Mi madre que era tan atea como agnóstica, que no sabía leer
ni escribir, pero que tenía mucha sabiduría, ante lo que está ocurriendo se
hubiese “quedado haciendo cruces”. Recuerdo que en cierta ocasión
durante los primeros años de la presunta transición surgió una noticia sobre un
matrimonio en el cual la mujer quería divorciarse y se negaba a tener
relaciones con su marido, y este abusaba
de una de las hijas habidas dentro del matrimonio al no poder consumar el mismo
con su esposa.
Tales barbaridades en aquellos tiempos eran justificadas por una
parte de la población, al menos la primera parte de la película, la mujer
estaba obligada a satisfacer los deseo del marido aun en contra de su voluntad “el matrimonio hasta que la muerte os
separe”, o el “obedecer
al tu marido todos los días de tu vida” eran argumentos ampliamente aceptados para
justificar la disponibilidad de la mujer y en caso de no hacerlo justificar que
se “fuese
de putas”, si bien ni entonces ni ahora a nadie se le ocurriría justificar
el abuso de menores, pero enfermos siempre ha habido y habrá. Mi madre que nunca se hubiese divorciado de
mi padre, que penó su muerte todos los días de su vida, sin embargo justificaba
el divorcio o la ruptura matrimonial como algo lógico y en ocasiones necesario,
el derecho de la mujer o del hombre a su propio cuerpo y por tanto veía una
aberración la violación incluso dentro del matrimonio. Así
justificaba el divorcio “Ni
Dios ni leches en vinagre, todo lo que se ha unido se puede romper y se debe
romper si causa daño a alguno, a los dos, pero sobre todo si causa daño a los
hijos”. Y es que mi madre que no
sabía ni leer ni escribir era una mujer muy sabia.
Parecidos argumentos anacrónicos a los utilizados por los contrarios al
divorcio, los partidarios de la violación dentro del matrimonio o el abuso de
los hijos menores en caso de que la mujer son los que utilizan para defender la
monarquía:
“El PsoE es un partido
republicano pero nos debemos al pacto constitucional del 78”
-
¡Chorra en Dios!
Exclamaría mi madre. cuando alguien se casa, no se casa con
la intención de divorciarse, se jura y promete amor eterno, porque realmente considera
que desea que así sea, y si el amor
perdura en el tiempo fenomenal. Pero si
con la convivencia llegan las desavenencias, hasta ahí lógico. Pero si durante ese matrimonio, se pierde el
respeto del uno con el otro, las peleas
o discusiones de manera continuada o se producen violaciones, malos tratos,
abuso de los hijos, o “irse de putas” o cualquier otra circunstancia,
como que cualquiera de los dos no soporta al otro o se ha enamorado de otro, lo
lógico es que esa convivencia sé dé por finalizada y que el “sagrado
e indisoluble” nudo del matrimonio se desate, si es posible de forma amistosa.
Sin embargo los partidarios de la monarquía, consideran que
un acuerdo llevado a cabo nada más terminar una dictadura militar de vencedores
y vencidos, con imposiciones de los defensores, con una constitución que sobre
el papel deja mucho que desear pero que es violada “dentro del matrimonio”
de manera sistemática por la monarquía y por los puntales del Régimen, PP y
PSOE y nacionalistas que juegan a “irse
de putas”, que violan, unos y otros, el sagrado derecho a una vivienda
digna, al trabajo, a la educación, a la sanidad a decidir sobre su propio
cuerpo a las mujeres, o el modo y forma de Estado, que además de violarse los derechos de
quienes tuvieron la oportunidad de dar validez a ese compromiso entre la
derecha franquista y la izquierda claudicante o cuando menos , que consideraba
que no tenía otra salida, que como en los pueblos islámicos - esos que tanto
gustan al rey - “o te casas con la monarquía y aceptas el vestido rojigualda de los
violadores de la libertad o te quedas con la dictadura, tú eliges”.
Por si fuese poco, y ahí está lo más grave, esa constitución
refrendada por el 60% de los españoles de entonces, no fue votada por el 70% de
los españoles de ahora. Todos quienes no teníamos 18 años el 6 de diciembre de
1978, a mí me faltaban días, no estamos obligados a sufrir esas violaciones y
abusos, tenemos derecho a nuestra propia constitución, quienes votaron a favor
de la virgen violada del 78, representan sobre un 20% de los españoles
vivos. Pero aunque no fuese así, tenemos
derecho a llevar a cabo nuestro propio proceso constituyente, derecho a
casarnos con quien queramos sin ser objetos sexuales de unos gobernantes “padre”
violadores de nuestros derechos. No estamos obligados a mantener una relación
que no queremos ni deseamos con algo anacrónico y medieval y antidemocrático como
es una monarquía impuesta.
“Somos republicanos pero votamos a favor de la monarquía,
por nuestro compromiso con la Constitución”
El compromiso debe ser con la democracia, facilitar al
pueblo que pueda decidir sobre su futuro es democracia, no hacerlo es VIOLACIÓN de sus derechos.
Una Democracia sin la libertad para elegir el pueblo a su máxima autoridad, ni es libertad ni es democracia. Es una Democracia violada y secuestrada por sus adversarios.
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