24 septiembre 2013
Al menos diez libros que afectan a los principales personajes de la partitocracia o de la Historia de España han sido censurados por los medios de comunicación españoles o por su “establisment” académico y forman parte del conocido “Índice” que, al igual que en la época de la Inquisición, rige para las publicaciones comprometedoras. Cinco siglos después, aquel “Index expurgatorius” sigue teniendo vigencia y esta es la primera parte de la lista de los 10 proscritos, susceptible de ser ampliada con los testimonios de los lectores, pero hoy encabezada por varios títulos relacionados con la Casa Real española.
Periodistas de varios medios de comunicación están haciendo llegar a “Espía en el Congreso” sus denuncias por el aumento “considerable” de la “presión” y la “censura” de dirigentes políticos, grandes empresarios y sobre todo de Casa Real para evitar la difusión de investigaciones y denuncias sobre la corrupción de las élites españolas.
La queja se relaciona con las habituales peripecias del rey y la cada vez mayor cercanía de las elecciones europeas de 2014, así como con las encuestas que vaticinan la pérdida de 11 millones de votos por parte de los principales partidos, fundamentalmente PP, PSOE y CiU. De todo ello informaremos en cuanto podamos documentar estas denuncias, pero hoy nos detendremos en otro tipo de censura: frente a las prohibiciones más burdas que los mass media acostumbran a ordenar, figuran otras que aluden expresamente a determinados libros que, tras el revuelo que ocasiona su salida, son rápidamente confinados en el ostracismo para evitar su divulgación y lectura. Estos son algunos de ellos:
“23-F, el rey y su secreto” de Jesús Palacios (Libros Libres). La censura hacia este libro la justificaban en el Grupo Prisa con el calificativo de “extrema derecha” cuando su autor, profesor en la Universidad Complutense sin militancia política alguna, se limita a recoger y documentar el testimonio del embajador de EE.UU en Madrid, Terence Todman al que se ha sumado también Lothar Lahn, embajador alemán. Cada vez surgen más testimonios que acreditan como el golpe de Estado fue organizado por el rey junto a los principales políticos de la época (Felipe González, Enrique Múgica, Santiago Carrillo, Solé Turá y Manuel Fraga, entre otros) para derrocar a Adolfo Suárez y formar un “Gobierno de concentración”. Como Suárez no tragaba, para lograr sus fines aprovecharon el descontento militar, jugaron a dos bandas con múltiples ambiguedades y después, cuando se les fue de las manos por la “opereta” del coronel Tejero al ser ésta retransmitida inesperadamente por una cámara de TVE, se presentaron a la opinión pública como víctimas.Jugaron con fuego y estuvieron a punto de chamuscarse, lo que se dejó entrever gracias a una indiscreción de la reina Sofía sobre los militares golpistas: “El rey los engañó a todos”.
El conciliábulo de aquella noche en el Congreso, sólo parcialmente escrito, pretendía mantenerse en secreto pero la médico del Congreso, Carmen Echave, escuchó algunos de sus detalles, que también han sido hurtados del relato oficial aunque por fortuna están escritos. Y además Tejero se negó a utilizar el avión que le tenían preparado desde Zarzuela para exiliarse. De aquel monumental engaño a los españoles, que gozó de la complicidad de los principales periodistas y políticos de la época que se enriquecieron con su silencio, surgió uno de los principales mitos de la actual partitocracia, hoy ya muy deteriorado, de ahi la importancia en censurar este libro.
“Adiós Princesa” de David Rocasolano (Ediciones Akal). Aunque se le ha tildado de “vendetta” del primo de Letizia, lo cierto es que si prescindimos de los “chascarrillos” rosas y de los asuntos más privados (el aborto de la princesa es uno de ellos), el libro arroja suculenta información de primera mano sobre el funcionamiento cotidiano de la Casa Real, sus protagonistas y el verdadero carácter de sus personajes, algo que no asoma habitualmente a la luz pública por falta de testimonios directos. Los fariseísmos y corrupciones de la Familia Real, de los que informaremos próximamente, son lo más jugoso de este volumen..
“Gaviotas que ensucian su propio nido” de Illy Nes (Bubok). Que un dirigente gay del PP como era Carlos Alberto Biendicho desvele las tripas de la homosexualidad oculta en Génova 13 es algo cuando menos curioso, pero si además se documentan profusamente las salidas del armario de su líder, Mariano Rajoy, junto a media docena más de conocidos dirigentes del partido (hombres y mujeres, como Rita Barberá, Miguel Angel Cortés o Luisa Fernanda Rudi) el silencio hacia este libro resulta escamante.
“Un rey golpe a golpe” de Patricia Sverlo. (Ardi Bertza). La biografía mejor documentada de Juan Carlos podía haber sido un clamoroso éxito de ventas pero los medios de comunicación se conjuraron para silenciarla todo lo que pudieron, con el argumento de que había sido ¡editada! por un periodista condenado por terrorismo. Fue una manipulación más: su autora, hoy profesora en Barcelona, tuvo que refugiarse en un pseudónimo para evitar represalias y solo encontró posibilidad de publicar el libro en el entorno abertzale o en Francia, lo que la condenaba a no ser leída en España. Si los ciudadanos leyeran este libro, la monarquía de partidos se disolvería en nuestro país como un azucarillo, situación que de hecho ya está ocurriendo porque el libro circula libremente por internet.
“Cisne. Yo fui espía de Franco” de Luis González Mata (Argos Vergara). Si hay algún personaje que merezca la pena en los estertores del franquismo ese esLuis González Mata, uno de los principales espías de los servicios secretos del régimen, que al final de su vida se decidió a “cantarlo” todo y publicarlo en un libro. Infiltrado en la mayor parte de los movimientos antifranquistas, González Matarevela como los rusos vendieron a Franco la información que les proporcionó o robaron a Santiago Carrillo sobre la infraestructura del PCE en España a cambio de la información que el dictador tenía sobre los americanos en la negociación de las bases militares, lo cual pudo costarle la vida a Carrero Blanco por la inacción americana ante su atentado. No se entiende como la documentación que aporta este libro sobre ese y otros sucesos no forma parte del acervo histórico de España si no es por la pervivencia de una censura que alcanza no solo a los vivos sino a los muertos que puedan poner en tela de juicio el relato histórico de un régimen que ha sido continuidad del franquismo con la complicidad de todos los que se llevaron algo en el trasvase.
Fuente: Un espía en el Congreso
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