El rey ejerció el tráfico de influencias para conseguir
dinero para él y Urdangarín a través de Miguel Fluxá, presidente del Grupo
Iberostar, al que en el Congreso se relaciona con Martí Fluxá, un alto cargo
del PP que ejerce de mediador de la Casa Real en instituciones públicas y
privadas. Martín Fluxá fue secretario de Estado de Seguridad con Mayor Oreja y
está presente en el Consejo de la Universidad Rey Juan Carlos, mientras que
Miguel Fluxá fue “tocado” por el rey para que le pidiese dinero al presidente
del BBVA, Francisco González. El monarca también hizo gestiones con el
regatista Pedro Perelló para que ayudase a Urdangarín y a la infanta Cristina y
pretendía repartirse con Urdangarín y su amiga Corinna 110 millones de euros
que querían sacarle al rey saudí Abdullah.
“En abril de 2012,
Torres ya entregó al juez José Castro, instructor del caso Nóos, una remesa de
correos electrónicos en la que implicaba directamente al Rey como conseguidor
en los negocios de su yerno. En uno de esos emails, fechado en agosto de 2007,
Urdangarin escribe a Torres: “Hemos conseguido que el Rey se viera con Pedro
para presentarle el proyecto. La reunión fue muy bien, y aparte de parecerle
bien armado, ha ofrecido toda su ayuda para encontrar ayuda [sic] financiera”.
El duque de Palma se refería al regatista mallorquín Pedro Perelló, íntimo
amigo suyo y de la infanta Cristina”, escribe Lobo.
Y añade: “En otro de los correos, de fecha 20 de septiembre,
Urdangarin relata a Perelló: “El Rey me comenta que un amigo suyo ha hecho la
gestión que le pedimos a Fluxá”, en alusión al presidente del grupo Iberostar,
Miguel Fluxá. “Por otro lado, le he transmitido [a Fluxá] la buena sintonía con
BBVA y que le iba a dar un empujón a Paco González”, en referencia al
presidente de esa entidad bancaria, Francisco González”.
El rey Abdallah, al que Juan Carlos pretendía sacarle 110 millones de euros y le dio el Toison de Oro |
Juan Carlos también hizo gestiones con el rey Abdullah de
Arabia Saudí para conseguir 110 millones de euros, que iba a repartirse con
Urdangarín y Corinna en el denominado “proyecto Ayre” (un patrocinio de la Copa
América de Vela) pero todo les salió mal, a pesar de que utilizó instituciones
del Estado e incluso galardones oficiales para conseguir sus fines:
“El Rey le dijo a Urdangarin, absolutamente entusiasmado por
sus logros, que Arabia Saudí iba a aportar nada menos que 110 millones de
euros”, prosigue. “Es decir, no haría falta buscar más fondos, porque la
totalidad del presupuesto quedaría cubierta con un solo patrocinador
principal”. El exvicepresidente del Instituto Nóos recuerda que en junio de
2007, cuatro meses antes de su reunión con el duque de Palma en el palacete de
Pedralbes, el rey Abdullah, hijo del fallecido rey Fahd (al que siempre unió
una estrecha amistad con Don Juan Carlos), viajó a España en su primera visita
oficial. Y el 18 de junio el monarca español le concedió el Toisón de Oro, la
mayor distinción que puede otorgar a título personal”, señala Lobo.
“Dos meses más tarde, el 27 de agosto, “Don Juan Carlos se
desplazó sorpresivamente a Marbella, interrumpiendo sus vacaciones en el
palacio de Marivent”, para visitar al príncipe Salman, hermano del desaparecido
rey Fahd, tío de Abdullah y gobernador de Riad. En ese encuentro, celebrado en
el palacio Al Riyadh que Salman posee en Marbella, este y Don Juan Carlos
pactaron, según Torres, que la familia real saudí aportaría los 110 millones de
euros que Urdangarin necesitaba para el proyecto Ayre. “Lo que pocos sabían en
ese momento”, añade el autor, “es que alguien más estaba ayudando al Rey a
gestionar la relación con los saudíes”. El exsocio del duque de Palma se
refiere a Corinna zu Sayn-Wittgenstein, “que en esos momentos estaba negociando
con Arabia Saudí un importante contrato de venta de carros de combate. Además,
el 19 de junio, un día después de la concesión del Toisón de Oro al rey
Abdullah, Corinna participó en la presentación del Fondo Hispano-Saudí de
Infraestructuras en el palacio de El Pardo. Todo apunta a que ella también fue
clave en el logro de los 110 millones de euros para el proyecto de Urdangarin”.
“Dada la magnitud de la operación y la importancia
estratégica del patrocinador”, continúa el relato, “Urdangarin solicitó,
suponemos que siguiendo instrucciones del Rey, la máxima discreción al respecto
hasta que no se firmara la operación. Lamentablemente todo se torció, pero por
motivos ajenos al proyecto Ayre. Con la desaparición del evento, el equipo
carecía de sentido, y el patrocinio logrado por el Rey nunca se materializó”.
En efecto, la Copa del América no se celebró porque el equipo Alinghi se
enzarzó en una batalla legal con el BMW-Oracle que acabó en los tribunales, lo
que paralizó la competición durante más de un año y medio”, concluye el
periodista.
Por último, el autor de Urdangarin y la Copa América también
apunta al resto de miembros de la familia real, incluido el príncipe Felipe de
Borbón. “Los documentos incluidos en el sumario muestran que la infanta Cristina
también conocía el proyecto Ayre, hacía de intermediaria en algunas gestiones
del Rey y aceptó cargos en el equipo como asesora deportiva. La infanta Elena
también había dado su aprobación a participar en el proyecto, y el propio
Príncipe aceptó la presidencia de honor y figuraba en el organigrama que se
presentó a los medios de comunicación”.
Encuesta:
Fuente: Un Espía en el Congreso
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