viernes, 31 de enero de 2014

¡Feliz cumpleaños Alteza! (Sobre las cualidades y calidades de un príncipe)



Ayer fue el cumpleaños de “Su Alteza Real, el príncipe don Felipe” (No me lo creo, en mi suena como a ironía lo escrito para el comienzo de este republicano artículo) 46 años y sin dar un palo al agua, por eso ha crecido tanto – ya me lo decía la sabiduría de mi madre al compararme con él: “Hijo mío, desde los trece años no has crecido nada, a pesar de que parecía que ibas a ser muy alto, pero claro te pusiste a subir maletas en un hotel en el verano y carretillas de hormigón en la obra y te quedaste como estabas y él todavía no sabe lo que es trabajar ni lo llegará a saber jamás” –



 Y así fue, mi estatura se quedó en 1,70, que era lo que medía con trece años.  Muchos de los trabajadores del Hotel Nautilos de San Antony de Pormany, le recordarán, pues dejo huella y desde luego que no fue nada grata, cuando él estuvo en el hotel Nautilos a mí ya comenzaban a tirarme las maletas hacía el suelo trabajando de botones con trece años, subía las maletas por las escaleras mientras que director o recepcionista subían con los clientes por el ascensor. 


Está introducción sirva para decir que realmente poco o nada sabemos del príncipe, sobre su preparación pero sobre todo sobre sus cualidades humanas y lo poco que sabemos, la verdad que no es muy bueno.  Pero resulta asombroso como está como envuelto en un paño, no hay entrevistas con periodistas, sus únicas declaraciones son aquellas que le escribe el gobierno y que él lee sin cuestionar para nada las medias tiránicas del mismo, ignoro si sería capaz de improvisar un discurso y darlo desde su opinión personal y el resultado del mismo. 

Sobre su calidad humana, la ha demostrado en alguna ocasión, y la verdad que el retrato mostrado no es un digno ejemplo de lo que debe ser un jefe de Estado, desdén, desdén y desdén, hacía el pueblo que expresa su descontento, con nula empatía hacía los problemas que sufre el mismo, no da muestras de humanidad y ante las críticas reacciona de manera insolente de superioridad, como si él estuviese por encima del bien y del mal, como si él fuese superior y los ciudadanos fuésemos súbditos de un reino medieval.  Cuando en realidad es el hijo del heredero de un dictador genocida y nada más.
Por todo ello, a Su Alteza Real don Felipe de Borbón y Grecia, ya que mi felicitación llega con un día de retraso le deseó fervientemente que este sea su último año como Príncipe de Asturias , no porque el heredero del dictador, su padre, haya abdicado o se haya muerto y él sea Rey de los españoles de arriba, sino porque los españoles hayamos subido de la categoría de súbditos a la de ciudadanos.
¡Viva La República!

Publicado también en 
Unidad Cívica por la República

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