La voz dormida de Dulce Chacón:
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DULCE CHACÓN
(Zafra, Badajoz, 3 de junio de 1954 - Brunete, Madrid, 3 de diciembre de 2003) fue una narradora y poetisa española.,
Compromiso social y político
A pesar de su pertenencia a una familia conservadora, Dulce
Chacón se convirtió muy pronto en una persona de izquierdas. Según ha
declarado, una de las razones fue el silencio familiar acerca de la represión
franquista, que había sido particularmente cruenta en Zafra, que en los
primeros meses de la guerra, tras la toma de la ciudad por los sublevados, el 8
de agosto de 1936, unas doscientas cincuenta personas fueron asesinadas por las
nuevas autoridades. La localidad tenía 7000 habitantes y, tras el estallido de
la guerra, ningún derechista fue asesinado antes de la entrada de las tropas
sublevadas. La causa de las víctimas del franquismo fue una de sus prioridades,
opinando que el rencor derivado de la violencia política durante la guerra
civil y el franquismo sigue enquistado, al no haber sido expuesto a la luz
pública. Su lema al respecto era "ni rencor ni olvido”. También ha
declarado que "la reconciliación real todavía no ha llegado, porque aún no
se ha producido esa conversación. Hemos oído la versión de los vencedores,
ahora tenemos que oír a los vencidos".
De esta forma, se involucró en numerosas actividades
sociales y políticas de carácter progresista. Escribió La voz dormida, obra en
la que recoge y novela testimonios de mujeres del bando perdedor de la Guerra
Civil de toda España.
En homenaje a ella en nuestra tierra, en Santa Cruz de Moya,
se celebra todos los años un certamen literario que lleva su nombre.
Resulta una novela muy dura, de fácil lectura y con unos
personajes bien definidos, que nos permiten introducirnos en una etapa muy dura
para todos los españoles, su narración hace que nos pongamos en la piel de sus protagonistas,
sintamos sus temores y penurias, la emoción como si fuesen personajes reales,
como si conociese a esas mujeres, hace que te indignes y algunos instantes
resulta difícil controlar la emoción, incluso resulta casi imposible no
derramar alguna lagrima, solidarizándote con ellas.
Un grupo de mujeres, encarceladas en la madrileña prisión de
Ventas, enarbola la bandera de la dignidad y el coraje como única arma posible
para enfrentarse a la humillación, la tortura y la muerte. Pocas novelas
podemos calificar como imprescindibles. La voz dormida es una de ellas porque
nos ayuda a bucear en el papel que las mujeres jugaron durante unos años
decisivos para la historia de España. Relegadas al ámbito doméstico, decidieron
asumir el protagonismo que la tradición les negaba para luchar por un mundo más
justo. Unas en la retaguardia y las más osadas en la vanguardia armada de la
guerrilla, donde dejaron la evidencia de su valentía y sacrificio. No tiene un final feliz, aunque sí lleno de esperanza.
Leí la novela, también he visto la película.
ResponderEliminarNada de esto me es ajeno. Mi abuelo, y de rebote toda la familia, sufrió la represalia franquista, en Cuenca.
Cuenta mi madre que cuando había "overbooking" en el seminario, donde estaban recluídos los republicanos, las fuerzas vivas daban la orden de que las familias no pasasen alimentos durante una semana o más. Todos los días pasaba un camión para trasladar cadáveres...
Mayson
ResponderEliminarDesgraciadamente, fueron muchos los casos, mi padre lucho, como casi todos los de Cuenca, al lado del gobierno legítimo de la República, contra los golpistas. Mi abuelo materno, estuvo también en la cárcel de Chinchilla, por mantenerse fiel a la legalidad y ser miembro de la UGT. Mal lo pasaron los muertos, pero las mujeres en la mayoría de los casos fueron quienes peor lo pasaron y con más crueldad fueron tratadas. Eso tampoco hay que olvidarlo.
Gracias.