Ayer fue el cumpleaños de “Su Alteza Real, el príncipe don
Felipe” (No me lo creo, en mi suena como a ironía lo escrito para el comienzo
de este republicano artículo) 46 años y sin dar un palo al agua, por eso ha
crecido tanto – ya me lo decía la sabiduría de mi madre al compararme con él: “Hijo
mío, desde los trece años no has crecido nada, a pesar de que parecía que ibas
a ser muy alto, pero claro te pusiste a subir maletas en un hotel en el verano
y carretillas de hormigón en la obra y te quedaste como estabas y él todavía no
sabe lo que es trabajar ni lo llegará a saber jamás” –
Y así fue, mi estatura se
quedó en 1,70, que era lo que medía con trece años. Muchos de los trabajadores del Hotel Nautilos
de San Antony de Pormany, le recordarán, pues dejo huella y desde luego que no
fue nada grata, cuando él estuvo en el hotel Nautilos a mí ya comenzaban a
tirarme las maletas hacía el suelo trabajando de botones con trece años, subía
las maletas por las escaleras mientras que director o recepcionista subían con
los clientes por el ascensor.
Está introducción sirva para decir que realmente poco o nada
sabemos del príncipe, sobre su preparación pero sobre todo sobre sus cualidades
humanas y lo poco que sabemos, la verdad que no es muy bueno. Pero resulta asombroso como está como envuelto
en un paño, no hay entrevistas con periodistas, sus únicas declaraciones son
aquellas que le escribe el gobierno y que él lee sin cuestionar para nada las
medias tiránicas del mismo, ignoro si sería capaz de improvisar un discurso y
darlo desde su opinión personal y el resultado del mismo.
Sobre su calidad humana, la ha demostrado en alguna ocasión,
y la verdad que el retrato mostrado no es un digno ejemplo de lo que debe ser
un jefe de Estado, desdén, desdén y desdén, hacía el pueblo que expresa su
descontento, con nula empatía hacía los problemas que sufre el mismo, no da
muestras de humanidad y ante las críticas reacciona de manera insolente de
superioridad, como si él estuviese por encima del bien y del mal, como si él
fuese superior y los ciudadanos fuésemos súbditos de un reino medieval. Cuando en realidad es el hijo del heredero de
un dictador genocida y nada más.
Por todo ello, a Su Alteza Real don Felipe de Borbón y
Grecia, ya que mi felicitación llega con un día de retraso le deseó
fervientemente que este sea su último año como Príncipe de Asturias , no porque
el heredero del dictador, su padre, haya abdicado o se haya muerto y él sea Rey
de los españoles de arriba, sino porque los españoles hayamos subido de la categoría
de súbditos a la de ciudadanos.
¡Viva La República!
Publicado también en
Unidad Cívica por la República
No hay comentarios:
Publicar un comentario