lo siento mucho, no lo volveré a hacer más”.  Donde promete que no lo volverá a hacer más, demuestra lo que vale la palabra de un rey y lo vuelve a hacer en Aranjuez.

 29 de octubre de 1807, el ejército francés entra en España, en teoría rumbo a Portugal, objetivo del tratado, sin embargo, la debilidad de la monarquía y las disputas entre el rey y el príncipe que lo tienen ambos como principal "consejero" y "aliado",  provoca un cambio de actitud en Napoleón, que se plantea la idea de conquistar la península al completo. El asentamiento de tropas y la penetración hacia Madrid del ejército francés según lo pactado en Fontainebleau es la excusa para provocar el motín de Aranjuez ya que Godoy consciente del posible cambio de actitud de Napoleón pretende trasladar a los reyes y a él mismo a América”, lo cual sirve de excusa para provocar el motín popular organizado por los partidarios de Fernando, que asaltan y saquean la residencia de Godoy en Aranjuez, en cuyo palacio se encontraban los reyes, eran los mismos organizadores  que en el Escorial e idéntica finalidad, si bien mejor y más concienzudamente preparados: la guarnición fue cambiada el 16 de marzo, y fue trasladado desde Madrid a Aranjuez un número indeterminado de alborotadores convenientemente retribuidos por los fernandinos. Carlos IV, obligado por las circunstancias, firmó la destitución de Godoy y en la festividad de San José y en lugar de ir a Valencia a ver las fallas, abdicó en favor del traidor de su hijo, coincidiendo con el envío de Godoy preso al castillo de Villaviciosa.

Siempre se ha presentado a Napoleón como el enemigo del pueblo Español y se ha ridiculizado a su hermano José I, llamándole “Pepe Botella” y por supuesto que eran enemigos del pueblo español, enemigos a batir y contra quienes luchar, pero los principales enemigos de España estaban en casa y eran españoles,  aunque fuesen de sangre francesa, tanto el rey como el príncipe y los partidarios de ambos, se comportaron como auténticos traidores, indignos del pueblo que defendía a uno y a otro, traidores con mayúscula.

Hasta aquí la segunda parte, la tercera es la consumación de la mayor traición llevada a cabo contra España, llevada a cabo por estos indignos reyes borbones, Carlos IV y Fernando VII.

Enlaces relacionados:

CARLOS IV TRAIDOR I DE ESPAÑA (1ª parte).


LA TRAICIÓN DEL REY

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