La primera vez que vi a Labordeta fue en un pueblo serrano
de Valencia, en Titaguas, a finales de los setenta, puede que en el 78 o
79. Me llamo mucho la atención su Canto
a la Libertad y su canción Homenaje a Víctor Jara, del que yo por entonces era
fan, ahora también, Su voz transmitía esas ansias insatisfechas de libertad que
tanto necesitábamos, que tanto necesitamos…
José Antonio Labordeta fue de esos hombres dignos,
sencillos, del pueblo, claros y a la vez sabios, que tanto necesita este país, llamaba
a las cosas por su nombre y no dejaba indiferente a nadie, lucho al lado de
quienes lucharon bajo las banderas rotas de la derrota, lucho por la paz y la
libertad de este país, fue más patriota que todos aquellos que decían que la
calle era suya, él lo tenía claro, la calle era del pueblo, a todos nos mandó a
callejear “a callejear, a callejear, que la calle es tuya y de nadie más.” A
esos patriotas de trapo, de cuentas en Suiza, les mando donde se merecían.
El canto a la Libertad llega al alma, como todo lo que hacía
él, actualmente es el himno de Aragón.
Pero es también un himno de lucha de lucha por la Libertad.
No, no, Paco; siento llevar la contraria a José Antonio Labordeta y a ti, tal vez, decepcionarte.
ResponderEliminarPero lo cierto es que cuando llegue ese día (si es que llega) no sonarán las campanas desde los campanarios. Los campanarios son propiedad de los súbditos de la Internacional Vaticanista y esos están más agustito con las dictaduras y con las monarquías.
¿Cómo imagina José Antonio Labordeta que sonarán las campanas desde los campanarios? Habrá que arrebatarles por la fuerza (como otras muchas cosas), las campanas a los clérigos-estómagos agradecidos.
¿Qué te parece a ti?
Salú y república,
Jesús, muy acertado lo que dices, pero..
ResponderEliminar¿Realmente nos importa que suenen las campanas?
Pienso que ese día llegará, tal vez me engañe, pero me gustaría que lo viésemos muy pronto, hay motivos, razones y necesidad de que ese día llegue, las condiciones se dan, esperemos que pronto lo veamos.
Salud y República.