Sin ningún tipo de labia porque no es mi costumbre y porque
nace de mi corazón escribir estas letras, porque no es para aparentar
inteligencia ni erudición que por
supuesto no poseo, porque no es para
aprovechar el momento y abrazarme a la conmoción que estamos viviendo quienes
amamos a don Gabo.
Porque no soy conocedora de letras, gramática, semántica,
lingüística no tengo la menor idea de lo
que es la sintaxis ni la pragmática, también desconozco del término
cadencia y todo lo que conlleva el mundo
literario, si acaso seré como bien me bautizara una amiga : una “inmigrante
indocumentada con maestría en discriminación y racismo” y esa maestría me da la
potestad de escribir con el sentimiento puro y sincero que tenemos los nadies
olvidados por la historia y la sociedad.
No hablaré de sus obras ni cómo sus libros llegaron a mis
manos ni en qué momento, tampoco contaré cuál es mi favorito, ninguna anécdota
que relate mi amor por don Gabo, porque de ésas todos quienes hemos leídos sus
libros tenemos miles. No alabaré de su calidad como escritor porque es
redundar, tampoco de por qué le gustan las flores amarillas, ni por qué El olor
de la Guayaba a mi parecer dice más de
él que su Vivir para Contarla.
Yo lo quiero decir
desde mi sentir arrabalero es que, en Aracataca un pueblo olvidado por la misma
intemperie, por el desgano de la pobreza y la desidia de la
inequidad nació un “nadie”, un “paria”, a un “invisible”, que tuvo la genialidad de gritarle al mundo
que la clase obrera, campesina y proletaria existe y que respira por sí
misma. Uno de miles que el olvido
empolva y la desgracia bautiza condenándolos a la tribulación.
Don Gabriel García Márquez es un Nobel de Literatura, sí.
Pero, es un nadie y que el mundo no olvide que está honrado a un paria que tuvo
la osadía de honrarnos, de darnos voz, con su realismo mágico, con su genial
encanto de escritor de los que nacen ya con la venia de la excelsitud.
Que el mundo no olvide que está llorando a un socialista, a
un izquierdista, a un hombre honrado que soñó con que el mundo fuera
equitativo y que la América Latina que
lo vio nacer fuera una tierra próspera libre de traidores y de la escoria que
empaña su lindeza. Un hombre universal
que a su natal Aracataca la inmortalizó con su encanto.
No, no tengo la capacidad ni la preparación académica para
ensalzar sus obras literarias, no soy crítica de literatura, de dicha sé leer y
escribir, he leído sus libros sí y mi mente ha viajado muy lejos de mi cuerpo,
de mi estancia a otros mundos imaginados y a la historia que la sociedad
clasista y racista no contó. A las
bananeras, a las ferrovías, al caribe que tanta sangre ha derramado, a la dictadura de la América Latina que él tuvo la
osadía de llevarla al mundo entero de la
mano del su realismo mágico.
Aplausos y elogios a la genialidad del escritor. Que el
mundo entero no olvide que él es un escritor socialista y que con su encanto
tuvo comiendo de su mano a cuanto traidor se enamoró de su genialidad de niño hambriento, viviendo
en la miseria y en la omisión.
Que nadie olvide que don Gabo es un “nadie” un “paria” que
honró su raíz, su esencia, su camisa rota, su sueño sin dormir. Un de miles que
perecen en la intransigente inequidad.
Salió de la nada, de las polvaredas, de donde el hambre es
autoridad, de donde las voces dormidas son lunas caídas a la orilla del mar.
Don Gabo nunca negó su clase, que es la de miles. Un
vagabundo soñador. Con la humildad que lo caracteriza vio rendirse el mundo
ante sus pies, mundo mismo que lo negó cuando de niño el hambre le robó el
sueño.
De letras pueblerinas y de esencia de arrabal, el genio del
realismo mágico se despide y quienes encontramos en sus letras un bálsamo para
la ilusión de la quimera transitoria,
que se torna en suspiros lo
despedidos desde su universal Macondo.
Gracias don Gabo, las letras de una paria lo saludan,
tómelas así de innatas como si fueran
las flores silvestres que crecen a la orilla de su río Magdalena.
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Hasta siempre, Gabo
Casi 10 días después de ser dado de alta del hospital en la
capital mexicana, ha muerto a la edad de 87 años el periodista colombiano y uno
de los más grandes escritores de la literatura universal, Gabriel García
Márquez. "Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante
muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron
centenares", escribió el líder de la Revolución cubana en una de sus
Reflexiones. Hoy Cuba y Fidel despiden a un entrañable amigo: "Hasta
siempre, Gabo".
El Nobel de Literatura marcó un hito en la historia creativa
de América Latina, al crear con su realismo mágico a Macondo, un pueblo que con
sus personajes pasó a formar parte de una de las obras más leídas en la región
y el mundo, Cien años de Soledad, que retrata la vida de la estirpe Buendía.
El escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista
colombiano Gabriel García Márquez, murió este jueves a los 87 años de edad,
luego de un cuadro de neumonía que lo mantuvo hospitalizado por una semana.
El corresponsal de teleSUR en México, Eduardo Martínez, dio
a conocer en contacto telefónico que "la familia se ha mantenido muy
hermética (...), hasta los momentos se puede decir que no hay información
oficial sobre los próximos homenajes o ceremonias que se hagan".
Martínez recordó que la noticia del fallecimiento se dio por
terceras personas a través de twitter. "Los comunicados siempre fueron muy
cortos (...), la familia no ha buscado las cámaras y se ha mantenido al margen
de toda la información y los medios".
El periodista destacó que este 6 de mayo se realizará un
homenaje al escritor y premio nobel de Literatura en el Palacio de Bellas
Artes, en la capital mexicana; estimó que allí será donde la familia emita
declaraciones o un mensaje a la opinión pública.
García Márquez, ganador del premio Nobel de Literatura en el
año 1982, nació el 6 de marzo de 1927, en Aracataca, un municipio del
departamento bananero de Magdalena (norte), era hijo de un telegrafista y de la
hija de un coronel.
Al culminar sus estudios secundarios, García Márquez se fue
a Bogotá (capital) a estudiar derecho en la Universidad Nacional de Colombia,
para complacer a sus padres, sin embargo en sus tiempos universitarios,
dedicaba especial atención a la lectura y al descubrimiento de nuevos autores.
Tras el asesinado de Jorge Eliécer Gaitán fue cerrada la
universidad y el Gabo, como también es conocido, desiste de convertirse en
abogado y se centra en el periodismo. Se traslada a Barranquilla (norte) para
trabajar como columnista y reportero en el periódico El Heraldo.
Posteriormente fue enviado a París para ser corresponsal
extranjero de El Espectador. Estando en Europa, conformó el círculo de
escritores y pensadores que le dieron vida al conocido “boom latinoamericano”
(movimiento literario, político y social que surgió entre los años 1960 y
1970).
El Gabo obtiene notoriedad mundial cuando se publica Cien
Años de Soledad en junio de 1967. Ésta se convierte en su obra maestra y hace
de Latinoamérica la patria grande del realismo mágico, poniendo en el mapa a un
caribe inimaginado en otras latitudes con la increíble historia de una saga
familiar.
Esta fascinación por el caribe, que le dio la vuelta al
mundo con Cien Años de Soledad, le valió el premio Nobel de Literatura. García
Márquez recibió el premio en Suecia, donde vestido de liqui-liqui tomó la
medalla y el diploma que lo consagraron como un grande de la literatura. En su
discurso rompió el silencio del auditorio para hablar de su Latinoamérica natal
"yo sueño que ahora las estirpes condenadas a Cien Años de Soledad, tengan
una segunda oportunidad sobre la tierra", dijo en esa oportunidad.
El Coronel no tiene quien le escriba, El amor en tiempos de
cólera, El general en su laberinto entre otras tantas obras, hicieron de García
Márquez, una referencia mundial de la literatura en clave latinoamericana.
Recibió -entre otros- varios reconocimientos como el premio Rómulo Gallegos, la
condecoración Águila Azteca en México, la orden de la legión de honor en París.
El Gabo siempre defendió su postura política, rechazó el
intervencionismo estadounidense y el capitalismo como forma de Gobierno.
Sostuvo amistades que levantaron polémica, como su entrañable lazo con el Líder
de la Revolución Cubana, Fidel Castro, de quien manifestó su admiración durante
años.
Su enfermedad
En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático. Al
respecto el escritor declaró en el año 2000 en una entrevista al diario El
Tiempo de Bogotá lo siguiente:
“Hace más de un año fui sometido a un tratamiento de tres
meses contra un linfoma, y hoy me sorprendo yo mismo de la enorme lotería que
ha sido ese tropiezo en mi vida. Por el temor de no tener tiempo para terminar
los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que tenía a medias,
reduje al mínimo las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé
los viajes y toda clase de compromisos pendientes y futuros, y me encerré a
escribir todos los días sin interrupción desde las ocho de la mañana hasta las
dos de la tarde. Durante ese tiempo, ya sin medicinas de ninguna clase, mis
relaciones con los médicos se redujeron a controles anuales y a una dieta
sencilla para no pasarme de peso. Mientras tanto, regresé al periodismo, volví
a mi vicio favorito de la música y me puse al día en mis lecturas atrasadas”.
Sus quebrantos de salud, lo obligaron a abandonar la vida
pública recientemente. Sin embargo fue visto este 29 de septiembre durante la
inauguración de una sala de juegos en la Ciudad México, donde el Gabo fue el
invitado de honor; acompañado de su familia el escritor se mostró de buen ánimo
y conversador.
Fuente: Resumen Latinoamericano
A través de Unidad cívica por la República
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