Sí, yo estoy a favor de la vida, es por ello por lo que
estoy a favor del aborto seguro, con todas las garantías sanitarias y
legales. En no pocas ocasiones me he
planteado la tesitura de lo que haría yo en caso de un embarazo no deseado, difícil
cuestión, porque aunque tal vez no sea muy macho en el sentido ibérico de la
palabra, si soy hombre. Sin embargo a la
hora de preguntarme o plantearme la situación he terminado llegando a la
conclusión de que estoy a favor de la vida, de la vida con mayúsculas.
Entre mis amigos más cercanos conocí la existencia de dos
embarazos adolescentes, el primero 13 años ella, 15 él, obligados a casarse por
las circunstancias de la época, dos años después tenían una segunda criatura,
no había cumplido ella los 18 y ya estaban cada uno por su lado y con tres
hijos en el mundo, ambos dejaron de lado sus estudios y arruinaron sus vidas
para siempre, por mucho que quisiesen a sus hijos. La otra pareja llevaron un camino parecido,
aunque tuviesen solo un hijo, pero con “problemas”, entonces ni existía el
aborto ni tampoco la posibilidad de saber si el feto tenía malformaciones o
no. Esa criatura tuvo la desgracia de
nacer en Valencia, digo lo de desgracia, porque cuando la madre tuvo la
oportunidad de respirar un poco con la
Ley de la Dependencia, se encontró con que el Gobierno presidido por Camps
boicoteo vilmente la ley de la dependencia como forma criminal de boicotear al
Gobierno Central, en el País Valenciano puede decirse que prácticamente no se llegó
a aplicar la ley, después de casi tres
años se la concedieron, a los dos meses de concedérsela la criatura falleció,
no puede decirse que viviese, la madre tampoco a pesar de que durante muchos
años fue su principal razón de vivir. El partido popular demuestra una gran hipocresía
defendiendo los derechos de los
discapacitados no nacidos al tiempo que deja sin fondos la ley de dependencia,
con la que se dotaba de una mínima cobertura económica a los padres que habían
decidido asumir la tremenda carga de una discapacidad congénita.
Quiero decir con esto
que nadie debe decidir sobre el cuerpo de nadie, que un embarazo en una
adolescente puede salir “bien”, pero siempre es una catástrofe, se mire como se
mire, cuando se está en edad de jugar con muñecas no se deben cambiar pañales,
pero tampoco en otras edades debe el hombre decidir sobre el cuerpo de la
mujer, de la hija, la novia, la compañera o una desconocida, quien siempre debe
tener la última palabra debe ser la embarazada, nadie más, ni padre, ni madre,
ni espíritu santo…
El Espíritu Santo, decía la Iglesia, que había preñado a
María, luego el Papa Ratzinger nos aclaró que había sido el José el
carpintero. No debe meter los rosarios
en los ovarios de las mujeres, ni decir que están a favor de la vida cuando no
dicen nada ni han dicho nada de las ejecuciones de las dictaduras que han
apoyado sin remordimientos de conciencia.
Tampoco pueden ni deben condenar la sexualidad de cada cual, cuando
ellos tienen la casa sin barrer y lo que es peor, sin intención de barrerla.
Pero centrémonos en el protagonista principal de esta
historia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha asegurado este sábado que el Gobierno
central va a "seguir adelante"
con el "compromiso" que
tiene con la sociedad española, un compromiso que, según ha dicho, pretende "buscar la recuperación del consenso
que, durante muchos años, estuvo vigente en España y que se rompió
unilateralmente por el Gobierno socialista en el 2010, no retornando a la ley
de 1985, sino corrigiendo los efectos que tenía" .” Vamos a cumplir
nuestro compromiso.”
¿El gobierno pretende recuperar el consenso? Como no sea con
la Iglesia católica y con quienes practican el escrache en las puertas de
algunas clínicas. En cuanto a cumplir el
compromiso, será el único que cumplan, el resto han incumplido todos y cada uno
y además demostrando una falta absoluta de ética moral, social y política.
Gallardón antes de ser ministro podía presumir de haber sido
el único capaz de suscitar una simpatía las personas de izquierda, hasta parecía
demócrata, el prototipo de la derecha civilizada y demócrata que existe en Europa y que aquí brilla por su
ausencia, claro comparándolo con sus enemigos, la exprescindible de Madrid,
doña Espe, parecía hasta de izquierdas. Pero no, cuando el hombre “plasma” le nombro
ministro, se le cayó la máscara de golpe, ha acabado con Garzón, la “justicia”
y quiere decidir sobre los ovarios de las mujeres, estando en las mismas
posiciones ideológicas que los “meapilas”, que dicen sí a la vida y están a
favor de la pena de muerte, que condenan el amor entre personas y no condenan
la pederastia o justifican las violaciones o comportamientos machistas.
Sí, estoy a favor de la vida, considero que el embrión debe
ser protegido, porque con el tiempo será una persona, lo cual le convierte en
un ser muy valioso, en la mayoría de los casos deseado y buscado, pero ese
embrión no debe tener prioridad sobre la mujer que lo lleva en sus
entrañas. No solo en los casos de
violación, que por supuesto que no se puede estar de acuerdo con las
declaraciones de Gloria Casanova "De lo terrible de la violación sacas
algo bueno, que es un hijo". Hay muchas situaciones en que la mujer toma la decisión de interrumpir ese proceso que
puede ser el más hermoso y deseado del mundo, solo a ella le compete la
decisión, ni la Iglesia, ni Gallardón pueden usurpar la decisión que solo compete a quien no desea
ser madre por las razones que ella tenga y que no tiene por qué tener que
esgrimirlas ante nadie sin que tampoco nadie pueda juzgar su moralidad. “"violencia estructural de género contra
la mujer a propósito del embarazo" es la que pretende llevar a cabo el
ministro que acabó con la “justicia” y sus “amorales meapilas”.
La ley del aborto no se debe tocar, nadie la cuestiona, no
se puede excluir ningún supuesto y menos la malformación del feto, ese debate
está cerrado y no debe abrirse. Tampoco
se puede condenar a las mujeres al aborto clandestino con peligro para la madre
ni ir a Londres a abortar, las hijas de los pobres no tienen esa opción,
más conforme están dejando el país, ni
obligar a traer al mundo a un niño no deseado.
Mi máximo respeto a quien decida por encima de todo traer un hijo al
mundo sea cual sea su situación personal, pero mi más absoluto respeto a quien
decida lo contrario y mi total desprecio a quien quiera imponer su voluntad
sobre las vidas de otras personas.
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